Las patologías renales, incluyendo la enfermedad renal crónica (ERC), los cálculos renales y los cánceres renales, se encuentran entre los efectos más relevantes y nocivos del exceso de peso, según expertos de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), a propósito del Día Mundial contra la Obesidad, que se celebra este domingo.
No obstante, el ejercicio físico y una dieta sana reducen el riesgo de incidencia de enfermedad Renal Crónica ERC en personas obesas. En los pacientes diabéticos, esta reducción del riesgo de incidencia es de hasta un 30 por ciento. Un estudio que se publica en la Revista Nefrología establece que las personas con obesidad tienen un 83 por ciento de posibilidades más más de sufrir ERC que una persona sana. Se estima, que el 13,8 por ciento de la ERC en hombres y el 24,9 en mujeres de países industrializados pueden estar asociadas con el sobrepeso o la obesidad y que la incidencia de enfermedades renales asociadas a la obesidad se ha incrementado 10 veces en los últimos años.
Asimismo, la obesidad es un factor de progresión de la enfermedad renal a través del aumento de proteinuria o aparición de la misma.
- La obesidad es un factor de progresión de la enfermedad renal
Una de las conclusiones más importantes de las distintas investigaciones recogidas en el estudio es que el impacto de la obesidad sobre la ERC es tanto indirecto (a través de otros factores de riesgo asociados) como directo. La obesidad genera daño renal de forma indirecta al desencadenar la aparición de diabetes e hipertensión, factores de riesgo a su vez para el desarrollo de la ERC. Pero lo hace también de forma directa asociado a la producción de determinadas hormonas y al desarrollo de inflamación, estrés oxidativo, metabolismo lipídico anormal, activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona, incremento de la producción de insulina y mayor resistencia a la insulina.
"Las estrategias para controlar la epidemia de ERC relacionada con la obesidad y contrarrestar la evolución a insuficiencia renal en pacientes obesos representa una de las tareas más importantes que enfrentan los sistemas de salud, así como los nefrólogos de hoy en día", ha explicado María Dolores del Pino, presidenta de la SEN. "La obesidad es un problema de salud pública que, desafortunadamente, agrava otro gran problema como es la enfermedad renal crónica, que ya afecta a 7 millones de personas en nuestro país".
Cálculos renales y neoplasias
La obesidad se asocia también con una serie de factores de riesgo que contribuyen a la alta incidencia y prevalencia de cálculos renales o nefrolitiasis. Según el estudio, un mayor peso corporal se asocia con menor pH urinario, aumento de oxalato urinario y mayor excreción urinaria de ácido úrico, sodio y fósforo. Asimismo, las dietas ricas en proteínas y sodio pueden contribuir a la acidificación de la orina y a la disminución del citrato urinario, lo que también contribuye al riesgo de desarrollo de cálculos renales. Finalmente, la resistencia a la insulina, característica de la obesidad, también puede predisponer al desarrollo de nefrolitiasis.
Las investigaciones también demuestran el impacto de la obesidad en las neoplasias renales,y entre ellas en el cáncer renal, si bien los mecanismos que hay detrás del mayor riesgo de aparición de neoplasias renales en individuos obesos no son del todo claros. En un estudio poblacional del Reino Unido, que incluyó 5,24 millones de individuos, el incremento en el IMC de 5kg/m2 se asoció con un riesgo mayor del 25 por ciento de desarrollo de cáncer renal. Ese estudio atribuyó el 10 por ciento de todos los cánceres renales al exceso de peso. Otro estudio que analizó la carga global de obesidad en la aparición de neoplasias estimó que un 17 y un 26 por ciento de todos los cánceres renales en hombres y mujeres, respectivamente, fueron atribuibles al exceso de peso.
- El estudio de la SEN concluye que el IMC no es el mejor indicador para la correlación entre obesidad y daño renal y que el índice cintura/cadera muestra una mayor eficacia
La asociación entre obesidad y cáncer renal fue consistente tanto en hombres como en mujeres y entre poblaciones de diferentes partes del mundo, en un metaanálisis que incluyó datos de 221 estudios, de los cuales 17 evaluaron neoplasias renales. Entre las neoplasias evaluadas en este último estudio, el cáncer renal tuvo el tercer lugar de riesgo más alto asociado con obesidad.
El IMC, un indicador insuficiente
El estudio de la SEN concluye que el IMC no es el mejor indicador para la correlación entre obesidad y daño renaly que el índice cintura/cadera muestra una mayor eficacia. "El IMC es fácil de calcular, pero solo nos proporciona una pobre estimación de la distribución de la grasa corporal, ya que individuos musculosos o aquellos con más tejido graso subcutáneo pueden tener un IMC tan alto como aquellos individuos con mayor masa grasa intraabdominal", concluye el estudio. Los parámetros alternativos para medir de forma más precisa la grasa visceral incluyen la circunferencia de la cintura (CC) y el índice cintura/cadera (ICC): > 102cm y 0,9, respectivamente para hombres, y > 88cm y > 0,8 para mujeres.
Una epidemia creciente
La obesidad afecta a más de 600 millones de personas en todo el mundo y se estima que se incrementará un 40 por ciento en la próxima década. España es el segundo país de Europa con más personas con sobrepeso u obesidad, un trastorno que afecta al 25 por ciento de los españoles.
Si miramos las cifras de obesidad infantil, los datos son igual de preocupantes: dos de cada 10 niños tiene sobrepeso, y uno de cada 10 sufre obesidad. "Y todo ello tiene una vinculación con las enfermedades renales que pasa desapercibida pero que tiene un enorme impacto en términos de salud pública", ha explicado María Dolores del Pino, presidenta de la SEN, quien hace hincapié en la necesidad de poner en marcha políticas de prevención, expresamente centradas en la correlación entre obesidad y ERC.
"Las intervenciones poblacionales para el control de la obesidad pueden tener efectos benéficos en la prevención tanto del desarrollo como del retraso en la progresión de la ERC y corresponde a los decisores públicos, así como a toda la comunidad sanitaria el diseño deestrategias de largo alcance para mejorar la comprensión de los vínculos entre la obesidad y las enfermedades renales y así determinar estrategias óptimas para frenar esta marea que amenaza con convertirse en tsunami contra la salud pública".
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