SEGÚN INVESTIGADORES DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO
La fatiga crónica posradioterapia en próstata tiene base genética
Una firma genética, formada por 35 genes, predice el riesgo de fatiga crónica que aparece en muchos pacientes con cáncer de próstata después de haber recibido radioterapia.
Covadonga Díaz. Oviedo | 16/11/2017 00:00
Juan Luis Fernández, de la Universidad de Oviedo, estudia sinergias genéticas para un mejor control de ciertas enfermedades. (Covadonga Díaz)
Un grupo internacional de investigadores, del que forman parte expertos de la Universidad de Oviedo, ha identificado una firma genética integrada por 35 genes que ayuda a predecir el riesgo de fatiga crónica en pacientes con cáncer de próstata sometidos a radioterapia. Este trabajo ha servido para demostrar que existe una base genética para la fatiga crónica, relacionada con genes de reparación del ADN, con la sensibilidad a la radiación y algunos directamente con el cáncer de próstata. Se trata de genes que no tienen un nivel de expresión o de regulación óptimo y que, por tanto, provocan distintas disfunciones. Además, la mayoría de estos genes están subregulados en los pacientes que desarrollaron fatiga crónica en un grado muy alto, según explica Juan Luis Fernández, director del Grupo de Problemas Inversos, Optimización y Aprendizaje Automático de la Universidad de Oviedo y uno de los autores del trabajo".
Fernández destaca que se trata de una firma genética "a pequeña escala, con unos 35 genes implicados, es decir, un mínimo conjunto de genes y con un alto valor predictivo, en concreto, del 93 por ciento, un dato que nos sorprendió". A continuación trabajaron con una segunda cohorte independiente de pacientes para verificar ese dato previo y "se obtuvo un 78 por ciento de acierto en la respuesta predictiva, lo que constituye un muy buen resultado".
El estudio ha incluido también el análisis de las atribuciones genéticas de esa firma a pequeña escala, "para ver con qué vías genéticas están relacionados y qué regulan o controlan los genes implicados". Así, la búsqueda de asociaciones con fenotipos ya preespecificados y elegidos de manera lógica permitió comprobar que los genes están relacionados con mecanismos implicados en la anemia, el metabolismo del calcio, la fatiga, el sueño, el metabolismo de la glucosa, el sistema endocrino y los procesos inflamatorios e inmunitarios. "Hemos visto los genes de la firma que están relacionados con estos fenotipos y cuáles no, utilizando para ello vías genéticas. Algunos de estos genes no están caracterizados o se desconoce su función".
Regulación óptima
Las atribuciones fenotípicas más relevantes están asociadas con seis fenómenos: el cáncer de próstata, la actividad neuronal, la respuesta inmune inflamatoria, los mecanismos del metabolismo de la glucosa, la desregulación músculo-esquelética y la función mitocondrial. También algunos están vinculados con la sensibilidad a la radiación ionizante. "Uno de los genes más relevantes en casi todas estas asociaciones es el Rictor, un gen que codifica proteínas y que se relaciona con la actividad reguladora del TP53". Otro dato significativo es que, "sorprendentemente, de todos los genes solo siete están relacionados con cáncer de próstata, con lo cual se cree que codifican funciones que son específicas de este síndromey no del tipo de cáncer". Conocidos estos fenómenos, el objetivo futuro sería "definir nuevas dianas terapéuticas para conseguir una regulación óptima de los genes implicados".
El síndrome de fatiga afecta al 80 por ciento de los pacientes de cáncer tratados con radioterapia y que aproximadamente en el 30 por ciento de los casos ésta deviene crónica. "No se han establecido los mecanismos patofisiológicos que motivan la toxicidad inducida por el tratamiento de radioterapia".
El trabajo, desarrollado en colaboración con Sepher Hashemi, de la Escuela de Medicina de Harvard; Leorey Saligan, del Instituto Nacional de la Salud, de Washington, y Stephen T. Sonis, investigador del Instituto del Cáncer Dana Farber de la Universidad de Harvard, todos en Estados Unidos, acaba de ser publicado en Journal of Pain and Sympton Management. "Las conclusiones deberían ser confirmadas mediante otros modelos clínicos, pero este trabajo abre la puerta al estudio de las bases genéticas implicadas en la fatiga crónica y su conexión con distintos tipos de cáncer y también con algunas enfermedades neurológicas.
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