jueves, 14 de noviembre de 2013

Día Mundial sin Alcohol :: El Médico Interactivo :: Expertos aseguran que el alcoholismo es una enfermedad del sistema nervioso central que se puede tratar y prevenir

:: El Médico Interactivo :: Expertos aseguran que el alcoholismo es una enfermedad del sistema nervioso central que se puede tratar y prevenir

Expertos aseguran que el alcoholismo es una enfermedad del sistema nervioso central que se puede tratar y prevenir




Madrid (14/11/2013) - Ana Montero

• Con motivo de la celebración del Día Mundial sin Alcohol, el próximo 15 de noviembre, la Sociedad de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), ha evidenciado que el consumo de alcohol puede producir deterioro cognitivo, agravamiento de trastornos mentales e irreversible daño cerebral

• Los efectos producidos por el consumo de alcohol provocan un coste anual al Estado de casi 6.000 millones de euros

Con motivo de la celebración del Día Mundial sin Alcohol, el próximo 15 de noviembre, el presidente de la Sociedad de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol) y presidente del Consejo Español del Cerebro, Julio Bobes; el secretario de la sociedad y coordinador del Centro de Adicciones San Juan de Dios de Palencia, Antonio Terán; y el tesorero de la junta de la misma organización y asesor médico de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España (FARE), Francisco Pascual, han alertado sobre los graves efectos que puede tener el alcohol sobre el cerebro, de hecho, su consumo explica la mortalidad de uno de cada siete hombres y una de cada trece mujeres en Europa, erigiéndose, así, en el segundo factor de riesgo, después del tabaco, en mortalidad europea. “El consumo de alcohol es un factor modificable a la hora de manejar el estado de salud de la población”, ha asegurado el profesor Bobes, quien ha añadido también que el alcoholismo es una enfermedad del sistema nervioso central que se puede tratar y prevenir.
Asimismo, los expertos han argumentado que el consumo excesivo y crónico de alcohol puede provocar, además de más de 60 enfermedades orgánicas como, por ejemplo, el cáncer, un deterioro cognitivo, agravamiento de trastornos mentales e irreversible daño cerebral. En este sentido, el Dr. Terán ha señalado que el alcohol no sólo induce una serie de trastornos mentales, como los episodios psicóticos transitorios, sino que también acompaña o es comórbido con otros trastornos mentales, “en torno al 40 por ciento de los pacientes admitidos a tratamiento por problemas derivados del consumo excesivo de alcohol padecen otros trastornos mentales”, ha aseverado. En esta línea, el experto ha manifestado que la coexistencia de un trastorno por consumo de alcohol con otro trastorno mental dificulta el diagnóstico y tratamiento de ambos complicando la evolución y el pronóstico final, “es una mala mezcla”, ha apostillado.
Además, junto a la gravedad que reviste para la salud el consumo de alcohol, los expertos han destacado los elevados costes sanitarios, económicos, sociales y laborales asociados a esta enfermedad. Así, pues, tal y como ha señalado el Dr. Pascual, los efectos producidos por el consumo de alcohol provocan un coste anual al Estado de casi 6.000 millones de euros, lo que equivaldría aproximadamente al 1,23 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), entre pérdidas de productividad laboral, accidentes o gastos sanitarios, entre otros. En esta línea, tal y como se recoge en el informe de EUROCARE 2011, el 16 por ciento de los casos de abusos a menores tiene una relación con el consumo de alcohol y, además, es causa de baja laboral en hasta un 20 por ciento de los casos.
“Poda” del patrimonio neuronal
Del mismo modo, los expertos han evidenciado que, más allá del impacto económico que conlleva este consumo, el alcohol provoca importantes alteraciones en el sistema nervioso central, especialmente entre los menores y jóvenes hacia los que están actualmente encaminadas todas las campañas de prevención. “El desarrollo del patrimonio neuronal no concluye hasta los 25 años, por tanto, si tenemos en cuenta que la edad media de inicio de consumo de alcohol se sitúa entre los 13 y 14 años, los menores están sufriendo una pérdida de oportunidad de desarrollo cerebral y una poda en su desarrollo neurológico que no se puede consentir”, ha aseverado el profesor Bobes.
En este sentido, tal y como han informado los expertos, en las consultas, ya se están observando adolescentes, de entre 19 y 20 años, con problemas hepáticos derivados del consumo excesivo de estas sustancias.
También, en este contexto, recientes estudios de neuroimagen han confirmado que el consumo crónico de esta sustancia produce cambios globales en la morfología cerebral, tanto a nivel cortical como subcortical, y en las funciones cognitivas como, por ejemplo, la planificación, previsión, solución de problemas complejos, toma de decisiones, atención y memoria.
Por otra parte, y respecto a la decisión del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de elaborar una ley para restringir el consumo de alcohol en menores, el Dr. Pascual ha abogado por establecer medidas legislativas de disponibilidad; de precios mínimos; de consumo en la calle, “avanzando en conseguir que las leyes se cumplan todos los días”, como ha matizado; y de etiquetado.
“Uno de los principales problemas es que no se está cumpliendo la ley de no vender bebidas alcohólicas a menores de 18 años, por lo que sería deseable extrapolar el consenso conseguido con la prohibición del consumo de tabaco al de la ingesta de alcohol”, ha señalado el Dr. Pascual, quien también ha incidido en la importancia de involucrar a los padres en los hábitos de sus hijos ya que, según ha asegurado, en muchas ocasiones hay falta comunicación.
En otro orden de cosas, el Dr. Pascual se ha referido a la figura del “bebedor pasivo”, es decir, la gente que rodea al enfermo, y que sufre las consecuencias del consumo de alcohol. “Así, aparecen la patología familiar, la exclusión social y un fuerte impacto económico en las familias”, ha explicado el experto, quien también ha lamentado la “poca” percepción de riesgo que existe en el consumo de alcohol.

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