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EL MÉDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
Día Mundial del Corazón. 27 de septiembre
Los datos son concluyentes: a pesar de haberse producido en los últimos años un descenso en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, en España estas patologías siguen siendo la primera causa de muerte. Ese ligero pero importante descenso en la mortalidad viene producido por el trabajo realizado en la labor preventiva de la enfermedad.
Antonio Paisllaves conceptuales:
1. El porcentaje de mortalidad por enfermedad cardiovascular rondaría, en términos generales, el 35 por ciento
2. En el año 2000 se constituyó el Comité Español Interdisciplinario de Prevención Cardiovascular, formado por las sociedades científicas españolas más relacionadas con la prevención cardiovascular, el Ministerio de Sanidad y la Sociedad Europea de Cardiología
3. Las estrategias de Salud Pública y la acción de los gobiernos deben estar perfectamente sincronizadas con lo que se hace en el ámbito clínico
Madrid (26/28-9-09).- No se trata de algo nuevo; es una historia repetida, pero no por ello se dejan de enviar mensajes de alarma a la población. En el XXII Congreso de la Sociedad Española de Arteriosclerosis, conocido como el Congreso del Riesgo Vascular, se puso sobre la mesa un dato: como consecuencia de los avances médicos y del intenso trabajo realizado en medidas preventivas, en la población general se ha producido un descenso en la mortalidad debido a las enfermedades cardiovasculares; pero éstas siguen siendo la primera causa de muerte entre las mujeres y la segunda en hombres. El porcentaje de mortalidad por enfermedad cardiovascular rondaría, en términos generales, el 35 por ciento.
La prevención es fundamental para evitar este tipo de patologías. Controlar adecuada-mente la presión arterial, evitar el sobrepeso, realizar alguna actividad física y medir el perímetro abdominal son los ‘cuatro mandamientos’ para luchar contra la enfermedad: una dieta cardiosaludable, acompañada de los cambios de estilo de vida, logran reducir entre un 30 y un 60 por ciento por ciento la incidencia de problemas cardiovasculares, según revelan los estudios sobre el tema. La preocupación por la situación de la enfermedad cardiovascular se puso de relevancia en otra reunión médica, la que celebraron en Washington recientemente la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y su homónima norteamericana: los hábitos de vida implantados en la población, tanto española como estadounidense, con el aumento del sedentarismo y la mala alimentación, conllevan el riesgo de una pandemia.
Leandro Plaza, presidente de la Fundación del Corazón, prefiere ser optimista; por eso destaca, para empezar, que “afortunadamente, con los esfuerzos en materia de prevención y de información a la población sobre estilos de vida, en los últimos diez años ha disminuido aproximadamente en un cinco por cien la frecuencia y las complicaciones de las enfermedades del corazón, y éste es un mensaje positivo”.
Aunque el propio doctor Plaza añade que todavía las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad en nuestro país. Con respecto a su incidencia por sexos, recuerda que en las últimas estadísticas, las mujeres han ‘adelantado’ a los hombres, sobre todo por la mayor esperanza de vida de éstas. La presencia de la enfermedad coronaria es siempre superior en el hombre respecto a la mujer, y ésta, a partir de la menopausia, alcanza primero, y supera, después cuando ya envejece, a los hombres. Ante una población cada vez más longeva, la lucha contra los factores de riesgo cardiovasculares se presenta como clave: informando a la población.
El tabaquismo:
una mala realidad
Un primer factor de riesgo cardiovascular es el tabaquismo. “Junto a la Asociación contra el Cáncer y la Sociedad Española de Neumología, hemos acordado pedir a la Seguridad Social que dé gratis cursillos para los fumadores. Y también vamos a sacar una película para tratar de impresionar a la población sobre las consecuencias del tabaco”, dice el doctor Plaza.
Lo que no lleva tan buen camino en España es la prohibición de fumar en los lugares públicos. Recientemente, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo alertó deque la normativa que regula el consumo de tabaco se está quedando obsoleta. Y esto ya lo saben en el Congreso de los Diputados, adonde acudió la representante española en la Comisión de Sanidad de la UE, Isabel de la Mata, para exponer unos datos de nuestra legislación comparada con la europea: hay once países con normativa más estricta que la española.
Un total de 212 millones de ciudadanos europeos viven bajo legislaciones en las que se prohíbe fumar en todos los lugares públicos cerrados, pero esto no se cumple a rajatabla en nuestro país. “La ley se aplica de forma ‘light’ en España”, por lo que es importante mentalizar a la sociedad, apunta el presidente de la Fundación Española del Corazón.
Lo mismo se puede aplicar a la lucha contra la hipertensión o el colesterol. Los estilos de vida no suelen ser los más cardiosaludables, y tener una alimentación de tipo mediterránea permite controlarlos mejor. “El colesterol alto es, junto al tabaquismo, el factor de riesgo que más directamente se relaciona con la enfermedad cardiovascular. Los cardiólogos hemos cambiado un poco el discurso y aconsejamos tener el colesterol lo más bajo posible, ya que las estadísticas demuestran que, cuanto más bajo sea el nivel medio de colesterol en una población, menos problemas de arteriosclerosis tiene”, recuerda el Dr. Plaza.
Así, el camino más directo para evitar problemas cardiovasculares pasa por tener una buena educación sanitaria, y ésta debe empezar en la infancia. “Si el niño no adquiere el hábito, es muy difícil que lo desarrolle después”, resume Leandro Plaza; mientras apunta el dato de que la lucha debe ser “interdisciplinar”: los médicos de todas las especialidades deben colaborar en ella. Sin embargo, no duda en situar al médico de Atención Primaria como “la figura más importante en la prevención”, a pesar de lo cual, ve que “desde los médicos de familia a otros especialistas, cada vez se colabora más”.
De todo lo relacionado con la prevención, y también de la lucha multidisciplinar que debe llevarse, y se empieza a llevar a cabo frente al riesgo cardiovascular, sabe mucho José María Lobos Bejarano, médico en el centro de salud de Villablanca-Área 1 (Madrid) y coordinador del Grupo de Cardiovascular de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). También es coordinador del Comité Español Interdisciplinario de Prevención Cardiovascular, en el que trabajan quince sociedades científicas, junto al Ministerio de Sanidad y la Sociedad Europea de Cardiología. Este Comité, explica José María Lobos, tiene una vinculación directa tanto con el Ministerio de Sanidad como con el Instituto de Salud Carlos III, que además tienen sendos integrantes en el Comité (a través de la Dirección General de Salud Pública en el caso del Ministerio). Su relación, además, es estrecha con las sociedades europeas que se ocupan de la prevención cardiovascular. Recientemente, el Comité ha editado la adaptación española de la Guía Europea de Prevención Cardiovascular (CEIPC), que ha sido publicada por el Ministerio y varias revistas científicas (puede ser consultada en EL MEDICO INTERACTIVO). En ella se recalca la importancia de la prevención.
Sin embargo, en su opinión, parece que los éxitos en materia preventiva no son tantos, habida cuenta del avance de la enfermedad y los problemas cardiovasculares. El estudio EURO-ASPIRE 3, que se realiza en toda Europa cada cinco años, comparado con el 1 y con el 2, muestra que “algunos factores de riesgo están tomando mayor protagonismo”. Así, se ha puesto de relieve que en el manejo de la hipercolesterolemia “los pacientes de mayor riesgo, los que tienen enfermedad coronaria establecida, están mejor controlados”. La fotografía real indica un “mejor control, significativo, del colesterol debido al aumento en el uso de estatinas, fármacos realmente muy eficaces”.
En cuanto a la presión arterial elevada, Lobos señala que “no pasamos, en estos pacientes, de un 50 por ciento de control óptimo, a pesar de que se están utilizando, en número, más antihipertensivos por paciente… y esto se explica por el aumento de la obesidad y de la diabetes, dos problemas directamente ligados a una mayor resistencia al control de la presión arterial”.
Obesidad, diabetes, malos hábitos de vida
José María Lobos califica de “dramático” el aumento de la obesidad y la diabetes entre la población, dos factores que complican sobre-manera el avance en la lucha contra la enfermedad cardiovascular. En cifras, este aumento ha sido de “catorce puntos porcentuales en los últimos diez años, desde que, en 1996, se realizó el corte del EUROASPIRE 1”. Con ello, la prevalencia de obesidad en la población de muy alto riesgo cardiovascular ha aumentado de forma alarmante.
“Esta población es un buen modelo, porque, obviamente, si los pacientes que tienen un riesgo muy elevado, como son aquellos que ya han sufrido una manifestación clínica de la enfermedad coronaria, no se controlan bien y son en los que más empeño ponemos, ¿qué pasará con el resto?”, se pregunta. Pues respecto al resto también hay datos preocupantes, que coinciden en que “estamos asistiendo a una auténtica epidemia de obesidad, y lo estamos viendo en nuestro país, con las cifras dramáticas que están emergiendo de obesidad infantil y en adolescentes, la peor tendencia en Europa en los últimos diez años”. Paralelamente alerta del incremento de la diabetes, que tiene ya una prevalencia de un diez por ciento en la población española y se prevé que a finales de la próxima década haya alcanzado al 50 por ciento. “Esto está también relacionado, aunque en menor grado, con el envejecimiento de la población”, comenta.
Pero, más allá del envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, el doctor Lobos Bejarano encuentra la clave de estas alarmantes cifras en los cambios negativos de los hábitos de vida que ya ha incorporado nuestra sociedad, como sucede en nuestro entorno europeo. “Hay una peor nutrición y alimentación, esto ha crecido de una forma espectacular; y un mayor sedentarismo e inactividad física que se han implantado también de una forma muy llamativa”.
Otro elemento que juega en contra de la salud en general de los españoles, y a favor del riesgo cardiovascular, es el tabaco. En este apartado, explica el experto, están las campañas de los gobiernos para luchar contra este hábito, “aunque obviamente se podría hacer más”, dice Lobos, que recuerda que en el grupo de pacientes con alto riesgo de enfermedad coronaria, los que han sufrido ya un infarto o una angina inestable, “un 20 por ciento continúa fumando”.
Coincide con el Dr. Plaza en que, en la población general, tras la salida y la implementación de la Ley contra el Tabaco, “en unas comunidades más que en otras”, la lucha contra él está perdiendo fuerza y, con ello, las positivas cifras iniciales de descenso de la mortalidad atribuible al tabaquismo.
El papel del médico
Habida cuenta de la situación planteada, de que los esfuerzos preventivos respecto a la enfermedad cardiovascular no terminan de dar los frutos deseados, surge la pregunta: ¿Qué puede hacer el médico, particularmente el de Atención Primaria, cuando choca una y otra vez con la realidad de que sus consejos caen en saco roto y no calan en la población? Para el Dr. Lobos, “lo primero, y esto está escrito en un editorial que acompaña a la adaptación española de la Guía Europea de Prevención Cardiovascular, es que las estrategias de Salud Pública y la acción de los gobiernos deben estar perfectamente sincronizadas con lo que se hace en el ámbito clínico”. La prevención primaria debe estar en consonancia con lo que se haga desde los gobiernos en materia de educación, de planificación... José María Lobos resalta, sobre la educación, la importancia de la actividad física. “Que los niños en España tengan solamente dos horas a la semana de educación física es lamentable”, critica.
“Si los gobiernos, directa o indirectamente, permiten que las personas en general y los niños en particular estén delante de una pantalla de televisión más de tres horas al día, y que en ese tiempo reciban un promedio de veinte anuncios de comidas y bebidas hipercalóricas… el médico y la enfermera tenemos herramientas muy pobres para luchar contra esto. La prevención cardiovascular debería introducirse de una manera definitiva en la agenda política de los gobiernos, que no lo está, y establecer un Plan de Prevención y Reducción del Riesgo Cardiovascular en la población que ahora no existe”, advierte.
Ayudar a las personas que tienen un riesgo cardiovascular bajo a permanecer en esta situación es, algo que “no se está haciendo, y ésta es la primera premisa de las guías: establecer el perfil de las personas ‘sanas’ o debajo riesgo”. Esto, como recuerda, los primeros que lo incumplen son los gobiernos, los responsables de la salud de la población junto a otros muchos agentes, y los profesionales de la salud tienen que remar a contracorriente. Sin embargo, “no podemos quedarnos cruzados de brazos, sino que desde el ámbito clínico, desde las consultas de Atención Privada y de Hospitalaria se pueden hacer muchas cosas. El médico sigue siendo considerado por la población como el referente en cuanto al modelo de salud que puede aconsejar”.
De esta forma, no se debe olvidar que el consejo médico “es una herramienta muy pode-rosa. Aunque lo deseable es que estuviese en consonancia con el modelo de Salud Pública que se transmite desde el ámbito político. Sin embargo, debemos trabajar la prevención desde la consulta, aprovechar los múltiples contactos con la población para ‘captar’ a la persona e intentar detectar sus hábitos de riesgo”, señala.
Desde la toma de presión arterial a las encuestas sobre hábitos alimenticios o de consumo de alcohol y tabaco, el médico posee importantes herramientas. Y es en este aspecto donde se alerta de otro problema: la falta de tiempo en la consulta. Por otro lado, en la planificación de las estrategias que deben llevarse a cabo, se debería llegar a un pacto entre todos los partidos que estableciera a qué estándares se debería llegar. En este sentido, el Dr. Lobos recuerda el caso de Finlandia. Un país que hace unos años estaba muy castigado por la enfermedad cardiovascular “y que ha dado un giro en su tendencia de una forma espectacular, gracias a una implicación total y muy directa de sus gobiernos, de las sociedades científicas, de losa gentes de salud, de la comunidad…”.
El Comité Español Interdisciplinario
de Prevención
En este contexto, resulta de especial importancia el que las sociedades científicas (“todas médicas, con la excepción de la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria, que se ha incorporado de una manera muy activa -dice Lobos- más una quirúrgica, la Sociedad de Angiología y Cirugía Vascular, que se ha incorporado recientemente”) más relacionadas con la prevención en materia cardiovascular se hayan unido al Ministerio de Sanidad y a la Sociedad Europea de Cardiología para crear el Comité Español Interdisciplinario de Prevención Cardiovascular.
En él están desde las tres grandes sociedades de Atención Primaria (semFYC, SEMERGENY SEMG), la de Cardiología, la de Medicina Interna, la de Nefrología, la de Neurología, la de Salud Pública y Epidemiología, la Sociedad Española de Pediatría de AP…“están todos los actores necesarios en materia de prevención”, resume su coordinador. El Comité se constituyó en el año 2000, tras una reunión en la Casa del Corazón en Niza (Francia), en la sede de la Sociedad Europea de Cardiología. Allí se dieron cita “las ocho o nueve sociedades europeas más involucradas en ese momento en prevención del riesgo cardiovascular…”, recuerda.
También estuvo presente una sociedad“muy interesante”: la Internacional de Medicina del Comportamiento. Una de las grandes innovaciones que introduce el Comité es que en la lucha por modificar los hábitos adquiridos, algo costoso, se debe enseñar al profesional las estrategias aseguir.
José María Lobos lamenta, de nuevo, que al médico le falten herramientas, porque esta faceta, la de ‘entrenar’ para hacer cambiar comportamientos, “no aparece en los ‘curriculums’ de Medicina, ni tampoco se incluye al hacer la especialidad…
”Un camino podría ser incentivar al paciente poniéndole pequeñas metas, pero siempre con el punto de vista puesto a medio o largo plazo, para conseguir cambios de comporta-miento, de hábitos, que realmente sean duraderos”. Aunque esto, advierte José María Lobos, “requiere de unas técnicas de abordaje ‘multimodal’ en la consulta que se tienen que aprender de manera adecuada y que, realizadas de forma sistemática, está comprobado que dan resultado”. Por ello, aboga porque sean implementadas entre los profesionales a través de un modelo de atención centrada en el paciente.
En este sentido, muchos profesionales han alertado la necesidad de buscar un nuevo abordaje del enfermo cardiovascular que diera lugar a mejores cifras en su manejo. Lo que la conmemoración de los días nacionales o internacionales pueden conseguir, concienciando a la población y poniendo en alerta a los profesionales sanitarios y, como no, a las autoridades.
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