Las células madre del adulto cambian su epigenoma para generar nuevos órganos
Barcelona (03/10/2012) - Redacción
Un estudio de investigadores del IDIBELL ha identificado los cambios epigenéticos que tienen lugar en las células madre del adulto para generar distintos tejidos del cuerpo humano
El equipo dirigido por Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), profesor de Genética de la Universidad de Barcelona e investigador ICREA, ha identificado los cambios epigenéticos que tienen lugar en las células madre del adulto para generar distintos tejidos del cuerpo humano. El hallazgo se publica esta semana en la revista científica The American Journal of Pathology.
El genoma de todas las células del cuerpo humano es el mismo, independientemente de su aspecto y funciones. Por tanto, no puede explicar completamente la actividad de los tejidos y órganos ni sus trastornos en enfermedades complejas como el cáncer. Es necesario algo más, y parte de la explicación la proporciona la epigenética, que se define como "la herencia de la actividad del ADN que no depende de la secuencia estricta del mismo". Es decir, que si genética fuera el abecedario, la epigenética sería la ortografía. La epigenética se refiere a modificaciones químicas en nuestro material genético y en las proteínas reguladoras del mismo. La marca epigenética más reconocida es la adición de un grupo metilo al ADN. De esta forma, el epigenoma supone la obtención de todas las marcas epigenéticas de un ser vivo.
Las células madre del adulto tienen un enorme potencial para regenerar órganos dañados y su uso evita, además, las complicaciones éticas que implican las células madre embrionarias, así como los problemas técnicos derivados de las células madre inducidas. En el estudio, los investigadores han aislado células madre a partir de la grasa corporal y las han transformado en células del músculo y del hueso. A continuación, era necesario saber cuánto se parecían las células creadas en el laboratorio con las que están presentes en un individuo y si eran suficientemente seguras biológicamente para poder ser implantadas en personas enfermas. El estudio demuestra que el epigenoma de las células obtenidas en cultivo se asemeja considerablemente al de las células musculares y óseas presentes de forma espontánea en la naturaleza, aunque no son totalmente idénticas.
Un punto clave del estudio es que las células del músculo y del hueso producidas en el laboratorio no poseen el epigenoma tumoral de los tumores derivados de esos tejidos (rabdomiosarcoma y osteosarcoma, respectivamente) por lo que son seguras desde un punto de vista biológico. El coordinador del estudio, Manel Esteller, destaca que la investigación "demuestra la utilidad de la epigenética para determinar el grado de madurez y bioseguridad de los tejidos diferenciados usados en medicina regenerativa contra distintas enfermedades".
El genoma de todas las células del cuerpo humano es el mismo, independientemente de su aspecto y funciones. Por tanto, no puede explicar completamente la actividad de los tejidos y órganos ni sus trastornos en enfermedades complejas como el cáncer. Es necesario algo más, y parte de la explicación la proporciona la epigenética, que se define como "la herencia de la actividad del ADN que no depende de la secuencia estricta del mismo". Es decir, que si genética fuera el abecedario, la epigenética sería la ortografía. La epigenética se refiere a modificaciones químicas en nuestro material genético y en las proteínas reguladoras del mismo. La marca epigenética más reconocida es la adición de un grupo metilo al ADN. De esta forma, el epigenoma supone la obtención de todas las marcas epigenéticas de un ser vivo.
Las células madre del adulto tienen un enorme potencial para regenerar órganos dañados y su uso evita, además, las complicaciones éticas que implican las células madre embrionarias, así como los problemas técnicos derivados de las células madre inducidas. En el estudio, los investigadores han aislado células madre a partir de la grasa corporal y las han transformado en células del músculo y del hueso. A continuación, era necesario saber cuánto se parecían las células creadas en el laboratorio con las que están presentes en un individuo y si eran suficientemente seguras biológicamente para poder ser implantadas en personas enfermas. El estudio demuestra que el epigenoma de las células obtenidas en cultivo se asemeja considerablemente al de las células musculares y óseas presentes de forma espontánea en la naturaleza, aunque no son totalmente idénticas.
Un punto clave del estudio es que las células del músculo y del hueso producidas en el laboratorio no poseen el epigenoma tumoral de los tumores derivados de esos tejidos (rabdomiosarcoma y osteosarcoma, respectivamente) por lo que son seguras desde un punto de vista biológico. El coordinador del estudio, Manel Esteller, destaca que la investigación "demuestra la utilidad de la epigenética para determinar el grado de madurez y bioseguridad de los tejidos diferenciados usados en medicina regenerativa contra distintas enfermedades".
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