lunes, 10 de noviembre de 2014

El Clínico de Madrid crea una guía de detección clínica para el abordaje de la sumisión química en urgencias - DiarioMedico.com

El Clínico de Madrid crea una guía de detección clínica para el abordaje de la sumisión química en urgencias - DiarioMedico.com



SUMISIÓN QUÍMICA

El Clínico de Madrid crea una guía de detección clínica para el abordaje de la sumisión química en urgencias

La sumisión química consiste en la administración de sustancias psicoactivas a una persona con fines delictivos para modificar su estado de vigilancia, de consciencia o su capacidad de juicio.
I.G.P. Madrid   |  10/11/2014 00:00
  

La sumisión química es un problema de salud pública y social cuya violencia va en aumento. Para detectar sus signos y síntomas en los servicios de urgencias, la Comisión contra la Violencia del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, ha redactado y presentado la Guía de detección clínica de la sumisión clínica.
Aunque es un concepto desconocido, incluso para los sanitarios, la sumisión química consiste en la administración de sustancias psicoactivas a una persona con fines delictivos para modificar su estado de vigilancia, de consciencia o su capacidad de juicio. Su detección en el sistema sanitario pasa en la mayoría de los casos desapercibida.
Según Juan González Armengol, jefe de Unidad del Servicio de Urgencias del Clínico, los usos van desde la comisión de delitos sexuales en adultos y niños a los robos, la consecución de firma de documentos y el buen comportamiento en niños y ancianos.
Según Cesáreo Fernández Alonso, gestor de casos de víctimas de sumisión química, hay ciertos indicadores cuando un paciente acude a Urgencias: mujer joven que no sepa qué le ha pasado, que cuente que se ha despertado sola o acompañada de un extraño, que crea que la han agredido sexualmente y que presente lesiones inexplicables. "Los efectos que se buscan son la amnesia anterógrada, la sedación, los efectos alucinógenos y la desinhibición".
González Armengol ha añadido que es importante no juzgar y mostrar sensibilidad. "Hay que sospechar que se trata de una sumisión química y no estigmatizar porque son pacientes y las víctimas potenciales de un delito".
Además, es esencial realizar exploraciones físicas siempre con testigos, pruebas alternativas y análisis toxicológicos de sangre y orina, puesto que la mayoría de las sustancias involucradas en la sumisión química (unas 30) son indetectables al administrarse en concentraciones muy bajas o no disponer de los medios. "El cabello sirve también para determinar el historial de cronicidad", ha dicho Óscar Quintela, del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. Según él, los estudios indican que el etanol es la sustancia más usada, seguida de benzodiacepinas y barbitúricos. Fernández ha añadido que el GHB tiene una vida media en sangre de entre 30 minutos y una hora, la cocaína entre 0,7 y 1,5 horas, y el etanol entre 2 y 14 horas.
Fernández ha añadido que hay que actuar rápidamente, realizar el análisis toxicológico y la toma de muestras biológicas siempre en función de los aspectos médico legales y respetando la cadena de custodia hasta que son trasladadas al Instituto Nacional de Toxicología. Para realizar este protocolo es imprescindible la coordinación entre niveles asistenciales.

Tres tipos diferenciados

Según Óscar Quintela Jorge, del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, existen tres tipos de sumisión química: la proactiva, en la que se administran subrepticiamente sustancias a la víctima; la oportunista, "que es más habitual; la víctima bebe demasiado o está bajo el efecto de sustancias y el agresor aprovecha el estado de menor consciencia; y la tercera sería mixta". Juan González Armengol ha advertido de que, incluso si las sustancias se toman de forma voluntaria, el delito sigue existiendo por parte del agresor.

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