lunes, 26 de enero de 2015

El estudio de la microbiota intestinal pasa a la siguiente fase: el análisis funcional - DiarioMedico.com

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TÉCNICAS 'ÓMICAS'

El estudio de la microbiota intestinal pasa a la siguiente fase: el análisis funcional

Técnicas 'ómicas' como la metabolómica y la transcriptómica serán las grandes aliadas. Se evaluarán probióticos basados en bacterias con una mayor representación en la flora.
María Sánchez-monge. Madrid | Maria.Sanchez@diariomedico.com   |  26/01/2015 00:00
 
 

Yolanda Sanz
Yolanda Sanz es la coordinadora del proyecto 'MyNewGut'. (DM)
MyNewGut (Mi Nuevo Intestino) no es el título de un documental ni un propósito de Año Nuevo; es el nombre de un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea (UE) cuyo principal objetivo es avanzar en el conocimiento de los genes funcionales de la microbiota intestinal. Iniciativas como la estadounidense Human Microbiome Project o la europea MetaHIT han aportado un censo bastante detallado de los microorganismos que colonizan al ser humano. Esos datos son fundamentales para entender el papel de la microbiota en numerosas dolencias. Ahora hay que pasar a la siguiente fase.
La obesidad, por ejemplo, es una de las patologías que más se ha vinculado a la composición de la microbiota. Sin embargo, aún no se sabe a ciencia cierta si existe una relación de causalidad o si la disbiosis -o desequilibrio de la flora intestinal- que se aprecia en los individuos obesos es una consecuencia de la patología que padecen.
Tal y como explica Yolanda Sanz, profesora de investigación del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), radicado en Valencia y perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha habido muchísimas publicaciones sobre la microbiota intestinal, pero hasta ahora han sido estudios descriptivos. Se precisan análisis funcionales y de relación causa-efecto. Lo encontrado hasta ahora puede ser, al menos en parte, fruto de la casualidad". Esto se debe a que "se han llevado a cabo estudios con factores de confusión no controlados y poco multidisciplinares".
El proyecto europeo, en el que participan 30 instituciones de 15 países, tiene una duración de cinco años y se apoyará en el empleo de técnicas ómicas funcionales de alta resolución. "Vamos a utilizar la transcriptómica y la metabolómica, que nos van a permitir decir no sólo si determinados microorganismos están ahí, sino si ejercen funciones concretas", explica Sanz. Asimismo, se realizarán "estudios epidemiológicos y de intervención controlados, con el fin de poder establecer relaciones más robustas entre los microorganismos y el papel que juegan en el desarrollo de patologías".
Cerebro
Los principales focos de atención serán la obesidad, el síndrome metabólico y la función cerebral, que se estudiará "desde el periodo prenatal hasta la edad adulta". En este ámbito, los estudios que han comparado animales libres de gérmenes y colonizados por microbiota han apreciado diferencias en el comportamiento, la capacidad de exploración, la memoria y la bioquímica cerebral.
Otra de las vertientes en la que aún queda mucho camino por recorrer es la relativa al diseño de probióticos. En palabras de Sanz, "hasta ahora, las evidencias sobre la eficacia de los probióticos son menos sólidas de lo esperado. Hay mucho publicado, pero no hay estudios de calidad idónea". Un escollo importante puede ser el hecho de que las bacterias tienen múltiples mecanismos de acción, lo que hace muy difícil demostrar su eficacia. Pero hay algo más: "Pensamos que es posible que las bacterias actualmente en el mercado no sean las más apropiadas. Por eso, queremos estudiar otras bacterias que están presentes en una proporción más importante en nuestro intestino".
Así, los Bacteroides representan en torno a un 30 por ciento de la microbiota, pero no han sido uno de los ingredientes principales de la industria dedicada al desarrollo de probióticos. En cambio, los lactobacilos, presentes en numerosos productos, sólo suponen el 1 por ciento en los adultos.

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