El 70% de los trastornos
psicóticos aparece en la
adolescencia
DÍA 02/07/2015 - 23.27H
Los primeros síntomas más visibles -aislamiento, cambios bruscos de comportamiento o actitudes paranoides, etc.- empiezan a aparecer a estas edades
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España cuenta con apenas 5 Servicios de Psiquiatría infantil y cero psiquiatras infantiles para atender una demanda cada vez más frecuente: los trastornos psicóticos infantiles. Se calcula que 1 millón de personas en España, el 2% de la población, sufre algún tipo de psicosis y todos ellos, explica Celso Arango, tienen su origen en la fase embrionaria. «Sabemos que durante el embarazo existen una serie de factores -déficit de vitamina D, infecciones o estrés durante el embarazo, consumo de drogas, hipoxia cerebral, bajo pero al nacer, etc.- que son los que predisponen a desarrollar un trastorno psicótico, además claro está de los genéticos, que de momento no son modificables», asegura el director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental(CIBERSAM). No hay que olvidar que el 70% de los trastonos psicóticos aparecen en la adolescencia.
Porque la mayoría de los trastornos psicóticos, esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno obsesivo cumplusivo, empiezan a dar sus primeros síntomas durante la infancia y la adolescencia. «Cuando aparecen los primeros síntomas ya es tarde, pero estamos a tiempo», comenta el experto de la Unidad de Pisquiatría Infantil y del Adolescente del hospital Gregorio Marañón. Lo ideal, añade, es hacer «prevención primaria», es decir, durante la fase embrionaria del neurodesarrollo, que es cuando se originan las circunstancias que puede propiciar un trastorno de este tipo. «Y esto ya se puede hacer y aquí es donde debemos poner nuestros esfuerzos».
Pero también es clave identificar a los niños que pueden sufrir algún tipo de este trastorno para intervenir cuanto antes, especialmente durante la adolescencia. Asegura Arango que los primeros síntomas más visibles -aislamiento, cambios bruscos de comportamiento o actitudes paranoides (hablar solo) etc.- empiezan a aparecer a estas edades, «aunque antes ya ha habido otros más sutiles que son muy difíciles de interpretar, como torpeza motora, dificultad de relaciones sociales, etc.». En contadas ocasiones, añade, la patología se presenta en niños menores de 8 o 9 años.
España cuenta con apenas 5 Servicios de Psiquiatría infantil y cero psiquiatras infantiles para atender los trastornos psicóticos infantiles
Es en ese momento cuando los padres deben acudir a un profesional, un psiquiatra infantil, para que establezca el diagnostico más certero y el tratamiento idóneo, que no se trata solo de fármacos, sino que van mucho más allá. «Es un tratamiento psicoeducativo combinado, para niños y familia». Porque si no lo hacemos a tiempo, el manejo de la enfermedad se complicará mucho, y el niño o adolescente se va aislando y se acaba convirtiendo poco a poco en una víctima fácil de la sociedad y, en el colegio, en la propicia para sufrir ‘bullyng’.
De hecho, comenta, el acoso es un desencadenante de la enfermedad. «Se habla de la teoría del ‘segundo impacto’, es decir, un factor externo que hace que personas con cierta predisposición a la psicosis desarrollen la enfermedad». Además, «muchos niños que sufren acoso escolar tienen un problema de psicosis no tratado, lo que es convierte en presa fácil de los acosadores». En este sentido, apunta, conviene recordar que el suicidio es la segunda causa de muerte entre los adolescentes, por detrás de los accidentes. «El suicidio es más frecuente después de un episodio psicótico y como se dan en personas jóvenes, es más frecuente en adolescentes que en mayores».
¿Y los acosadores? ¿Tienen también un trastorno mental? «Desgraciadamente no, porque se podría tratar», responde. «Se trata de personas líderes con capacidad de elaborar acciones para hacer daño a otras personas, sus víctimas». Son, señala Arango, «sencillamente malos». Arango cree que «la maldad no es un trastorno mental y se presenta en niños». El ‘malote’, «la mayor parte de las veces no tiene un trastorno mental».
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