Un nuevo informe pone de relieve cuatro formas de reducir los riesgos sanitarios debidos a los contaminantes climáticos
22 DE OCTUBRE DE 2015 | GINEBRA - En un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud se subraya la apremiante necesidad de reducir las emisiones de carbono negro, ozono y metano, así como de dióxido de carbono, todos ellos elementos que contribuyen al cambio climático. El carbono negro, el ozono y el metano, denominados frecuentemente contaminantes climáticos de vida corta, no solamente provocan un aumento importante de la temperatura del planeta, además contribuyen considerablemente a los más de 7 millones de muertes prematuras anuales vinculadas a la contaminación del aire.
El informe, titulado Reducing global health risks through mitigation of short-lived climate pollutants, publicado en colaboración con la Coalición Clima y Aire Limpio para Reducir los Contaminantes del Clima de Corta Vida (CCAC), revela que con las intervenciones para disminuir esos contaminantes se pueden reducir las enfermedades y las muertes, contribuir a la seguridad alimentaria, mejorar las dietas e incrementar la actividad física.
«Son contaminantes que amenazan, día tras día, la salud de hombres, mujeres y niños», comenta la Dra. Flavia Bustreo, Subdirectora General en la OMS. «Por primera vez, tenemos un informe en el que se recomiendan medidas que los países, los ministerios de salud y de medio ambiente y las ciudades pueden tomar ya mismo para reducir las emisiones, proteger la salud y evitar enfermedades y muertes prematuras, que con frecuencia se ensañan con los más vulnerables».
El informe parte de una evaluación de 2011 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización Meteorológica Mundial en la que se estimaba que la adopción mundial de 16 medidas de reducción de los contaminantes climáticos de corta vida evitaría una media de 2,4 millones de muertes prematuras cada año de aquí a 2030.
Nuevas estimaciones podrían elevar a 3,5 millones el número de vidas salvadas anualmente de aquí a 2030, y a entre 3 y 5 millones cada año de aquí a 2050. En esas últimas proyecciones se tienen en cuenta los datos más recientes sobre la mortalidad vinculada a la contaminación del aire, así como algunas nuevas medidas contra los contaminantes climáticos de corta vida.
«Es necesario actuar rápidamente ahora mismo para reducir el carbono negro, el metano y otros precursores del ozono», señala Helena Molin Valdés, jefa de la CCAC, entidad acogida por el PNUMA. «Sabemos que cuanto antes empecemos a reducir esos contaminantes, antes aliviaremos las presiones sobre el clima y la salud humana».
Principales medidas en pro de la salud y el clima
La OMS ha calificado más de 20 medidas que no suponen inversiones excesivas para mitigar los efectos de los contaminantes climáticos de corta vida (como introducir normas para las emisiones de los vehículos, capturar gases de vertedero, utilizar energías renovables en lugar de combustibles fósiles, reducir los desechos alimentarios y mejorar los combustibles domésticos utilizados para cocinar) con objeto de determinar cuáles tienen mayor potencial para mejorar la salud, reducir las emisiones de contaminantes climáticos de corta vida y prevenir el cambio climático.
Cuatro intervenciones han obtenido una calificación media a alta en las tres categorías:
- Limitar las emisiones de los vehículos aplicando normas de emisiones y eficiencia más estrictas podría reducir el carbono negro y otros contaminantes procedentes de combustibles fósiles, mejorar la calidad del aire y reducir la carga de morbilidad atribuible a la contaminación atmosférica.
- Las políticas e inversiones que favorecen los medios especializados de transporte, como autobuses y trenes, y fomentan las redes seguras para peatones y bicicletas pueden ofrecer múltiples beneficios, por ejemplo: desplazamientos más seguros y activos y reducción en los riesgos para la salud debidos a la contaminación atmosférica y acústica, la inactividad física y las lesiones por accidentes de tránsito.
- Ofrecer combustibles y fogones alternativos más limpios y eficientes a los aproximadamente 2800 millones de hogares de ingresos bajos en todo el mundo que dependen principalmente de la leña, la bosta y otros combustibles sólidos para calentarse y cocinar, podría reducir las enfermedades debidas a la contaminación atmosférica, así como los riesgos para la salud y el tiempo invertido en aprovisionarse de combustible.
- Alentar a los grupos de población de ingresos altos y medianos a aumentar su consumo de alimentos nutritivos de origen vegetal podría reducir las cardiopatías y algunos cánceres, así como las emisiones lentas de metano relacionadas con algunos alimentos de origen animal.
«Los beneficios para la salud que pueden derivarse de esas estrategias son mucho mayores de lo que se creía inicialmente, y pueden disfrutarse de inmediato y en el ámbito local», señala María Neira, Directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS. «Ahora los sectores dedicados al medio ambiente y la salud puede dar prioridad a las intervenciones para alcanzar sus dos objetivos a la vez: prevenir el cambio climático y garantizar una buena salud».
Líneas de trabajo para el futuro
La publicación de este informe es un paso importante en la labor en curso de la OMS para prevenir las enfermedades y las muertes relacionadas con la contaminación del aire y para lograr la nueva meta sanitaria mundial. El objetivo de la meta 3.9 es «para 2030, reducir sustancialmente el número de muertes y enfermedades producidas por productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo».
En mayo de 2015, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una resolución para abordar las repercusiones de la contaminación del aire en la salud en la que se subraya la necesidad de una estrecha cooperación entre diferentes sectores y la integración de las preocupaciones relacionadas con la salud en políticas nacionales, regionales y locales sobre contaminación del aire.
La OMS aplica de forma experimental algunos de estos enfoques en la iniciativa sanitaria urbana que lidera junto con la CCAC, Noruega y otros asociados, y que se pondrá en marcha en cuatro ciudades en 2016. Como parte de esta iniciativa, se efectuará un análisis más a fondo de la relación costo-beneficio de las principales intervenciones recomendadas.
Las conclusiones de estudios previos de la OMS sobre medios de transporte saludables ya sugieren que es relativamente económico fomentar los transportes colectivos y habilitar redes seguras para peatones y bicicletas en comparación con la pérdida de vidas y los costes de tratar a personas con enfermedades relacionadas con la contaminación del aire y la inactividad física, y las lesiones por accidentes de tránsito.
Nota para los redactores:
El examen preliminar ofrece las calificaciones indicativas de tres criterios:
- Elevada certeza de que hay un importante beneficio para el clima por lo que respecta a los contaminantes climáticos de corta vida, lo cual significa que la intervención debe abordar una actividad que sea una fuente importante de emisiones de contaminantes climáticos de corta vida y que debe haber pruebas fehacientes de que las reducciones de esas emisiones contrarrestan el calentamiento.
- Elevada probabilidad de que haya un importante beneficio para la salud, lo cual significa que la intervención debe reducir la exposición de la población a factores de riesgos asociados a considerables cargas de morbilidad. Entre los factores de riesgo se incluyen: la contaminación del aire exterior e interior, poca actividad física, las lesiones por accidentes de tránsito y los factores de riesgo relacionados con una ingesta insuficiente de frutas y hortalizas.
- Potencial para reducir el dióxido de carbono y por lo tanto prevenir el cambio climático a largo plazo.
Este informe llega antes de la publicación de los primeros perfiles nacionales de la OMS sobre cambio climático y salud, algunos de los cuales se publicarán con antelación a la Conferencia de París sobre el Clima 2015 (COP21).
La Coalición Clima y Aire Limpio es una alianza mundial de carácter voluntario integrada por gobiernos, organizaciones intergubernamentales, empresas, instituciones científicas y la sociedad civil, comprometida con la puesta en marcha de medidas concretas y sustanciales para reducir los contaminantes climáticos de corta vida (entre ellos el metano, el carbono negro y muchos hidrofluorocarburos). La Coalición trabaja a través de iniciativas de colaboración para concienciar, movilizar recursos y abanderar acciones transformadoras en los principales sectores emisores de contaminantes.
Para más información, sírvanse ponerse en contacto con
Christian Lindmeier
Departamento de Comunicaciones de la OMS
Teléfono: +41 79 500 65 52
Móvil: +41 79 500 6552
Correo electrónico: lindmeierch@who.int
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Nada Osseiran
Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS
Teléfono: +41 22 791 4475
Móvil: +41 79 445 1624
Correo electrónico: osseirann@who.int
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Tiy Chung
Responsable de comunicaciones de la CCAC
Teléfono: +33 6 86 30 71 28
Correo electrónico: tiychung@gmail.com
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