AVANCES EN ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA VENOSA
El síndrome postembolia pulmonar sale a la superficie
Cada vez son más las evidencias en torno a una complicación poco grave, pero con cierto impacto sobre la calidad de vida.
María Sánchez-Monge | 15/11/2017 00:00
David Jiménez, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid. (Luis Camacho)
En los últimos años es cada vez mayor el número de pacientes que arrastran alguna secuela tras una embolia de pulmón. Podría pensarse que es una realidad que está emergiendo. Así lo considera David Jiménez, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid. "Durante muchos años, de lo único que nos hemos preocupado es de la secuela más grave, es decir, de la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica", expone el neumólogo, quien recalca que es una enfermedad muy grave, pero "sabemos que es muy infrecuente".
La gravedad de la hipertensión pulmonar tromboembólica obliga a mantener "un alto índice de sospecha", pero sin descuidar otros posibles problemas mucho más leves. "Lo que estamos descubriendo es que cada vez más pacientes quedan con algún tipo de secuela, que suelen ser poco importantes y afectan poco a su calidad de vida. Es lo que se ha intentado englobar con el nombre de síndrome postembolia de pulmón". En la mayoría de los casos, agrega el experto, "la única manifestación es la percepción del paciente de que no se encuentra, desde el punto de vista físico, como estaba antes de haber tenido la embolia de pulmón. Y eso no progresa, no hace que al final haga una hipertensión tromboembólica crónica".
Si se somete al afectado a pruebas finas de función cardiaca y pulmonar, se suele encontrar alguna alteración que podría explicar esa sensación pero, recalca Jiménez, "no suele ir más allá".
Patología infravalorada
El neumólogo considera que la enfermedad tromboembólica venosa (ETV) sigue siendo una patología "incomprendida", ya que "tiene mucha menos publicidad, la población la conoce menos y las administraciones le dedican muchos menos recursos que a otras que son menos graves".
Se ha avanzado mucho en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento, pero persisten algunos puntos negros. Por ejemplo, Jiménez destaca la revolución que supuso la introducción de los anticoagulantes orales de acción directa, pero añade que es "una revolución incompleta en España porque están aprobados para el tratamiento y prevención secundaria de la ETV, pero no son reembolsados, lo que hace que solo una minoría de pacientes tengan acceso a ellos".
En el apartado de aspectos positivos, el neumólogo resalta el descenso de la mortalidad por embolia de pulmón. "En los años 90, la mortalidad a 30 días era del 14 por ciento". Hoy en día, el porcentaje se ha reducido al 5 por ciento, y solo el 2,5 fallecen de la propia embolia de pulmón. El resto, de cáncer, infección, hemorragia...
Terapias individualizadas
En opinión del experto, en el plano terapéutico, "el avance más importante, aparte de la aparición de los anticoagulantes de acción directa, es que ahora hacemos tratamientos muy individualizados en función del pronóstico a corto plazo de los pacientes".
En cuanto a la investigación, comenta que sigue siendo muy intenso el estudio de los anticoagulantes orales de acción directa para grupos específicos de pacientes: "Por ejemplo, hay varios ensayos clínicos en marcha para ver cómo funcionan en pacientes con cáncer y ETV. En estos momentos les solemos ofrecer heparina de bajo peso molecular".
Asimismo, hay varios estudios en marcha sobre tratamientos de recanalización. "Pueden ser eficaces y no menos seguros que la anticoagulación sola" comenta. Por ejemplo, cita los tratamientos fibrinolíticos a dosis bajas y las terapias con otros fármacos no fibrinolíticos, como los antiinflamatorios o los vasodilatadores.
Otra línea interesante es la encaminada a determinar "si algunos pacientes con embolia de pulmón de bajo riesgo se podrían tratar directamente en casa, sin tener que ingresar en el hospital".
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