PERSONALIZAR LAS TERAPIAS, EL OBJETIVO
Tras los genes de las distrofias de retina
Un proyecto del IMO investiga la consecución de células retinianas sanas que permitan revertir la degeneración. Se buscará también comprobar la validez de Crispr para editar las mutaciones que hay tras estas patologías.
Miguel Ramudo. Barcelona | 07/11/2017 00:00
Esther Pomares, responsable del Departamento de Genética del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO). (Jaume Cosialls)
Una de las principales causas de ceguera hereditaria en los países desarrollados es la distrofia de retina. Para entender los fundamentos genéticos que se encuentran en su desarrollo y abrir el camino a nuevas terapias con las que combatirlas, el Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona (IMO), con el apoyo de la Fundación bancaria "la Caixa", ha puesto en marcha un nuevo proyecto de investigación para reproducir in vitro células retinianas.
De esta forma, el estudio pretende utilizar células obtenidas de la piel de los propios pacientes, que serán desdiferenciadas para conseguir células madre pluripotentes. Una vez hecho esto, se programarán con factores de crecimiento para que se desarrollen como precursoras retinianas en las que poder estudiar las mutaciones que conducen a su mal funcionamiento.
Hasta ahora, una de las dificultades con las que se encontraban los investigadores era la imposibilidad de obtener biopsias de la retina, debido a que es un tejido que no se regenera. "Ahora tendremos una casi retina del paciente en la que poder estudiar qué hace la mutación en concreto. Podremos saber si lleva a cabo una función tóxica o si lo que pasa es que no funciona. Con esto se podrán desarrollar posteriores tratamientos decidiendo si aplicamos terapias que sustituyan al gen o bien que lo reparen, sin añadir otro", explica Esther Pomares, investigadora principal del proyecto.
Fibroblastos
En un año y medio se espera poder alcanzar la primera fase del proyecto de investigación. Esta sería la de conseguir que los fibroblastos, obtenidos de la epidermis de los pacientes, se desdiferencien hasta conseguir células pluripotentes. "Una vez logrado esto, que es un primer paso muy importante, lo que habría que hacer es comprobar si en estas células madre el gen ya se expresa. Porque si fuera así, quizás no sería necesario llegar a las precursoras de retina para ver qué es lo que funciona mal, para saber qué están haciendo exactamente esas mutaciones y ver cuál es su impacto patogénico concreto ".
- Una de las dificultades con las que debían contar los investigadores era la imposibilidad de obtener biopsias de la retina, un tejido que no se regenera
La fase final del proyecto contempla la diferenciación en células precursoras de retina y comprobar si, aplicando la técnica de edición genética Crispr, se pueden corregir. Para llegar a este punto hará falta, sin embargo, otro año y medio. "Es un proceso muy largo, pero tenemos que tener en cuenta que hablamos de células de humanos, que tienen un proceso de meses para que puedan dividirse y transformarse".
Aunque no es el objetivo del proyecto de investigación que ahora se inicia, el fin último de esta investigación es poder llegar a desarrollar un tratamiento curativo, inexistente hoy en día. "Si consiguiésemos que todo este proceso funcione adecuadamente, llegaríamos a un estadio final cuyo objetivo sería el de poder aplicar estas células, ya curadas por así decirlo, a los propios pacientes. Así, mediante terapia celular las podríamos introducir para regenerar la retina y recuperar la visión".
Terapia personalizada
En este sentido, resulta fundamental que todo el trabajo se esté llevando a cabo con las células del propio paciente, y no con células embrionarias. "En este tipo de enfermedades es necesario una terapia mucho más personalizada. Es cierto que las células embrionarias son mucho más plásticas y fácilmente las podríamos diferenciar en precursoras de retina. Pero no dejan de ser de un tercer organismo y el día de mañana, si las queremos implantar, el paciente las podría rechazar. Mientras que, con este procedimiento, nos garantizamos que esto no suceda, porque el organismo las reconocería como propias".
- Detrás de las distrofias de retina hay unos 250 genes implicados, lo que complicaba el análisis. La secuenciación masiva ha cambiado el panorama
Investigación básica
Esther Pomares es una de las seis personas que componen el departamento de genética del IMO. Licenciada en biología por la Universidad de Barcelona, ya en su tesis doctoral diseñó chips de diagnóstico para las distrofias de retina. "Yo pienso que la investigación y la práctica clínica deben ir siempre de la mano. Nosotros, aquí en el IMO, contamos con la ventaja de estar donde se atiende a los pacientes y donde están los oftalmólogos. Los equipos interdisciplinares son los que te ayudan a avanzar en estas patologías que son tan heterogéneas tanto a nivel clínico como genético".
Y es que detrás de las distrofias de retina puede haber hasta 250 genes implicados. Esto había dificultado mucho hasta la fecha su análisis, pero gracias a la secuenciación masiva el panorama ha cambiado en los últimos años y ha permitido avanzar en el estudio de enfermedades raras como estas. "La retinosis pigmentaria, por ejemplo, tiene más de 90 genes detrás. Es evidente que no es lo mismo tener afectado el gen A que el Z. Realmente, tendríamos que darle un nombre diferente a cada una de estas patologías, pero es imposible. Por eso es tan importante que la investigación encuentre la causa molecular y el porqué de esta enfermedad, porque será la única manera de poder curarla. La idea es que el día de mañana, cuando a alguien se le diagnostique, se le pueda tratar en las primeras fases".
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