lunes, 7 de diciembre de 2009

Cambios en las células residentes de la AR parecen imposibilitar su curación - DiarioMedico.com


José Luis Pablos

Diariomedico.com
ESPAÑA
TRATAMIENTOS PARA LAS CÉLULAS INFLAMATORIAS
Cambios en las células residentes de la AR parecen imposibilitar su curación
Algunas alteraciones que nacen en el seno de los fibroblastos sinoviales de la artritis reumatoide (AR), pero también la artrosis, pueden ser las responsables de que ambas patologías carezcan de un tratamiento curativo. Las vías de investigación farmacológica apuntan al uso de estrategias válidas que ya se están empleando en el tratamiento del cáncer.


Raquel Serrano - Lunes, 7 de Diciembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. Curiosamente, y al contrario de lo que se pensaba, las células de la artrosis son similares a la de la AR
2. Los anticancerosos que bloquean la inflamación y la angiogénesis podrían ser útiles en AR y artrosis

La artritis reumatoide (AR) es una patología muy invalidante en la que se han conseguido grandes avances en terapias paliativas que controlan la enfermedad. Pero, "aunque existen terapias muy eficaces para la AR, sus efectos desaparecen rápidamente cuando se interrumpe su administración.

Incluso en pacientes con enfermedad avanzada y aparentemente en remisión, el daño articular progresa de forma lenta por mecanismos poco aclarados", ha indicado a DM José Luis Pablos, responsable del Grupos de Investigación en Reumatología del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, y director de una investigación, que se publica en Arthritis and Rheumatism, en la que se han analizado los cambios que se establecen de forma permanente en las células residentes en la membrana sinovial, tras su prolongada exposición al medio inflamatorio que se produce en la AR y que "podrían explicar la progresiva dificultad para curar la artritis crónica una vez que la enfermedad avanza en el tiempo".

Este estudio experimental ha utilizado fibroblastos procedentes del tejido sinovial de pacientes con AR o artrosis, una novedad del análisis, para estudiar los cambios adquiridos por estas células en el medio inflamatorio crónico.

Ha desarrollado además un original método de estudio que consiste en el trasplante de fibroblastos humanos procedentes de las articulaciones afectadas por la artritis crónica a ratones inmunodeficientes, incapaces de rechazarlos.

Pablos ha explicado que en las articulaciones la inflamación tiene dos componentes: las células inflamatorias y las denominadas células residentes o estroma, que son fundamentalmente los fibroblastos y los vasos sanguíneos. Los fibroblastos sinoviales son el componente celular más importante que reside de forma permanente en el tejido sinovial.

Los principales hallazgos aluden a la transformación de las células residentes -los fibroblastos reumatoides y artrósicos- que mantienen un fenotipo anormal; incluso se produce el traslado de humano a ratón y pueden generar por sí solas una intensa infiltración por células inflamatorias (las mieloides) y la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) allí donde son implantados.

"Los datos indican que los fibroblastos mantienen propiedades anormales cuando se extraen de la AR y que, además, los fibroblastos de la artrosis, curiosamente, se parecen más a los de la AR que a los normales, lo que sugiere que la artrosis comparte con la AR algunos de los citados cambios".

Terapias anticáncer
Según Pablos, el siguiente paso fue descifrar cómo se podrían bloquear los cambios en los fibroblastos sinoviales. "Afectan a la expresión basal de un gen que regula el factor de crecimiento vascular (VEGF), una anomalía que se potencia aún más en condiciones de baja oxigenación, habituales en el ambiente inflamatorio".

De esta forma, los investigadores proponen el uso de ciertos agentes farmacológicos, o estudiar el desarrollo de nuevas vías terapéuticas que podrían ser útiles para frenar los fenómenos inflamatorios y la angiogénesis dependientes de las anomalías en los fibroblastos reumatoides y artrósicos.

"Se ensaya con fármacos que ya se emplean en cáncer, como es el caso del antagonista de VEGF (conocido como bevacizumab), así como con antagonistas de la quimiocina CXCL12 o con intervenciones dirigidas a bloquear la expresión del factor Hif, que regula la respuesta celular a la hipoxia, planteadas con cierto éxito en la terapia del cáncer".
(Arthitis Rheum 2009; Oct; 60 (10): 2926-34).

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