Pilar Miranda, Eduardo Martínez Agulló, María Dolores de la Osa y María Esperanza Naval
Diariomedico.com
ESPAÑA
LOS TRATAMIENTOS QUIRÚRGICOS TIENEN COMORBILIDADES MÍNIMAS
Las necesidades específicas del incontinente, claves en el abordaje
Según Pilar Miranda, jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital de Fuenlabrada, en general la IU de esfuerzo se trata con fármacos, y la de urgencia suele requerir un tratamiento quirúrgico.
J. Guillén/I. Gallardo Ponce - Viernes, 11 de Diciembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. Las mujeres no deben retener tanto las ganas de orinar porque terminan por sobrecargar la musculatura del suelo pélvico
2. A los lesionados medulares hay que enseñarles pautas higiénico-dietéticas, a realizar el vaciado y combinar fármacos y paliativos
"Son poco agresivos, con un coste relativamente bajo, una estancia hospitalaria cortísima, una afectación de la vida laboral mínima y una comorbilidad inexistente. Las mujeres aseguran que les cambia la vida". Una vez superado el postoperatorio, es necesario realizar un seguimiento para observar los resultados. "Hay mujeres que cuando les corriges el prolapso debutan una IU enmascarada".
Eduardo Martínez Agulló, jefe de la Unidad de Referencia para la Comunidad Valenciana de Neurourología y Urodinámica, ha afirmado que en estos abordajes "tenemos un fracaso bajo, del 10-15 por ciento. Si no se ajusta lo suficientemente bien el cierre de la uretra, en la siguiente intervención lo haremos un poco más, pero la agresión no es tan grande como para tener miedo a estas soluciones". Miranda confirma que es posible la reintervención, y añade que "los resultados positivos son del 80 por ciento a los cinco años".
El tratamiento con fármacos es sintomático más que curativo. "Los pacientes que los toleran maravillosamente bien son los neurológicos, porque les da un margen de seguridad muy grande", ha dicho Martínez. Miranda ha apuntado que también tienen buenos resultados en pacientes con vejigas hiperactivas graves.
Los cuatro están de acuerdo en la necesidad de frenar los factores de riesgo de la patología, como el sobrepeso, la coingesta de fármacos y controlar la ingesta excesiva de agua. "Educar para que la mujer corte la orina cuando la está expulsando es un error, aunque antes sí que se recomendaba, pero puede provocar una vejiga hiperactiva", ha afirmado Miranda. Según Martínez Agulló, "las mujeres no deben retener tanto las ganas de orinar porque acaba sobrepesando la musculatura del suelo pélvico", explica Martínez. Miranda coincide en ello, y advierte de la importancia de preguntar a los pacientes en la anamnesis la cantidad de agua que consumen para darles pautas adecuadas. "Si se maleduca la vejiga, ésta se distiende y se estropea su contractilidad".
Por otro lado, Martínez se ha sorprendido de la falta de información y de campañas de prevención dirigidas a mujeres para evitar la IU. Según explica Miranda, "en los servicios de obstetricia se está tratando de hacer el seguimiento de las pacientes que han pasado por partos instrumentalizados, con fórceps, ventosas, desgarros... para hacerles una valoración posparto, un seguimiento y una actuación preventiva de rehabilitación. Se está potenciando el parto vaginal hasta llevarlo a límites en los que la práctica de la cesárea casi está mal vista. Tenemos que ser conscientes de que esto conlleva un incremento de partos instrumentales y de que puede repercutir en el suelo pélvico".
En varones
"Los varones, después de la prostatectomía, se quejan de la incontinencia como un efecto secundario", ha explicado Naval. Martínez Agulló ha explicado que los hombres suelen padecer IU de urgencia a consecuencia de una patología prostática. En estos casos, cuando esté indicado hay que proceder a la desobstrucción. Una vez realizada, se ha de combinar con el tratamiento con anticolinérgicos. La cirugía en hipertrofia benigna soluciona la hiperactividad, pero en los casos de las adenectomías prostáticas, al extirpar "la próstata completa se puede también cortar parte del esfínter uretral y producirse una IU de esfuerzo. En estos casos, la prevalencia de IU es alta, mientras que en hiperplasia benigna de próstata debería ser prácticamente muy baja". Para su tratamiento se están comenzando a realizar suspensiones con bandas libres de tensión en los casos más graves, han indicado Martínez y Miranda. Otras soluciones pueden ser los colectores y las sondas según las características individuales.
Respecto a los lesionados medulares, Martínez ha destacado la importancia del vaciado y el sondaje. Lo esencial es que haya "un tiempo de continencia importante con pautas higiénico-dietéticas y enseñarles a realizar un vaciado programado, combinado con fármacos y tratamientos paliativos", sumado al uso del colector.
ATLETAS, IMPACTO E HIPERESTRONISMO
Según Pilar Miranda, hay una serie de deportes de impacto que fomentan la incontinencia urinaria, especialmente en la mujer. "Es el caso del step, que produce un impacto directamente sobre la pelvis. Es importante que la mujer que lo practique sepa que puede estar dañando su suelo pélvico. En las deportistas de elite, en función del ejercicio que practiquen también pueden asociar incontinencia. Muchas de estas atletas tienen amenorrea, ésta produce hiperestronismo y la vejiga, a su vez, está relacionada con la producción de estrógenos. No podemos olvidarnos de que el epitelio vesical es tan trófico como el vaginal". Según Miranda, es necesario controlar el ejercicio en los pacientes para evitar estos problemas. "La vejiga hiperactiva empeora cuando hay un hipoestronismo, porque si a la irritabilidad vesical le asocias que el epitelio es cada vez más pobre y más fino, se eleva la IU. De hecho, la urgencia en la micción y la vejiga hiperactiva mejoran un poco con los tratamientos estrogénicos al mejorar el trofismo vesical".
CONCLUSIONES
Educación del paciente
Concienciar al paciente en la prevención y en la consulta de la incontinencia urinaria es esencial para un correcto abordaje de la patología.
Dificultad en el diagnóstico
Tanto la vergüenza que produce consultar por pérdidas de orina, como el hecho de que los pacientes no relatan con exactitud ni los síntomas ni las situaciones en las que se producen dificultan el diagnóstico. Además, es necesario definir el tipo de IU que el paciente padece, para poder ofrecer el tratamiento más adecuado.
Formación de los profesionales
La salud del suelo pélvico y la incontinencia urinaria son dos temas a los que los profesionales no suelen prestar atención ni reciben formación. Asimismo, en la farmacia se limitan a dispensar absorbentes y no ofrecen consejo a los pacientes.
Tratamiento
En función del tipo de IU se indicará un tratamiento farmacológico en solitario, o en combinación con una intervención quirúrgica, cuyos resultados positivos alcanzan el 80 por ciento a los cinco años.
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