Mosquitos: lo que hay que saber sobre los repelentes
Los hay con sustancias químicas y con extractos naturales; difieren en la duracción de acción; conozca las ventajas y desventajas de cada uno
Noticias de Estilo de Vida: Viernes 29 de enero de 2010 | 18:35 (actualizado a las 18:34)
Por Juan Manuel Ríos
Especial para lanacion.com
A las consabidas molestias causadas por los mosquitos y sus irritantes picaduras se le ha sumado en los últimos tiempos el riesgo creciente de contagio de enfermedades como el dengue, transmitido por la picadura del aedes aegypti , una especie de mosquito presente en gran parte del norte y centro del territorio argentino.
Mientras diversas campañas publicitarias intentan concientizar a la población con el fin de reducir la cantidad de criaderos del mosquito en los centros urbanos, evitando la acumulación de agua en recipientes descubiertos, en la realidad del día a día el uso de repelentes se ha convertido en un factor indispensable para mantener esta nueva amenaza lo más alejada posible tanto de nosotros mismos como de nuestra familia.
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La amplia variedad de repelentes disponibles en el mercado en la actualidad se divide básicamente en dos clases: los que utilizan como principio activo sustancias químicas procesadas en el laboratorio, como el dicloro difenil-tricloroetano, sustancia ampliamente difundida, conocida también como DEET, y los repelentes que tienen como principio activo extractos naturales procedentes de una gran variedad de vegetales, entre los cuales el aceite de citronella es uno de los más conocidos y utilizados.
La acción de ambos principios activos reside en la propagación de un aroma desagradable a los mosquitos que, sin matarlos, los mantiene alejados de los espacios o las zonas del cuerpo que lo presenten.
En el caso de la citronella, ésta se obtiene a partir de la destilación de una planta llamada Cymbopogon nardus , originaria de la India y de reconocidas propiedades antibacteriales, antisépticas y desodorantes.
Sus principales ventajas en cuanto a su utilización como repelente son su baja toxicidad, su alta tolerancia y su aroma agradable. Estas propiedades hacen incluso atractiva su utilización en la fabricación de inciensos, velas o aceites que la incluyen como principal ingrediente activo. También se la puede encontrar bajo la forma de pulseras repelentes, de uso personal.
Pero si bien sus ventajas son significativas, la efectividad de la citronella se ve limitada por su baja capacidad para proporcionar un área de protección lo suficientemente amplia y por la baja durabilidad de su acción. Dependiendo del porcentaje de concentración en que se encuentre (el cual oscila, de acuerdo al tipo de presentación del producto, entre un 0,05% y un 15%), la acción de la citronella no sobrepasaría las dos horas.
En el caso de los productos formulados a partir del DEET, su eficacia no sólo está altamente comprobada, sino que el tiempo de protección que proporciona es superior tanto al de la citronella como al del los distintos repelentes basados en extractos naturales conocidos hasta el momento. Un producto con alrededor del 10% de concentración ofrece, a modo de ejemplo, una duración promedio de 2 horas (la concentración de los productos formulados con DEET actualmente disponibles en el mercado varía de un 7% a un 30%); un producto con alrededor de 24% de concentración ofrece una duración promedio de 5 horas.
Sin embargo, el uso indiscriminado de los productos que tienen al DEET como principio activo puede suponer un riesgo cierto para la salud. A causa de su alta toxicidad, al momento de su utilización deben seguirse una serie de pautas precisas.
En primer término, deben leerse atentamente las indicaciones de uso del producto en la etiqueta respectiva, así como constatar que figuren su fecha de vencimiento y los datos de concentración, forma cosmética y principios activos que presenta.
En cuanto a su utilización por parte de niños pequeños, se recomienda consultar previamente al pediatra para que sea éste quien indique el tipo de repelente acorde con la edad del niño, teniendo en cuenta la concentración del principio activo del producto así como la cantidad a ser aplicada, la frecuencia de la aplicación, e incluso la forma del producto a utilizar, en cuanto a la conveniencia de utilizar repelentes en crema, aerosol, etc.
En el momento de su aplicación, ésta debe mantenerse alejada de los ojos, nariz, y boca. Y, en caso de necesitar aplicar repelente en forma de aerosol en el rostro, éste no debe ser aplicado directamente, sino colocando primero una pequeña cantidad en las manos y distribuyendo luego con ellas el producto delicadamente por fuera de las áreas mencionadas.
El repelente tampoco debe ser colocado por debajo de la ropa, sino únicamente en zonas de piel expuesta. También debe tenerse en cuenta que utilizar mayor cantidad no hace al producto más efectivo, por lo que debe evitarse la aplicación excesiva y reiterada.
En caso de tratarse de un producto en aerosol, éste no debe ser utilizado en áreas insuficientemente ventiladas.
Por último, en caso de experimentar una erupción en la piel u otros síntomas causados por un determinado repelente, el uso del producto debe detenerse de inmediato. Y, luego del lavado con agua y jabón de la zona afectada, debe acudirse al médico o a un centro de control de envenenamientos local llevando el producto que ha causado la reacción.
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Los hay con sustancias químicas y con extractos naturales; difieren en la duracción de acción; conozca las ventajas y desventajas de cada uno
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