jueves, 4 de abril de 2013

El bloqueo androgénico en próstata, mejor continuado - DiarioMedico.com

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en 'The New England Journal of Medicine'

El bloqueo androgénico en próstata, mejor continuado

Un estudio advierte de la inferioridad de la privación hormonal intermitente. En pacientes con cáncer prostático hormono-sensible metastásico.
Redacción | dmredaccion@diariomedico.com   |  04/04/2013 00:00

Maha Hussain
Maha Hussain, oncóloga del Centro Integral del Cáncer de la UM. (Universidad de Michigan)

La terapia con privación androgénica que se prescribe en pacientes con cáncer de próstata hormono-sensible metastásico acaba por generar resistencia en la mayoría de los enfermos; por ello, se recurre a la interrupción de la castración química una vez que el tumor parece estabilizado, aunque no había muchos datos fehacientes sobre qué es mejor a largo plazo.

Se asumía, a raíz de algunos estudios de pequeño tamaño, que la privación androgénica podría ser tan eficaz en términos de supervivencia como continuar el bloqueo. Un estudio que se publica hoy en The New England Journal of Medicine lo desmiente; el trabajo compara ambas opciones e inclina la balanza hacia el bloqueo mantenido.

Como expone Mara Hussain, la autora principal del trabajo -realizado sobre 1.535 pacientes con cáncer de próstata metastásico seguidos durante una media de diez años-, "intentamos determinar que el bloqueo androgénico intermitente es tan eficaz como la privación hormonal continuada, pero no lo hemos probado. En cambio, hallamos que la terapia intermitente no es mejor y ni siquiera puede considerarse comparable con la continuada". Hussain es oncóloga especializada en cáncer prostático del Centro Oncológico Integral de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor.

Diseño del estudio
En el estudio se incluyeron pacientes con el tumor de próstata hormono-sensible metastásico que habían recibido la terapia de privación hormonal; cuando los niveles de PSA se estabilizaron, se les asignaron a dos grupos aleatorios: en uno continuaron con la terapia y en el otro, la interrumpieron. A todos ellos se les controló mensualmente el nivel del PSA y participaron en revisiones cada tres meses; la terapia se reanudó en el grupo de la interrupción, si el PSA del paciente ascendía a los 20 ng/ml.

Los resultados indican que en el grupo de la terapia intermitente se registraba un aumento relativo del riesgo de mortalidad del 10 por ciento; la supervivencia media fue de 5,8 años en el grupo de pacientes que continuaban la terapia y de 5,1 años en el del tratamiento intermitente, desde el momento de inclusión en alguno de los dos grupos.

En cuanto a la calidad de vida, uno de los argumentos esgrimidos a favor de la terapia discontinua, el estudio concluye que los beneficios obtenidos en ese aspecto tampoco son lo suficientemente sólidos.

Si bien los pacientes a los que se interrumpió el tratamiento experimentaron una mejoría en la impotencia y en su función emocional durante los tres primeros meses en comparación con los del otro grupo, las diferencias se acortaron con el paso del tiempo.

"Las mejorías en la calidad de vida observadas en los primeros momentos no se mantuvieron a los pocos meses a medida que los pacientes debían reanudar el tratamiento", observa Hussain.

Con todos estos datos, la oncóloga concluye que "si el paciente acude con un cáncer de próstata metastásico, el tratamiento hormonal continuado es la terapia estándar. Si él quiere interrumpir el bloqueo androgénico, habría que aconsejarle, a partir de estos datos, que su pronóstico podría quedar comprometido".
n (N Engl J Med 2013; 368: 1314-1325).

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