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Por C.E. Huggins Un equipo de Austria observó que los participantes considerados inteligentes tendían a expresar su gratitud de manera espontánea y con más frecuencia que el resto. "La sabiduría está muy asociada con la gratitud", dijo por correo electrónico la autora principal, Judith Glück, de la Universidad de Klagenfurt. "Las personas más inteligentes son más agradecidas y por distintos motivos que el resto", agregó. Aunque muchas investigaciones han indagado la naturaleza de la sabiduría y la gratitud, pocas se concentraron en la conexión entre ambas, según publican Glück y la coautora Susanne König en Journals of Gerontology, Series B: Psychological Sciences and Social Sciences. Las psicólogas realizaron dos estudios pequeños. En el primero, utilizaron avisos en diarios y revistas para conocer personas consideradas inteligentes. Cuarenta y siete nominados aceptaron participar; los hombres y las mujeres tenían 60 años en promedio. A modo de comparación, incluyeron una muestra obtenida al azar de 47 adultos de la misma edad y nivel educativo. Las autoras los entrevistaron para conocer sus experiencias más difíciles y agradables, como así también las lecciones más importantes que habían aprendido durante su vida. El 31 por ciento expresó su gratitud a Dios, a otras personas o por la experiencia vivida al responder sobre las situaciones más difíciles de sus vidas, como la muerte de un ser querido, una enfermedad, un divorcio o una guerra. El 21 por ciento expresó gratitud al hablar de sus experiencias más agradables. Las personas que habían sido nominadas por su sabiduría expresaron su gratitud con más frecuencia que el grupo control (47 versus 15 por ciento al referirse a sus peores experiencias y 38 versus 4 por ciento al hablar de sus mejores experiencias). Por ejemplo: un hombre de 76 años que había sido nominado por su inteligencia agradeció la oportunidad de tener "una nueva vida" tras haber sufrido un infarto. "Esta nueva vida me permite seguir aprendiendo y comencé a ver la vida de otra manera", manifestó. Una mujer de 81 años dijo: "Sólo puedo agradecerle a Dios por la vida que tengo", mientras que un hombre de 38 años agradeció que una novia lo abandonara: "() De otra manera, mi vida privada habría tomado una dirección completamente distinta". "En términos de calidad de vida, los resultados quizás demuestran que vivir una buena vida incluye tomar conciencia de todo lo bueno que nos sucede, los recursos y las fortalezas que desarrollamos", dijo Glück. Los participantes de ese primer estudio estaban muy agradecidos con la familia de origen, sus padres y hermanos, sus hijos, la salud, el trabajo, el bienestar y otras personas, como amigos y colegas. En el segundo estudio, las autoras analizaron si los resultados de la primera investigación se replicarían en 443 estudiantes universitarios. Lo hicieron mediante pruebas psicológicas estandarizadas para evaluar la inteligencia y la gratitud. A pesar de que los métodos y las cohortes variaron, la sabiduría volvió a estar asociada con niveles más altos de gratitud. Los más inteligentes también eran más agradecidos y así lo demostraban con más frecuencia que el resto. Estos jóvenes, de unos 28 años, también eran muy agradecidos con su familia de origen, terceros y por la salud. En ambos estudios, las mujeres eran más agradecidas que los hombres y, además, lo expresaban más espontáneamente durante las entrevistas, resultados que, para Baker, indican un sesgo de género en el estudio. FUENTE: Journals of Gerontology, Series B: Psychological Sciences and Social Sciences |
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