El 80% de los niños autistas tienen trastornos del sueño

El 80 por ciento de los niños con autismo presentan trastornos del sueño, una situación que debe abordarse con hábitos saludables en función de los ritmos circadianos del menor, según ha explicado Gonzalo Pin, del Hospital Quirónsalud Valencia, en las III Jornadas Neuropediátricas, celebradas en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe, de Valencia.

Enrique Mezquita | dmredaccion@diariomedico.com | 15/12/2015 10:00

Gonzalo Pin, jefe de la Unidad del Sueño y pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia. (Enrique Mezquita)

El trastorno del espectro autista afecta a 1 de cada 150 niños en el mundo, aunque algunas estadísticas apuntan a una prevalencia mayor. Los niños que lo padecen se caracterizan de forma general por deficiencias persistentes en comunicación e interacción social, lo que hace que mantengan una relación anormal con personas y objetos, además de una ausencia o retraso en el lenguaje; patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades; movimientos o utilización de objetos y del habla de manera estereotipada y repetitiva; e intereses muy restrictivos, como un fuerte apego o preocupación por objetos inusuales.

Pero también muestran otro signo distintivo menos conocido: los trastornos y la dificultad para conciliar el sueño. De hecho, según ha explicado a DM Gonzalo Pin, jefe de la Unidad del Sueño y Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia, ocho de cada diez niños autistas presentan algún trastorno relacionado con el sueño, siendo los más frecuentes un "menor tiempo total de sueño, una mayor latencia, más despertares nocturnos y menor eficiencia".

Pin, ponente en las III Jornadas Neuropediátricas, celebradas en el Hospital La Fe, ha hecho hincapié en que el abordaje de esos trastornos tiene una repercusión positiva en el aprendizaje general y, en concreto, del lenguaje. Según el especialista, las causas de estos trastornos puede deberse a un posible retraso en la secreción de la hormona que prepara el organismo para el sueño (la neurohormona melatonina) y/o por una mayor respuesta a estímulos sensoriales. En este escenario, el tratamiento debe ser individualizado en función del pequeño y de su entorno familiar. "Es especialmente importante crear un ambiente tranquilo previo al sueño que le ayude a desactivar y a disminuir su ansiedad, cuadro muy frecuente en los niños que padecen este trastorno", ha aconsejado Pin.

Recomendaciones y resultados
Desde un punto de vista práctico se recomiendan seguir tres pasos fundamentales: adaptar los horarios de sueño al ritmo circadiano del niño, regularizar los horarios de alimentación y sueño, y ayudarle a desactivarse y trasmitirle tranquilidad. "Hay niños que tienen tendencia a dormirse y despertarse más tarde y otros más pronto. Es fundamental acomodar los horarios de sueño al reloj biológico de cada niño y, progresiva y lentamente, ir adaptándolos al ritmo social de la familia".

En ello influye el binomio alimentación-sueño y, en este sentido, Pin ha recomendado empezar por regularizar el despertar "acomodándolo al desayuno", además de señalar que el inicio del sueño "sea como mínimo una hora después de haber cenado". Asimismo, ha alertado del impacto de la tecnología en estos niños, comentando la necesidad de "no dejar que la utilicen una hora antes de iniciar el sueño o, por lo menos, hacerlo en la parte final con unas gafas de cristales de color naranja, que impiden que se altere el descanso posterior". Pin ha hecho hincapié en que el abordaje de los problemas de sueño en niños autistas facilita el aprendizaje, "ya que contribuye a mejorar su conducta y funciones ejecutivas, además de consolidar la memoria". Además, según los últimos estudios, "se ha demostrado una mejora evidente en los trastornos del lenguaje característicos en el espectro autista", un avance comprobado mediante resonancias funcionales y los resultados en cuestionarios específicos.