sábado, 5 de diciembre de 2015

OMS | Principales mensajes de la OMS para la COP21

OMS | Principales mensajes de la OMS para la COP21



Principales mensajes de la OMS para la COP21

OMS

El cambio climático ya está afectando a la salud, y lo seguirá haciendo

Según las estimaciones más conservadoras de la OMS, el cambio climático se cobrará para el decenio de 2030 unas 250 000 muertes adicionales por año. Los principales riesgos para la salud tienen que ver con: la mayor intensidad de las olas de calor y de los incendios; la mayor prevalencia de enfermedades de transmisión vectorial, alimentaria o hídrica; la mayor probabilidad de desnutrición debido a disminución de la producción de alimentos en las regiones pobres; y la pérdida de capacidad de trabajo en las poblaciones vulnerables. Existen además una serie de riesgos más inciertos pero potencialmente más graves, como: el colapso de los sistemas alimentarios, el estallido de conflictos violentos relacionados con la escasez de recursos y los movimientos migratorios, y el agravamiento de la pobreza, factores todos que pondrían en peligro la consecución de los objetivos relacionados con la salud, y también de otra índole, consignados en la agenda de desarrollo sostenible después de 2015. Los niños y las poblaciones más pobres presentan un riesgo desproporcionadamente alto, con niveles de impacto diferentes para las mujeres y los hombres. En términos generales, se teme que el cambio climático provocará una acentuación de las desigualdades sanitarias existentes, tanto entre las poblaciones como dentro de ellas.

La protección de la salud es posible y debería constituir una prioridad en la inversión de fondos para la adaptación a los efectos del cambio climático

Es posible salvaguardar la salud frente a los riesgos ligados al cambio climático protegiendo y mejorando los determinantes sociales y ambientales que la caracterizan «como por ejemplo, la disponibilidad de servicios de agua y saneamiento», asegurando un acceso equitativo a los servicios sanitarios y priorizando intervenciones sanitarias que incidan específicamente en los riesgos ligados al clima, entre ellas medidas de vigilancia y respuesta frente a las enfermedades infecciosas sensibles al clima. Este tipo de intervenciones constituyen una buena inversión tanto para los fondos destinados al desarrollo como para los centrados en el cambio climático, pues es un hecho probado que pueden salvar vidas desde este mismo instante y reforzar también la resiliencia al cambio climático a largo plazo.

La mitigación del cambio climático puede aportar importantes beneficios tanto para la salud como para la economía, y ello de forma inmediata

Las políticas que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero también pueden reportar sustanciales beneficios sanitarios a corto plazo a las poblaciones locales, en todas las fases de desarrollo. Los más evidentes tienen que ver con la reducción de la mortalidad anual atribuible a la contaminación del aire, ya sea atmosférica (unos 4,3 millones) o doméstica (unos 3,7 millones), que representa una de las principales causas de defunción a nivel mundial. La aplicación de intervenciones de eficacia demostrada orientadas a reducir las emisiones de contaminantes climáticos de vida corta «por ejemplo, el establecimiento de normas más exigentes relativas a las emisiones y la eficiencia de los vehículos» previsiblemente podría salvar unos 2,4 millones de vidas cada año y reducir el calentamiento global aproximadamente en 0,5 ºC para 2050. Se calcula que la imposición de una tasa sobre los combustibles contaminantes en compensación de sus efectos negativos en la salud permitiría reducir a la mitad el número de defunciones relacionadas con la contaminación atmosférica, rebajar las emisiones de dióxido de carbono en más del 20% y recaudar unos US$ 3 billones anuales (más de la mitad del valor total de los gastos sanitarios de todos los gobiernos del mundo).

El sector de la atención sanitaria representa alrededor del 10 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, y su tamaño y contribución al cambio climático son cada vez mayores.

El sector de la salud también puede mejorar sus propias prácticas, y al mismo tiempo reducir sus emisiones de carbono al mínimo. En algunos países desarrollados, los servicios sanitarios son responsables de entre un 5% y un 15% de estas emisiones. La eficiencia energética, la transición a fuentes renovables de energía y la implantación de cadenas más ecológicas de adquisición y suministro pueden contribuir, por un lado, a una mejora de los servicios y, por otro, a la reducción de las emisiones de carbono. En contraste, muchos centros de salud de los países más pobres carecen de suministro eléctrico; para los entornos de escasos recursos y los hospitales y dispensarios sin conexión a la red eléctrica, existen varias soluciones energéticas con bajos niveles de emisiones de carbono que pueden constituir un elemento importante dentro de una estrategia global de suministro de energía.

Un sólido acuerdo sobre el cambio climático es un sólido acuerdo en pro de la salud

El logro de un acuerdo eficaz en relación con el clima es fundamental para la protección de la salud pública. Un acuerdo que refuerce el principio original de la CMNUCC de que la salud debe ser una motivación fundamental para la adopción de medidas, que identifique la salud como una prioridad en materia de adaptación a los efectos del cambio climático y que promueva políticas de mitigación de esos efectos que también aporten beneficios sanitarios sería un resultado aún más beneficioso. Un instrumento de esas características nos ayudaría a lograr un planeta con un medio ambiente menos deteriorado, y también con un aire más limpio, una mayor abundancia de agua dulce y alimentos seguros y unos sistemas de salud y protección social más eficientes y equitativos, lo que, a su vez, mejoraría la salud de sus habitantes.

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