ES CLAVE LA IMPLICACIÓN Y EL SIGNIFICADO QUE SE LE DA
Más calidad de vida en personas con discapacidad que cuidan a sus perros
Implicarse en el cuidado de un perro y el valor que se le da mejora la calidad de vida y la salud de los pacientes con discapacidad, según la tesis doctoral de Nazaret Hernández Espeso, profesora del grado en Terapia Ocupacional de la Universidad Católica de Valencia (UCV).
Enrique Mezquita | dmredaccion@diariomedico.com | 01/12/2016 13:54
Nazaret Hernández Espeso, profesora del grado en Terapia Ocupacional de la Universidad Católica de Valencia (UCV). (Enrique Mezquita)
Existe un consenso bastante extendido sobre que la interacción con los animales puede tener un impacto positivo sobre la salud humana y, de hecho, en los últimos años múltiples estudios avanzan en esa impresión. En esta línea, una tesis de Nazaret Hernández Espeso, profesora del grado en Terapia Ocupacional de la Universidad Católica de Valencia (UCV), ha dado un nuevo paso en esa dirección, confirmando que la implicación de personas con discapacidad en el cuidado "activo" de sus perros aumenta su salud y calidad de vida. Según las conclusiones de la tesis, dirigida por Eva María Rosa, profesora de la Facultad de Psicología de la UCV, el factor determinante de este impacto no es la mera tenencia del perro, sino la participación en actividades conjuntas y el significado que la persona otorga a cada una de ellas. Y ello se plasma en que a mayor vinculación con el animal, mayores puntuaciones en variables de calidad de vida y salud.
En la investigación participaron 207 personas adultas con discapacidad (personas con enfermedades neurodegenerativas, parkinson, enfermedades mentales, lesión medular y daño cerebral adquirido) residentes en España, de las cuales 101 convivían diariamente con un perro y 106, no. Los sujetos estudiados cumplimentaron un protocolo de evaluación que tenía por objetivo medir distintos indicadores relacionados con la calidad de vida, salud percibida, felicidad y sentido de la vida.
Por otro lado, se recogió la información relativa a la relación establecida con el perro y al tiempo dedicado a éste, reconociendo como variables importantes no sólo lo que la persona hacía con él, sino la importancia que le otorgaba a estas actividades compartidas con el animal y la satisfacción que le generaba realizarlas.
Según ha explicado a DM Hernández Espeso, "existen evidencias previas contradictorias respecto a si la presencia del animal en la vida de las personas puede tener un impacto en la salud o no, pero la mayoría de estos estudios, sólo consideraron la variable presencia/ausencia del animal como elemento de análisis sin profundizar en el significado de esta interacción humano-animal. En esta investigación se entendió que cuidar y convivir a un perro podía ser una ocupación y como tal, tener impacto positivo en la salud y calidad de vida, pero para comprobar esto fue necesario explorar si la actividad de cuidar y convivir con un perro, era una actividad con sentido y significado para las personas con discapacidad".
Así, se quiso responder a si la mera presencia/ausencia del animal hacía obtener diferentes puntuaciones en las escalas seleccionadas en las personas con discapacidad que vivían con perro como las que no, con el fin de observar si se le podía otorgar por el hecho de estar presente, alguna explicación en los resultados obtenidos. Asimismo, también se planteó de qué forma la objetividad (tiempo de actividad con el animal, actividades diarias realizadas con él, etc.) y subjetividad (importancia y satisfacción otorgadas) de cuidar y convivir con un perro, podían estar relacionadas y determinar las puntuaciones obtenidas en algunos indicadores de calidad de vida, salud percibida, felicidad y sentido de la vida.
Resultados significativos
Tras analizar los resultados de ambos grupos, se obtuvieron diferencias significativas cuando se exploró de qué forma la ocupación de cuidar a un perro y convivir con él, se relacionaba con las variables de calidad de vida (bienestar emocional, actividad física, relaciones interpersonales), felicidad y sentido de la vida". Los resultados indicaron para todas las variables estudiadas que, a medida que para la persona con discapacidad convivir con su perro y cuidar de él era una ocupación (actividad con sentido y significado), obtenía mayores puntuaciones en estos parámetros. Además esta ocupación llegaba a explicar un porcentaje importante de algunas de estas variables, "lo que indicaba que no sólo estaba relacionado con ella, sino que era capaz de explicarlas". La conclusión principal está en consonancia con lo que planteó Margallo (2005), al afirmar que cuando la actividad realmente tiene un propósito, conduce al cambio. "Es por ello que la interacción humano-animal podrá tener impacto sobre las personas con discapacidad y mejorar su salud y calidad de vida, siempre que para ellas esta actividad sea relevante y satisfactoria", ha señalado Hernández Espeso.
Tras analizar los resultados de ambos grupos, se obtuvieron diferencias significativas cuando se exploró de qué forma la ocupación de cuidar a un perro y convivir con él, se relacionaba con las variables de calidad de vida (bienestar emocional, actividad física, relaciones interpersonales), felicidad y sentido de la vida". Los resultados indicaron para todas las variables estudiadas que, a medida que para la persona con discapacidad convivir con su perro y cuidar de él era una ocupación (actividad con sentido y significado), obtenía mayores puntuaciones en estos parámetros. Además esta ocupación llegaba a explicar un porcentaje importante de algunas de estas variables, "lo que indicaba que no sólo estaba relacionado con ella, sino que era capaz de explicarlas". La conclusión principal está en consonancia con lo que planteó Margallo (2005), al afirmar que cuando la actividad realmente tiene un propósito, conduce al cambio. "Es por ello que la interacción humano-animal podrá tener impacto sobre las personas con discapacidad y mejorar su salud y calidad de vida, siempre que para ellas esta actividad sea relevante y satisfactoria", ha señalado Hernández Espeso.
La presencia o raza del perro no muestra variaciones significativas
Según el estudio realizado por Nazaret Hernández Espeso, profesora del grado en Terapia Ocupacional de la Universidad Católica de Valencia (UCV), cuando la única diferencia entre un sujeto y otro era la simple presencia o no del perro, no se apreciaron variaciones significativas en ninguno de los parámetros. Ello refuerza la teoría de que la presencia y participación en el cuidado del animal debe ser "activa" y suponer "una implicación" por parte de la persona. "Estos resultados obligan a abandonar las ideas que les otorgan directamente a los animales las capacidades terapéuticas, entendiendo que no es el animal, sino la experiencia vivida por la persona en relación a este, lo que puede influir en su bienestar", ha comentado. El estudio también determinó que el tipo raza de la mascota no era relevante en los resultados que se obtuvieron, lo cual implica que "no se trata del perro, sino de cómo la persona experimenta esta relación con el animal y qué significado tiene para ella todo lo que comparte con él".
Para estudios futuros se propone continuar estudiando el significado que las personas que conviven con un perro le otorgan a su ocupación de cuidar a una mascota, y cómo este se relaciona con otras variables. "Esto nos permitirá comprender con mayor detalle cómo la relación humano-animal influye en la vida de las personas con discapacidad. Asimismo sería interesante plantear la realización de estudios con diseño experimental o cuasi-experimentales, por ejemplo de tipo longitudinal, para estudiar los efectos que tiene implicarse en el cuidado de un perro bajo condiciones controladas", ha concluido.
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