jueves, 21 de enero de 2010
Trasplantan neuronas conseguidas a partir de troncales que reestablecen las conexiones neuronales en ratones
Diariomedico.com
ESPAÑA
LAS NUEVAS CÉLULAS SE HAN INJERTADO EN EL CÓRTEX CEREBRAL
Trasplantan neuronas conseguidas a partir de troncales que reestablecen las conexiones neuronales en ratones
Las neuronas que se obtienen a partir de células madre embrionarias una vez trasplantadas pueden integrarse en los cerebros de los animales jóvenes, según un estudio que se publica hoy en The Journal of Neuroscience y que ha sido coordinado por James Weimann, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
Redacción - Jueves, 21 de Enero de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
El trabajo muestra que las células madre pueden convertirse en células cerebrales e integrarse correctamente. El citado equipo se ha centrado en las células que transmiten información desde el córtex cerebral, algunas de las cuales son responsables del control de los músculos. Estas neuronas son las que están alteradas o ausentes en las lesiones medulares y en la esclerosis lateral amiotrófica. "Las troncales pueden derivarse en neuronas que pueden hacer que crezcan fibras nerviosas entre el córtex cerebral y la médula, por lo que se confirma el empleo de estas células con fines terapéuticos", ha apuntado Weimann.
Especialización
Para lograr que se integraran correctamente las células en el cerebro, primero las especializaron en el tipo de las del córtex cerebral. Las que eran precursoras de las neuronas corticales se cultivaron en placas de Petri hasta que produjeron características similares a las neuronas maduras. Las neuronas jóvenes las trasplantaron en los cerebros de los ratones recién nacidos, concretamente en las zonas responsables de la visión, el tacto y la motricidad. Las neuronas maduras se extendieron de forma apropiada en las estructuras cerebrales, sólo en las zonas correctas y evitaron las inapropiadas.
En el estudio se demuestra que se puede obtener una conectividad adecuada en los animales recién nacidos. En el trabajo también se describe el protocolo utilizado para conseguir las mejores neuronas para repoblar las zonas dañadas en las lesiones medulares y la forma más correcta de lograrlo. Ahora tienen que poder reproducir estos resultados en el hombre.
Un estudio que se publica en Developmental Cell muestra que los receptores activados de la proteasa, PAR en siglas inglesas, son necesarios para el cerramiento del tubo neural durante el desarrollo embrionario. Eric Camerer y Shaun Coughlin, del Instituto de Investigación Cardiovascular de la Universidad de California en San Francisco, han demostrado que los ratones sin estos receptores muestran defectos en el tubo neural. En el trabajo se explica que los receptores activados de la proteasa y otras proteínas no sólo se encuentran funcionantes en los surcos, donde se fusionan las terminaciones del tubo neural. Estas observaciones pueden ayudar a los investigadores a conocer cómo se producen las lesiones medulares y a poder regular el cerramiento del tubo neural en los casos de los niños que nacen con estos problemas, como los que desarrollan espina bífida.
(Developmental Cell 2010; 18: 25-28)
ELEMENTOS NECESARIOS
Un estudio que se publica en Developmental Cell muestra que los receptores activados de la proteasa, PAR en siglas inglesas, son necesarios para el cerramiento del tubo neural durante el desarrollo embrionario. Eric Camerer y Shaun Coughlin, del Instituto de Investigación Cardiovascular de la Universidad de California en San Francisco, han demostrado que los ratones sin estos receptores muestran defectos en el tubo neural. En el trabajo se explica que los receptores activados de la proteasa y otras proteínas no sólo se encuentran funcionantes en los surcos, donde se fusionan las terminaciones del tubo neural. Estas observaciones pueden ayudar a los investigadores a conocer cómo se producen las lesiones medulares y a poder regular el cerramiento del tubo neural en los casos de los niños que nacen con estos problemas, como los que desarrollan espina bífida.
(Developmental Cell 2010; 18: 25-28)
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