miércoles, 10 de abril de 2013

Las pociones del pasado eran más que meros potingues, según un estudio: MedlinePlus

Las pociones del pasado eran más que meros potingues, según un estudio: MedlinePlus

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Las pociones del pasado eran más que meros potingues, según un estudio

Unos investigadores analizaron brebajes del siglo XIX y hallaron que algunos secretos médicos de verdad funcionaban
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_135690.html (*estas noticias no estarán disponibles después del 07/07/2013)
Traducido del inglés: lunes, 8 de abril, 2013 HealthDay Logo
DOMINGO, 17 de abril (HealthDay News) -- Unos investigadores que aplicaron ciencia del siglo XXI para investigar una colección de medicamentos del siglo XIX descubrieron que los antiguos frascos contenían pociones tanto nocivas como promisorias, que antes se vendían como curas rápidas para todo, desde las enfermedades más comunes hasta las más terribles.
La colorida colección de frascos de medicina, antiguos y ornamentados, se conservaba en los pasillos del Museo de Henry Ford, en Dearborn, Michigan, como parte de la colección de "materiales de salud" del centro.
Mark Benvenuto, profesor de química de la Universidad de Detroit, en Mercy, trabajó con estudiantes universitarios para analizar los contenidos de los 25 recipientes. Usando fluorescencia de rayos X para los materiales sólidos y resonancia magnética nuclear para los líquidos, pasaron apenas unos cinco minutos por frasco para identificar el contenido químico de cada uno, comentó.
Los resultados del estudio se presentaron el 7 de abril en la reunión anual de la Sociedad Americana de Química (American Chemical Society) en Nueva Orleáns.
Las etiquetas de los medicamentos revelaban poco sobre sus contenidos: Tabletas de Pepitas de Oro de Hollister, Pastillas Francesas para Mujeres del Dr. F.G. Johnson, Restaurativo de la Salud Femenina de Reynolds y Parmley y Pastillas para los Riñones de DeBell.
Pero Benvenuto descubrió una amplia variedad de ingredientes en los recipientes, incluyendo metales pesados como el mercurio, el plomo y la plata; calcio y zinc; manganeso y potasio, y arsénico. Cinco muestras contenían torio radioactivo.
Aunque la presencia de algunos de los metales pesados podría deberse a contaminación con el frasco, se sabe que el arsénico y el mercurio eran tratamientos comunes para la sífilis, apuntó Benvenuto. El plomo tiene un sabor dulce, y podría haberse añadido a la medicina para que tuviera un mejor sabor, agregó.
Por lo general, los medicamentos eran vendidos por los médicos en las tiendas, por correo o en espectáculos ambulantes de medicina, mucho antes de que se requirieran ensayos clínicos y la aprobación de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU. para garantizar la seguridad y efectividad de los tratamientos, explicó Benvenuto. Eran conocidos como "medicinas patentadas", pero el término se refería al hecho de que eran creadas por individuos y se les consideraba como secretos comerciales, no porque estuvieran oficialmente registradas con la oficina de patentes de EE. UU., anotó.
"Estos medicamentos representan un primer paso hacia el establecimiento médico que tenemos hoy día", comentó Benvenuto. "Los médicos que fabricaban estos medicamentos pasaban sistemáticamente por un proceso de ensayo y error basado en lo que parecía mejorar a las personas. Quizás algunos eran unos fraudes totales que querían ganar dinero, pero algunos [de los medicamentos] aparentemente eran valiosos".
¿Por qué se usaban ingredientes tan potentes en estos medicamentos?
Michael Sappol, historiador gubernamental de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., explicó que los tratamientos fuertes eran necesarios para ayudar al paciente a creer que el fármaco tenía un impacto. "Los medicamentos se fabricaban para hacer que la persona experimentara algo de forma que se sintiera sanado o tratado", explicó. "Es probable que el medicamento no tuviera un efecto sanador sobre el cuerpo, excepto como un efecto placebo".
Y Benvenuto añadió que los ornados frascos de los medicamentos, con sus letras elegantes y sus nombres fascinantes, probablemente añadían al valor de los medicamentos percibido por los consumidores. "Algunos eran simplemente hermosos. Posiblemente, eso mejorara la percepción de que los medicamentos funcionaban", anotó.
Aunque es tentador considerar esos medicamentos antiguos como curas falsas, Sappol dijo que era importante comprender que el desarrollo continuo de esos medicamentos era parte del proceso de pruebas y evaluaciones de los tratamientos de los buenos médicos.
"Si uno iba al médico regular en 1885 y le decía que pensaba que tenía sífilis, ese médico probablemente le diera mercurio y algo más", explicó. "Y un médico falso también podría darle mercurio. Así que hay que tener cuidado al distinguir entre la medicina engañosa y la medicina regular. Todos sabemos que es una línea fina".
Igual que los médicos del siglo XIX respondían a la demanda de los consumidores de soluciones rápidas, hoy en día los médicos con frecuencia son sensibles al mismo tipo de solicitud, añadió Sappol. "Actualmente, los médicos desean saber si alguien funcionó, y si uno le dice que no, prueban con otra cosa. En ciertas formas, la medicina que tenemos ahora es un legado de esa época", planteó.
Benvenuto sugirió que los consumidores modernos no deben sentirse demasiado superiores al comparar el estado de la medicina actual con la del siglo XIX.
"Me pregunto qué pensarán de nosotros los químicos que estudien nuestros medicamentos en 100 o 200 años", dijo.
Los datos y las conclusiones de las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Mark Benvenuto, Ph.D., professor of chemistry, University of Detroit Mercy; Michael Sappol, Ph.D., historian, history of medicine division, U.S. National Library of Medicine; April 7, 2013, presentation, American Chemical Society meeting, New Orleans
HealthDay

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