Las probabilidades de sobrevivir a una parada cardiorrespiratoria se reducen a la mitad tras el sexto minuto
Madrid (10/04/2013) - Redacción
Según un estudio publicado en el último número de Revista Española de Cardiología (REC) que pone de relieve la necesidad de crear estrategias de acción dirigidas a disminuir el tiempo de respuesta de las maniobras de reanimación y el insuficiente conocimiento de la población en materia de reanimación básica
Las probabilidades de sobrevivir a una parada cardiorrespiratoria se reducen a la mitad tras el sexto minuto e iniciar las maniobras de soporte vital después de que hayan transcurrido los primeros ocho minutos se asocia a un incremento significativo de la mortalidad extrahospitalaria. Así lo demuestra un reciente estudio publicado en el último número de Revista Española de Cardiologia (REC), que pone de relieve la necesidad de crear estrategias de acción dirigidas a disminuir el tiempo de respuesta de las maniobras de reanimación y el insuficiente conocimiento de la población en materia de reanimación básica, lo que evidencia la necesidad de fomentar programas o cursos de formación en reanimación cardiopulmonar (RCP).
"Esta investigación se ha realizado con el objetivo de describir cuáles son las características epidemiológicas de las PCR atendidas por las unidades de soporte vital básico del País Vasco y determinar cuáles son los factores asociados al fracaso de las maniobras de reanimación", señala Sendoa Ballesteros, investigador y docente del Departamento de Salud Pública de la Universidad del País Vasco y ex miembro del Servicio de Ambulancias Municipal (SAMUR) de Bilbao, entidades en las que se ha desarrollado la tesis doctoral a partir de la cual se ha redactado el artículo. Y añade, "cada 20-30 minutos se produce una PCR en nuestro país, un problema sanitario vigente dado que, a pesar de ser un cuadro potencialmente reversible, las probabilidades de recuperación hoy en día siguen siendo escasas".
El trabajo demuestra que la incidencia anual de paradas cardiorrespiratorias extrahospitalarias en el País Vasco podría estimarse en 39 eventos por cada 100.000 habitantes. Si extrapolamos estos datos al conjunto del estado, la cifra anual de paradas cardiacas en España se aproximaría a los 18.000 casos, lo que representa un índice nueve veces superior al total de muertes por accidente de tráfico que se produjeron durante el 2011 (2.060 víctimas), según datos de la DGT.
En este sentido, Ballesteros destaca que, "dadas las peculiaridades sociodemográficas de cada Comunidad, es preciso tomarse este dato con cautela, pues la cifra real podría variar de forma considerable. Además, cabe señalar que para el cómputo total sólo se han tenido en cuenta aquellas paradas cardiacas en las que se han iniciado maniobras de reanimación, por lo que la cifra real podría ser muy superior".
Actualmente se desconoce con certeza cuál es la incidencia real de este problema debido a la inexistencia de un sistema centralizado de registro específico del número de PCR y, aunque mediante la creación de los Sistemas de Emergencias Médicas (SEM) se ha logrado aumentar la supervivencia de estos eventos, son muchas las variables que influyen en el pronóstico final tras las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) ya que, además de las características organizativas del servicio de emergencias, las características del paciente también influyen directamente en el proceso de reanimación.
Durante los 18 meses estudiados, se registraron un total de 1.272 eventos por PCR tributarias de reanimación, en los cuales en un 82,5 por ciento de los casos intervino un recurso de soporte vital básico. De estos, se consiguió revertir, in situ, a sólo el 15,7 por ciento de los pacientes afectados. La mediana de edad de estos pacientes fue de 65 años y el tiempo medio transcurrido hasta la llegada del primer recurso sanitario fue de 9,1 minutos, intervalo significativamente inferior que el de los que fallecieron en el lugar de asistencia (un 84,3 por ciento) que fue de 11,2 minutos.
"Este trabajo confirma que el tiempo es el mayor enemigo para lograr sobrevivir tras un evento de esta índole ya que las posibilidades de recuperación tras una parada cardiaca disminuyen en un 7-10 por ciento por cada minuto que pasa sin aplicar medidas de soporte vital. Cuanto antes se inicien las maniobras de reanimación cardiopulmonar, mayores serán las probabilidades de supervivencia, ya que una intervención rápida y eficaz durante los primeros minutos podría aumentar en un 70 por ciento las posibilidades de éxito", señala Ballesteros.
En referencia a la causa de la PCR, los resultados revelan que el 55,3 por ciento de las paradas fueron debidas presumiblemente a una causa cardiológica y que el 71,4 por ciento ocurrieron en el hogar.
Un dato alarmante es que, a pesar de que en un 76 por ciento de las ocasiones la parada cardiorrespiratoria fue presenciada por un tercero, tan sólo se realizó algún tipo de reanimación antes de la llegada de los servicios médicos en un 22 por ciento de los casos. En este sentido, Ballesteros añade que "si en vez de "algún tipo de reanimación" tomásemos en consideración las reanimaciones cardiopulmonares protocolarias (es decir, la técnica organizada y combinada de compresiones torácicas y respiración artificial) realizadas hasta la llegada del primer recurso, la cifra descendería hasta por debajo del 5 por ciento. Aun así, según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC), solo el 10 por ciento de la población sabría cómo actuar correctamente ante una parada cardiorrespiratoria".
Ante estos hallazgos, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) quiere subrayar la necesidad de incrementar los esfuerzos en la creación de estrategias que logren reducir el tiempo de respuesta hasta el inicio de las maniobras de soporte vital y aplicación de un desfibrilador y la falta de instrucción a la población general en materia de reanimación básica, lo que hace imprescindible el impulso de los programas de formación en materia de RCP.
Las conclusiones a las que llega Ballesteros son que, "desde mi punto de vista, la solución no pasa por aumentar el número de ambulancias, sino por implicar y sensibilizar a la población. Es preciso aumentar los conocimientos de la población sobre cómo identificar precozmente y cuál es la mejor manera de actuar ante una parada cardiorrespiratoria." Y añade que, "esta misma medida también podría ser adaptada por otros servicios de emergencia que no necesariamente tienen por qué ser del ámbito sanitario. La formación en reanimación y dotación de desfibriladores automáticos a cuerpos como las fuerzas de seguridad o los bomberos podría reducir el tiempo hasta la aplicación de un desfibrilador, especialmente en aquellos lugares en los que el recurso sanitario más cercano se encuentra ubicado demasiado lejos como para llegar a una parada cardiaca en menos de ocho minutos."
"Esta investigación se ha realizado con el objetivo de describir cuáles son las características epidemiológicas de las PCR atendidas por las unidades de soporte vital básico del País Vasco y determinar cuáles son los factores asociados al fracaso de las maniobras de reanimación", señala Sendoa Ballesteros, investigador y docente del Departamento de Salud Pública de la Universidad del País Vasco y ex miembro del Servicio de Ambulancias Municipal (SAMUR) de Bilbao, entidades en las que se ha desarrollado la tesis doctoral a partir de la cual se ha redactado el artículo. Y añade, "cada 20-30 minutos se produce una PCR en nuestro país, un problema sanitario vigente dado que, a pesar de ser un cuadro potencialmente reversible, las probabilidades de recuperación hoy en día siguen siendo escasas".
El trabajo demuestra que la incidencia anual de paradas cardiorrespiratorias extrahospitalarias en el País Vasco podría estimarse en 39 eventos por cada 100.000 habitantes. Si extrapolamos estos datos al conjunto del estado, la cifra anual de paradas cardiacas en España se aproximaría a los 18.000 casos, lo que representa un índice nueve veces superior al total de muertes por accidente de tráfico que se produjeron durante el 2011 (2.060 víctimas), según datos de la DGT.
En este sentido, Ballesteros destaca que, "dadas las peculiaridades sociodemográficas de cada Comunidad, es preciso tomarse este dato con cautela, pues la cifra real podría variar de forma considerable. Además, cabe señalar que para el cómputo total sólo se han tenido en cuenta aquellas paradas cardiacas en las que se han iniciado maniobras de reanimación, por lo que la cifra real podría ser muy superior".
Actualmente se desconoce con certeza cuál es la incidencia real de este problema debido a la inexistencia de un sistema centralizado de registro específico del número de PCR y, aunque mediante la creación de los Sistemas de Emergencias Médicas (SEM) se ha logrado aumentar la supervivencia de estos eventos, son muchas las variables que influyen en el pronóstico final tras las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) ya que, además de las características organizativas del servicio de emergencias, las características del paciente también influyen directamente en el proceso de reanimación.
Durante los 18 meses estudiados, se registraron un total de 1.272 eventos por PCR tributarias de reanimación, en los cuales en un 82,5 por ciento de los casos intervino un recurso de soporte vital básico. De estos, se consiguió revertir, in situ, a sólo el 15,7 por ciento de los pacientes afectados. La mediana de edad de estos pacientes fue de 65 años y el tiempo medio transcurrido hasta la llegada del primer recurso sanitario fue de 9,1 minutos, intervalo significativamente inferior que el de los que fallecieron en el lugar de asistencia (un 84,3 por ciento) que fue de 11,2 minutos.
"Este trabajo confirma que el tiempo es el mayor enemigo para lograr sobrevivir tras un evento de esta índole ya que las posibilidades de recuperación tras una parada cardiaca disminuyen en un 7-10 por ciento por cada minuto que pasa sin aplicar medidas de soporte vital. Cuanto antes se inicien las maniobras de reanimación cardiopulmonar, mayores serán las probabilidades de supervivencia, ya que una intervención rápida y eficaz durante los primeros minutos podría aumentar en un 70 por ciento las posibilidades de éxito", señala Ballesteros.
En referencia a la causa de la PCR, los resultados revelan que el 55,3 por ciento de las paradas fueron debidas presumiblemente a una causa cardiológica y que el 71,4 por ciento ocurrieron en el hogar.
Un dato alarmante es que, a pesar de que en un 76 por ciento de las ocasiones la parada cardiorrespiratoria fue presenciada por un tercero, tan sólo se realizó algún tipo de reanimación antes de la llegada de los servicios médicos en un 22 por ciento de los casos. En este sentido, Ballesteros añade que "si en vez de "algún tipo de reanimación" tomásemos en consideración las reanimaciones cardiopulmonares protocolarias (es decir, la técnica organizada y combinada de compresiones torácicas y respiración artificial) realizadas hasta la llegada del primer recurso, la cifra descendería hasta por debajo del 5 por ciento. Aun así, según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC), solo el 10 por ciento de la población sabría cómo actuar correctamente ante una parada cardiorrespiratoria".
Ante estos hallazgos, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) quiere subrayar la necesidad de incrementar los esfuerzos en la creación de estrategias que logren reducir el tiempo de respuesta hasta el inicio de las maniobras de soporte vital y aplicación de un desfibrilador y la falta de instrucción a la población general en materia de reanimación básica, lo que hace imprescindible el impulso de los programas de formación en materia de RCP.
Las conclusiones a las que llega Ballesteros son que, "desde mi punto de vista, la solución no pasa por aumentar el número de ambulancias, sino por implicar y sensibilizar a la población. Es preciso aumentar los conocimientos de la población sobre cómo identificar precozmente y cuál es la mejor manera de actuar ante una parada cardiorrespiratoria." Y añade que, "esta misma medida también podría ser adaptada por otros servicios de emergencia que no necesariamente tienen por qué ser del ámbito sanitario. La formación en reanimación y dotación de desfibriladores automáticos a cuerpos como las fuerzas de seguridad o los bomberos podría reducir el tiempo hasta la aplicación de un desfibrilador, especialmente en aquellos lugares en los que el recurso sanitario más cercano se encuentra ubicado demasiado lejos como para llegar a una parada cardiaca en menos de ocho minutos."
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