TRASTORNOS MENTALES
El trastorno por somatización debe abordarlo un único profesional
Se caracteriza por conflictividad intrapersonal con múltiples síntomas somáticos osteoarticulares, genitourinarios, sexuales, neurológicos y digestivos, que dan lugar a pruebas y denuncias.
Pilar Laguna. Murcia | dmredaccion@diariomedico.com | 13/07/2015 00:00
Hay pacientes con trastornos mentales que se manifiestan en enfermedad física, mientras que otros tienen una vulnerabilidad psíquica ante la enfermedad puramente orgánica. Cada vez hay mayor consenso científico sobre la importancia de factores psicológicos en el desencadenamiento, mantenimiento o recidiva de algunas patologías que se consideran psicosomáticas, cuyas causas puramente psicógenas se originan en sucesos biográficos del paciente y producen lesiones orgánicas verificables. El proceso inverso se da en enfermedades orgánicas que implican sufrimiento, pérdida de autonomía, amputaciones o desfiguraciones, hospitalización larga o amenaza potencial de mortalidad. Estas pueden conllevar alteraciones psicológicas en personalidad sana.
"El buen estado de salud mental está indisolublemente unido a la mejor adaptación a cualquier tipo de condición médica" explica Mateo Campillo, jefe del Servicio de Psiquiatría en el Hospital Universitario Morales Meseguer, de Murcia. Durante su intervención en el VI Curso sobre Psiquiatría en la Vida Cotidiana, organizado por la Universidad del Mar, en Molina de Segura, Campillo ha detallado los mecanismos de los trastornos psicosomáticos.
Entre los más frecuentes están la HTA esencial, la alopecia areata, la psoriasis, el síndrome de intestino irritable y muchas urticarias, pero el que considera modelo de causas psiconeuroinmunológicas es el herpes zóster cutáneo del adulto, que se remonta a un virus acantonado tras una varicela infantil. "Años después, con motivo de sufrimiento, estrés personal elevado o debilidad del sistema inmunitario, el virus reaparece y, aunque se cure con antivirales, sabemos que hay factores psicológicos en su fisiopatología".
En trastornos mentales conversivos y asociativos puede darse afectación neurológica que va de la parálisis a la amnesia. "Tras un debut dramático se descarta patología neurológica y a partir de ahí corresponde a los psiquiatras abordar la psicopatología que ha dado lugar a estos síntomas". Campillo lamenta que algunos médicos deshumanizados rechacen o ridiculicen a estos enfermos creyendo que simulan o manipulan los síntomas.
Un caso grave de enfermedad mental con síntomas físicos es el del trastorno por somatización, caracterizado por la profunda conflictividad intrapersonal con múltiples síntomas somáticos osteoarticulares, genitourinarios, sexuales, neurológicos y/o digestivos, lo que da lugar a un sinfín de exploraciones médicas, diagnósticos espurios, terapias iatrogénicas, incapacidad laboral litigiosa, denuncias por negligencias, repetición de pruebas innecesarias y tratamientos de complacencia. "El único enfoque apropiado para estos pacientes de mal pronóstico es su adscripción a un médico único que lleve todo el proceso evitando derivaciones y exploraciones agresivas, tratando de mantener la confianza del paciente".
Capacidad de adaptación
También la enfermedad física puede suponer un desafío a la capacidad de adaptación, "haciendo saltar por los aires la imaginaria invulnerabilidad física que cada persona siente íntimamente", ha dicho Campillo. La amenaza de catástrofe debe abordarse con el estilo adaptativo, la personalidad y los mecanismos psicológicos de defensa del propio enfermo. "Cada persona tiene recursos diferentes que darán lugar a una respuesta afectiva y conductual individual. Los médicos deben estar preparados para comprender y afrontar todas estas reacciones y en todo caso los psiquiatras de interconsulta y enlace pueden ayudar al paciente en este tránsito".
También la enfermedad física puede suponer un desafío a la capacidad de adaptación, "haciendo saltar por los aires la imaginaria invulnerabilidad física que cada persona siente íntimamente", ha dicho Campillo. La amenaza de catástrofe debe abordarse con el estilo adaptativo, la personalidad y los mecanismos psicológicos de defensa del propio enfermo. "Cada persona tiene recursos diferentes que darán lugar a una respuesta afectiva y conductual individual. Los médicos deben estar preparados para comprender y afrontar todas estas reacciones y en todo caso los psiquiatras de interconsulta y enlace pueden ayudar al paciente en este tránsito".
Mateo Campillo reivindica el papel del psiquiatra hospitalario para ocuparse tanto de las personas con enfermedad mental que ingresan por motivos médicos como de los síntomas o síndromes psiquiátricos que aparecen en enfermos orgánicos durante el ingreso. "Además de hacer diagnóstico diferencial de patologías somatomorfas, valoramos la capacidad del paciente ante un alta voluntaria o la negativa a tratamientos inaplazables, y ayudamos al resto de profesionales sanitarios a comprender y tratar a pacientes difíciles y desconfiados, con personalidad narcisista o paranoide".
Los tópicos se aferran a la psiquiatría
A pesar de los avances técnico científicos, la Psiquiatría sigue sujeta a numerosos mitos y tópicos que hacen presa no sólo en los pacientes y sus familiares, sino también en otras especialidades médicas. Francisco Toledo, psiquiatra del Hospital Virgen de La Arrixaca, de Murcia, ha desglosado algunos de estos convencionalismos alejados de la evidencia científica que sostiene los actuales abordajes terapéuticos.
Toledo ha elegido una decena de lugares comunes -aunque asegura que podrían ser cien- que deberían desterrarse. Los tópicos más numerosos se producen en torno a la depresión, por su alta prevalencia en el conjunto de trastornos mentales: "De esto se sale con fuerza de voluntad", "eres muy joven para tomar antidepresivos" o "si tú no tienes problemas", son términos ya clásicos."Otra idea muy repetida es que la depresión sólo afecta a personas de carácter débil, lo que hace que el paciente se sienta culpable al no poder reaccionar de forma positiva", explica el psiquiatra, que también quiere descartar la frecuente asociación de la esquizofrenia con la peligrosidad. En su opinión, los mitos más graves y perjudiciales se dan en torno al uso de drogas, especialmente el cannabis, con el desconocimiento de que su abuso se asocia a psicosis. Y tampoco faltan los que afectan a la profesión, "si quieres pastillas, vete al psiquiatra; si no, al psicólogo", que terminan destruyendo la interacción entre ambos.
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