Dar un segundo antibiótico reduce la tasa de infección en las cesáreas a la mitad, según un estudio
Dos medicamentos son mejor que uno, dicen los investigadoresTraducido del inglés: viernes, 30 de septiembre, 2016
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
JUEVES, 29 de septiembre de 2016 (HealthDay News) -- Los médicos dan rutinariamente un antibiótico antes de una cesárea, el parto quirúrgico de un bebé, para prevenir que la madre sufra una infección. Pero un nuevo estudio sugiere que añadir un segundo antibiótico puede reducir el riesgo de infección incluso más.
Los investigadores hallaron que añadir la azitromicina a la terapia estándar con antibióticos reduce la tasa de infecciones en un 50 por ciento.
"Un simple método que implica añadir una sola dosis de azitromicina, un antibiótico relativamente barato y fácilmente disponible, a la dosis recomendada estándar de un solo antibiótico como la cefazolina, se asocia con una tasa marcadamente más baja de infección después de una cesárea", dijo el investigador principal, el Dr. William Andrews, catedrático del departamento de obstetricia y ginecología en la Universidad de Alabama, en Birmingham.
El parto por cesárea es el procedimiento quirúrgico mayor más común que se realiza en Estados Unidos. Entre el 60 y el 70 por ciento de esas cesáreas no son electivas; a menudo se producen durante el parto o debido a la ruptura de membranas, señaló Andrews.
Se puede decir que la infección es la complicación más habitual de un parto por cesárea, indicó.
El riesgo de infección es aproximadamente entre 5 y 10 veces más alto después de una cesárea en comparación con un parto vaginal, dijo Andrews. En general, aproximadamente el 12 por ciento de las cesáreas resultan en una infección, según la información de respaldo del estudio. Eso es aproximadamente 1 de cada 8 mujeres que se someten al procedimiento.
"Estas infecciones representan la complicación más común. Y se asocian con un gasto considerable, con el malestar y ocasionalmente incluso con la muerte de la madre", dijo.
Se reclutaron más de 2,000 mujeres para el estudio. Todas se sometieron a una cesárea no electiva y recibieron la terapia de antibióticos estándar. Aproximadamente la mitad se asignaron al azar a tomar también azitromicina. Al resto se les dio un placebo inactivo.
Los investigadores observaron las infecciones que se produjeron en un periodo de seis semanas después del parto.
"En comparación con el grupo que recibió el antibiótico estándar y el placebo, la tasa general de infecciones fue un 50 por ciento más baja para el grupo que recibió el antibiótico estándar y el segundo antibiótico, la azitromicina", señaló Andrews.
A lo largo del periodo de estudio, el 6 por ciento de las mujeres que recibieron azitromicina desarrollaron una infección, en comparación con el 12 por ciento de las mujeres que recibieron el placebo, mostraron los hallazgos.
La endometritis (una infección en el revestimiento del útero) se produjo en un 4 por ciento de las mujeres que tomaron la azitromicina, frente al 6 por ciento de las que tomaron el placebo, mostró el hallazgo.
Además, un poco más del 2 por ciento de las mujeres a las que se dio la azitromicina desarrollaron infecciones en el lugar de la incisión quirúrgica, en comparación con casi el 7 por ciento de las que recibieron el placebo.
Un experto en cuestiones de salud dijo que hay una variedad de factores que podrían explicar estos hallazgos.
"La azitromicina podría acabar con las bacterias que no cubre la cefazolina", dijo el Dr. Robert Weinstein, profesor de medicina interna en el Colegio Médico Rush de Chicago.
Además, la azitromicina podría aumentar la cantidad de antibióticos en las pacientes obesas que no estén recibiendo la suficiente cefazolina, sugirió.
"Basándonos en estos resultados, muchas mujeres que se someten a una cesárea recibirían unos antibióticos más amplios antes del parto", dijo Weinstein.
"En vista de la cantidad de cesáreas que se producen cada año en EE. UU., esto podría tener un impacto en una gran cantidad de partos", añadió.
El informe del estudio aparece en la edición del 29 de septiembre de la revista New England Journal of Medicine.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: William Andrews, Ph.D., M.D., professor and chairman, department of obstetrics and gynecology, University of Alabama at Birmingham; Robert Weinstein, M.D., professor, internal medicine, Rush Medical College, Chicago; Sept. 29, 2016, New England Journal of Medicine
HealthDay
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