Traducido del inglés: viernes, 17 de noviembre, 2017
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
JUEVES, 16 de noviembre de 2017 (HealthDay News) -- A pesar de las advertencias de seguridad de los reguladores de medicamentos, algunos niños estadounidenses siguen recibiendo un analgésico riesgoso después de la extirpación de las amígdalas, según un estudio reciente.
El problema es un analgésico opiáceo, la codeína. En 2013, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. emitió una advertencia de "recuadro negro", aconsejando a los médicos que no recetaran codeína a los niños para el control del dolor tras una amigdalectomía.
Eso sucedió después de una investigación sobre los informes de niños que sufrieron sobredosis de codeína que les habían recetado, incluyendo algunos que fallecieron por problemas respiratorios.
El nuevo estudio, publicado en línea el 15 de noviembre en la revista Pediatrics, observó qué tan bien están siguiendo la advertencia de la FDA los médicos estadounidenses.
La buena noticia es, dijeron los investigadores, que las recetas de codeína después de las amigdalectomías se redujeron. Pero, en diciembre de 2015, casi 3 años después de la emisión de la advertencia de recuadro negro, un 5 por ciento de los niños seguían tomando el medicamento.
Los expertos médicos dijeron que no hay una razón aceptable para ello.
"Esa cifra debería reducirse hasta cero", dijo el Dr. Kao-Ping Chua, investigador principal del estudio. "La codeína conlleva un riesgo pequeño, pero catastrófico, para los niños. Además, hay alternativas, como el Tylenol [acetaminofén] y el ibuprofeno".
La Dr. Alyssa Hackett, otorrinolaringóloga en el Mount Sinai Beth Israel, en la ciudad de Nueva York, se mostró de acuerdo.
"No hay una razón adecuada para recetar codeína a estos niños", dijo Hackett, que no participó en el estudio.
¿Por qué hay tanta preocupación por este medicamento?
La codeína por sí misma es "inerte", explicó Chua, pediatra en el Hospital Pediátrico C.S. Mott de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor. Una vez se ingiere la codeína, dijo, el cuerpo la convierte en morfina.
El problema es que las personas varían en el modo en que metabolizan la codeína, según sus genes. Algunas personas son "metabolizadoras ultrarrápidas", lo que significa que pueden desarrollar unos niveles peligrosamente altos de morfina en la sangre.
No hay un modo de saber si un niño entra en esta categoría, "así que cada vez que se receta codeína, uno está básicamente tirando los dados", dijo Chua.
Para realizar el estudio, el equipo analizó una base de datos nacional de reclamaciones de seguros médicos. Los investigadores se centraron en casi 363,000 niños que se sometieron a una amigdalectomía, una adenoidectomía o a ambas entre 2010 y 2015. (Las adenoides son tejidos cercanos a las amígdalas).
En enero 2010, al 31 por ciento de los niños que se habían sometido a dicha cirugía les dieron una receta de codeína después de su operación. La tasa se redujo constantemente de ahí en adelante, y luego la reducción se aceleró después de que la FDA emitiera la advertencia.
Las recetas de codeína ya estaban disminuyendo antes de la advertencia oficial, dijo Chua, porque muchos médicos eran conscientes de las preocupaciones con respecto a la seguridad. En diciembre de 2015, el porcentaje de niños que recibió una receta de codeína se había reducido a un 5 por ciento.
No está claro por qué algunos médicos seguían recetando el medicamento. Chua dijo que no cree que sea por falta de concienciación, porque las advertencias de recuadro negro son claras.
Sospecha que hay cierta "inercia" (los médicos siguen haciendo aquello con lo que se sienten cómodos) y posiblemente una falta de confianza en que los otros analgésicos sean efectivos.
Chua y Hackett dijeron que el acetaminofén o el ibuprofeno deberían ser los medicamentos a los que recurrir después de que los niños se sometan a una amigdalectomía.
"La mayoría de los niños son resilientes y les va muy bien con esos medicamentos", dijo Hackett.
Hay otros medicamentos opiáceos que no son tan riesgosos como la codeína, como la hidrocodona (el ingrediente activo de Vicodin) y la oxicodona (OxyContin). Pero según Chua, deberían usarse como último recurso, en casos en que un niño no obtenga ningún alivio con las opciones de venta libre.
"La posición por defecto debería ser: 'evitemos los opiáceos'", enfatizó Chua.
Hackett se mostró de acuerdo, y dijo que no receta ningún opiáceo a niños menores de 12 años.
Pero el problema con la codeína va más allá del dolor posterior a una amigdalectomía, apuntó Chua. La codeína también se encuentra en algunos productos para el resfriado y la tos, y las directrices de tratamiento ahora dicen que los niños menores de 18 años no deberían tomar este medicamento.
De hecho, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) ha dicho que la codeína no tiene lugar en la pediatría en lo absoluto.
"Esto no es solo con respecto a la amigdalectomía", apuntó Chua. "No deberíamos usar la codeína por ninguna razón en los niños".
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Kao-Ping Chua, M.D., Ph.D., assistant professor and pediatrician, C.S. Mott Children's Hospital, University of Michigan, Ann Arbor; Alyssa Hackett, M.D., assistant professor, otolaryngology, Mount Sinai Beth Israel, New York City; Nov. 16, 2017, Pediatrics, online
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