Radiólogos del Hospital Clínico
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ESPAÑA
SU USO SE REALIZA CON CONTROL ECOGRÁFICO
El bótox controla la sialorrea en niños con parálisis cerebral
La sialorrea o hipersalivación excesiva que presentan los niños afectados de parálisis cerebral o de otras enfermedades neurológicas puede controlarse con inyección de bótox en glándulas submandibulares. Se trata de una eficaz experiencia en niños pionera en España.
Raquel Serrano - Miércoles, 16 de Diciembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. La toxina botulínica se inyecta en glándula submandibular porque el 80 por ciento de la salivación en reposo -la problemática- se produce en esa zona
2. La efectividad del procedimiento es de entre el 92 y el 95 por ciento y en la mayoría de los casos se mantiene en unos seis meses
La inyección de bótox (toxina botulínica) guiada con ayuda de imagen mejora la sialorrea de niños con parálisis cerebral y otras enfermedades neurológicas, según la experiencia de un equipo multidisciplinar del Hospital Clínico de Madrid, que ya ha tratado con buenos resultados a siete niños, seis de ellos con parálisis cerebral y otro con una enfermedad mitocondrial. El equipo, formado por Ernesto Santos, Salomé Merino, Tomás Ganado, Antonio Ruiz Ollero y Juan Fidalgo, del Servicio de Radiodiagnóstico, en colaboración con el Servicio de Neuropediatría que dirige Jaime Campos, y con el de Anestesia del citado centro, pionero en la utilización del bótox para esta indicación infantil, realizó los primeros casos a principios de este año con una efectividad de entre el 92 y el 95 por ciento.
Fuera del recorrido estético, el bótox tiene actualmente aplicaciones médicas muy interesantes. En el ámbito radiológico, y fundamentalmente en Estados Unidos, se usan inyecciones de esta sustancia para contracturas de los músculos psoas y piriforme en adultos. Pero la más novedosa alude a la utilización de toxina botulínica para controlar la sialorrea o producción excesiva de saliva, fenómeno que suele ir asociada a enfermedades neurológicas, en población pediátrica.
Complejo control
En el Clínico se ha adoptado este tratamiento para controlar la sialorrea de niños con parálisis cerebral o neurodegenerativas. "La sialorrea o hipersalivación es un síntoma de complejo tratamiento médico, normalmente con la administración de anticolinérgicos, entre otros fármacos. Pero el problema es que en muchos casos no se consiguen mejoras en la salivación excesiva y continua que desencadena enrojecimientos faciales y periorales que suelen originar lesiones", ha indicado Ernesto Santos.
En adultos, no obstante, grupos de neurólogos o neurocirujanos españoles sí han abordado la sialorrea con la aplicación de inyecciones en la glándula parótida, "pero por referencia anatómica, sin el control ecográfico que en este centro se lleva a cabo en niños. Se indica en pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o algunos casos de Parkinson, por ejemplo".
Según Santos, una de las razones que animaron a poner en práctica esta metodología es que "el 65 por ciento de la saliva que se produce en reposo, que es la problemática, no la genera la parótida sino las glándulas submaxilares o submandibulares. Esta zona no se puede punzar por referencia anatómica; es necesario un control ecográfico", valor añadido de la técnica que se lleva a cabo en el Clínico.
Minimizar riesgos
La utilización de la imagen, según el experto, asegura que el bótox quede dentro de la glándula submandibular, "con lo que se minimizan los riesgos". Paralizar la musculatura adyacente, excepto la del facial, puede ser uno de las complicaciones de una inyección no controlada y que puede acarrear parálisis de los músculos de la deglución y de la respiración.
El procedimiento, en el que se inyectan dosis muy bajas de bótox (entre 10-15 unidades en cada glándula submandibular), se lleva a cabo con sedación inhalada y su efecto -según los datos del equipo madrileño- dura entre 3 y 6 meses, "tiempo que puede parecer escaso, pero que aporta calidad de vida al niño porque su salivación excesiva le provoca hasta llagas. Una de las ventajas es que el tratamiento puede repetirse cuando se pasa el efecto".
Como muchos de estos pacientes son espásticos, el protocolo de actuación contempla si la toxina botulínica se ha empleado para aliviar otros síntomas musculares tres meses antes de tratar la sialorrea "porque en músculo se inyectan dosis más elevadas y al ser dosisdependiente puede perderse el efecto de la sustancia. Una vez pasado ese tiempo, se inyecta en mandíbula. También procuramos mantener el 80 por ciento de salivación para facilitar la función masticadora".
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