jueves, 21 de enero de 2010

Alexitimia y depresión en los trastornos de la alimentación



Trastornos de Alimentación
Alexitimia y depresión en los trastornos de la alimentación
Año tras año crecen los estudios y publicaciones relativos a los trastornos de la alimentación (TA). Mientras el DSM-IV lo considera una entidad clínica, desde posturas psicodinámicas se los considera más bien como manifestaciones sintomáticas en estructuras clínicas no siempre unívocas.

Lic. Alicia Kasulin
Fundación ACTA


ÍNDICE
Introducción
Modelos explicativos
Bibliografía

Introducción
Los pacientes que padecen trastornos del comer suelen presentar, a la vez, tasas elevadas de alexitimia y depresión. Casi sin excepción, los estudios anglosajones muestran regularmente una alta prevalencia de alexitimia en anoréxicas y bulímicas, aunque mayor en las primeras. La correlación positiva se detecta también entre los pacientes que sufren depresión, los toxicómanos y alcohólicos.

Siguiendo el camino transitado por los investigadores anglosajones (Parker, Haviland, Hendryx, Cochrane, De Groot, entre otros), un estudio conducido por O. Guibaud, Ph. Jeammet y otros investigadores franceses, se propuso evaluar, a través de un estudio transversal, las tasas de prevalencia de la alexitimia, en función del tipo de trastorno de la conducta alimentaria (anorexia o bulimia) y la magnitud de la correlación entre la alexitimia (evaluada por la TAS - 20 (Toronto Alexithymia Scale) y la depresión (evaluada por la HAD (Hospital Anxiety and Depression Scale).

El estudio de tipo caso-control retrospectivo, se efectuó sobre una muestra de 32 pacientes anoréxicas y 32 pacientes bulímicas, de edades comprendidas entre los 18 y 25 años de edad, contrastadas con 74 mujeres jóvenes (de edad y nivel educacional equivalentes).

Según la escala HAD se halló sintomatología depresiva en el 46,9% de las pacientes anoréxicas, el 22,6% de las bulímicas y el 2,7% de las testigo. Asimismo, al comparar la alexitimia en los diferentes grupos, se halló una diferencia significativa entre las pacientes que presentaban TA (anorexia 56,3%; bulimia 32,3%) y las testigo (12,2%). Los resultados fueron semejantes a los de otros estudios a nivel mundial, excepto para el caso de la bulimia que resultaron ser acá inferiores. La diferencia del grupo TA con las testigo fue significativa Las pacientes anoréxicas tuvieron una tasa de depresión más elevada que las pacientes bulímicas (diferencia positiva estadísticamente significativa). Al hacer intervenir la variable depresión, se puso de manifiesto que un puntaje más elevado en la escala de depresión (HAD) estaba vinculado de modo más significativo al diagnóstico de anorexia, pero no hallaron nexo entre el puntaje alto en la TAS y el diagnóstico de anorexia. Al tener en cuenta la variable confundente depresión, la tasa de alexitimia no varió según el tipo de TA (anorexia o bulimia).

Para los investigadores, no se pueden interpretar las tasas de alexitimia sin tomar en cuenta la dimensión de la depresión. Observan que algunas sub-dimensiones de la alexitimia (incapacidad de identificar y expresar verbalmente las emociones y los sentimientos, restricción de la vida imaginaria, pensamiento de contenido pragmático y un modo de expresión muy descriptivo) estarán influenciadas por muchos síntomas que vuelven a encontrarse en la depresión (enlentecimiento psicomotor y trastornos mnésicos asociados, anestesia afectiva).

Modelos explicativos
La alexitimia, término acuñado por Sifneos (1991, 1994), designa la incapacidad en los sujetos de ligar imágenes mentales y pensamientos con emociones. Se trataría de una especie de afasia emocional, al no poder emplear el lenguaje para expresar los sentimientos que experimentan. Cuatro dimensiones centrales definen el concepto de alexitimia: incapacidad de identificar y expresar verbalmente emociones y sentimientos; limitación de la vida imaginaria; pensamiento de contenido pragmático -expresión descriptiva, relato trivial de acontecimientos sin elaboración-; recurso a la acción para evitar los conflictos o expresar las emociones.

Se ha apelado a modelos neurofisiológicos para explicar su etiopatogenia. Uno de ellos (Sifneos, Nemiah) aduce la posibilidad de una conexión inadecuada entre le sistema límbico (asiento de las emociones) y el neocórtex. El alexitímico no podría reconocer, ni nombrar ni comunicar verbalmente sus emociones. Otros (Berembaum et al.) mediante el concepto de "hemisfericidad" plantean la hipótesis de una desconexión entre los hemisferios. En este modelo se explica la alexitimia por con un hipofuncionamiento del hemisferio derecho, donde se tratan las emociones (comprensión y expresión), del reconocimiento de los rostros y de sus expresiones, y un capacidad privilegiada para tratar lo concreto y analítico.

Un conjunto importante de estudios confirman la impresión clínica de asociación de un funcionamiento alexitímico en las conductas adictivas alimentarias y la necesidad de asociar este resultado con la dimensión depresiva. Muchas características clínicas evocan la asociación de un funcionamiento alexitímico en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). La semejanza del funcionamiento psíquico entre las conductas adictivas alimentaria y la alexitimia se observa de modo fragmentario y temporario en los períodos agudos relacionados con un contexto de pérdida o de fantasía de pérdida. La alexitimia se encuentra asociada, en los estudios epidemiológicos, también con los trastornos psicosomáticos, los trastornos por pánico, las conductas adictivas.

A partir de Freyberger, otros autores (Sifneos, Bazin) han distinguido la alexitimia primaria y la alexitimia secundaria. La una como factor predisponente y la otra como reactiva a un traumatismo intenso. Bazin las denomina alexitimia-rasgo y alexitimia-estado.

Una discusión se plantea acerca de si la alexitimia (primaria) subyace y preexiste al comportamiento adictivo (como dimensión psicopatológica) y favorece su emergencia, o si la alexitimia (secundaria) es consecuente a una depresión y una vía evolutiva de la conducta adictiva instalada y cronificada. Más general es la adhesión de los autores a la primera posición (la alexitimia como condición predisponente a los TA): el objeto adictivo compensaría las fallas del sistema defensivo del yo para regular y modular pulsiones y emociones, insensibilizando al sujeto frente a presiones internas y externas incontrolables por su Yo.

Para el grupo francés, hay una dimensión alexitímica en las conductas adictivas (tal como lo muestran los datos epidemiológicos), que da cuenta de la "fobia relacional" que se observa como constante clínica en estos cuadros (M. Corcos, Ph. Jeammet et al.). Para ellos no habría realmente una discontinuidad entre alexitimia primaria y secundaria. Formarían parte de un continuo de lo normal a lo patológico , y en etapas avanzadas de la vida funcionaría como una posición central a la cual el sujeto regresaría si el aparato psíquico se ve expuesto a una sobrecarga emocional traumática. Tanto McDougall, Marty y Winnicot -con construcciones teóricas bien diferenciadas- plantean la hipótesis de la regresión.

El grupo francés integra conceptos de estos cuerpos teóricos y considera que la dimensión alexitímica ocupa una posición central (como rasgo, personalidad, o funcionamiento mental) y no adventicia (como estado secundario a un traumatismo o depresión). Esa posición central, primera en el desarrollo normal, correspondería a una matriz primitiva ("placa arcaica" la denominan) a partir de la cual nace la actividad psíquica y se desarrolla nutrida por la relación objetal, de dónde la importancia del objeto y de la naturaleza de la relación objetal que instaura. Esta posición, grado cero del pensamiento en el sentido que la reactividad es esencialmente motora y psicosomática, se correspondería con la depresión esencial descrita por la Escuela Psicosomática de Paris (P. Marty) como estando en el origen del modo de vida operatorio que objetiva la dimensión alexitímica. Esta concepción ubicaría al concepto de alexitimia en un continuo de lo normal a lo patológico . La posición alexitímica se supera así avanza la organización de la vida psíquica, pero a ella se puede regresar en caso de sobrevenir acontecimientos de tipo traumático para evitar el riesgo de desorganización psíquica (desorganización psicótica), regresión facilitada si existe una vulnerabilidad (punto de fijación a esta posición). De ser así, permite presagiar un riesgo psicosomático. Su origen estaría vinculado al disfuncionamiento precoz de las relaciones madre-infante, más un factor constitucional predisponente. En el adicto, la dimensión alexitímica estaría ligada a ciertas interacciones afectivas conflictivas relativas a la psiquis y el cuerpo.
Para los autores es esencial considerar la dimensión alexitímica en las conductas adictivas puesto que condensa dos ineptitudes absolutas: la aptitud hedónica y la aptitud de deprimirse faltan o más bien están cortocircuitadas por la compulsión adictiva, o más aún, tienen derivaciones endógenas (circuito perverso, regresión psicosomática). Estas ineptitudes se unen en la incapacidad de "abrirse a sí mismo y al otro sin temor de perderse", en particular en un afecto depresivo o en el placer.

La alexitimia, la depresión y los TCA son variables aislables pues a los fines de los estudios epidemiológicos. La tarea clínica requiere modelos psicodinámicos que integren estas variables. Ante la pérdida (depresivógena) el objeto adictivo puede representar un objeto sustitutivo del objeto perdido. Y la alexitimia una defensa (regresiva) para anestesiarse frente al dolor.

Bibliografía
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