miércoles, 15 de julio de 2015

El color amarillo es el preferido en personas con daltonismo severo / Noticias / SINC

El color amarillo es el preferido en personas con daltonismo severo / Noticias / SINC



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El color amarillo es el preferido en personas con daltonismo severo



Las personas con un tipo de daltonismo muy común (el dicromatismo rojo-verde) se inclinan por el color amarillo en la paleta de colores, frente al azul que eligen aquellas sin alteraciones en la visión del color. Es una de las conclusiones de un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid, que analiza por primera vez las preferencias cromáticas en este colectivo.



UCM |  | 14 julio 2015 09:00



El dicromatismo rojo-verde es uno de los tipos de daltonismo más severo. / SantaRosa Old Skool.





Aproximadamente el 2% de los varones padece dicromatismo rojo-verde, un trastorno en el que uno de los tres tipos de conos de la retina pierde su función por causas genéticas, lo que altera la percepción cromática. Es uno de los tipos de daltonismo más severo y, al igual que los leves, afecta en muy raras ocasiones a las mujeres.
El daltonismo afecta en muy raras ocasiones a las mujeres
“Aunque se han estudiado diversos aspectos del daltonismo, como sus raíces genéticas, este es el primer trabajo que investiga la preferencia del color en dicrómatas rojo-verde”, afirma Leticia Álvaro, investigadora de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
En un artículo publicado en la revista PNAS, la autora, junto a otros científicos de la UCM y de la Universidad de Sussex (Reino Unido), ha descubierto que estas personas –en las que el mecanismo rojo-verde de la visión del color se encuentra más afectado– prefieren matices amarillos, al contrario que aquellas sin alteraciones en la visión del color, que se decantan por los azulados.
“Nuestra investigación muestra que las preferencias cromáticas de este tipo de daltonismo son distintas a las de los observadores comunes”, explica Álvaro. Ambas predilecciones, aunque sean diferentes, tienen su origen en un mismo mecanismo visual (el azul-amarillo), algo que se había estudiado en personas sin el trastorno pero que, hasta ahora, se desconocía en daltónicos dicrómatas.
El estudio también revela que la facilidad a la hora de denominar un color influye en su preferencia, aunque solo en varones.
En la investigación participaron 32 hombres y mujeres sin alteraciones en la visión del color y 32 varones dicrómatas rojo-verde, a los que les mostraron diferentes estímulos cromáticos. Los colores, de un abanico de 35 tonalidades, aparecían de manera individual en una pantalla de ordenador y los participantes tenían que, por un lado, denominarlos en voz alta y, por otro, evaluar la preferencia por cada uno de ellos.
Dificultades en el día a día 
El daltonismo afecta de forma muy diferente en el día a día de las personas que lo sufren, según sea su grado. “Para algunos daltónicos leves, su déficit en la visión del color afecta tan poco a su vida diaria que incluso desconocen padecerlo”, destaca la científica.
Para algunos daltónicos su déficit en la visión del color afecta tan poco a su vida diaria que desconocen padecerlo
En los casos más severos, las dificultades se hacen patentes sobre todo en el ámbito educativo, por lo que los expertos recomiendan mayor información hacia los menores daltónicos y hacia los profesores, para que sepan adaptar sus clases.
Las restricciones legales a la hora de desempeñar algunas profesiones son otro escollo al que se enfrenta este colectivo. “En España no pueden pilotar aviones pero en Australia sí, y no se ha producido ningún problema de seguridad. Habría que evaluar si los colores de los dispositivos utilizados en nuestro país requieren alguna adaptación, pero si en otros países los han adaptado, aquí también es posible”, asegura Álvaro. 
Referencia bibliográfica: Leticia Álvaro, Humberto Moreira, Julio Lillo, and Anna Franklinb. “Color preference in red–green dichromats”, Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), julio 2015. DOI: 10.1073/pnas.1502104112.

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