Recientemente, se dio a conocer el caso de Tessa Evans, una niña que nació sin nariz –sus padres irlandeses, Nathan y Garinne Evans, sabían que la pequeña tendría esa malformación- y que, gracias al trabajo del Dr. Jonathan Britto del Great Ormond Street Hospital de Londres, recibió un implante en tres dimensiones realizado en base a un modelo de su cráneo.
Se trató de una solución “del futuro” que se está empezando a implementar. Fue posible debido a la audacia del equipo médico y de los padres de la niña, afectada por arrinia, una malformación congénita extremadamente rara, de la cual hasta el momento se conocen sólo 47 casos en todo el mundo.
Lo novedoso del procedimiento es que permite evitar las imborrables cicatrices faciales de las –hasta ahora- conocidas terapias de reconstrucción para dar paso a una impresión 3D (es decir que para realizar el implante se utiliza esa tecnología y para “materializarlo” también) que a medida que pasen los años se irá modificando para adaptarse a los cambios físicos que se producirán en el rostro de Tessa.
El Dr. Rodolfo Cucchiani, jefe del servicio de Cirugía máxilo Facial, plástica y reparadora del Hospital Universitario Austral, explicó que “las prótesis pueden utilizarse cuando falta una parte del cuerpo o de un órgano, tanto en casos congénitos como adquiridos porque el futuro en este sentido no tiene límites”.
“Actualmente, la parte difícil es que el tejido a imprimir reemplace al tejido humano faltante. Por eso, estos modelos más que nada se utilizan para crear moldes de la zona que no está, que luego a su vez puedan rellenarse con las piezas mecánicas o materiales exactas, ya que el molde en 3D es exacto a la zona faltante”, agregó.
En cuanto al cuidado post operatorio, es similar al de las intervenciones anteriores, aunque depende de lo que se haya creado. Ocurre que una cosa es crear un molde artificial para la nariz, y otra diferente es diseñar uno para rellenar con células cartilaginosas, por ejemplo en la oreja, que luego requiera una implantación, con la fragilidad que eso conlleva.
“En el caso de prótesis nasales que no requieren movimiento y sólo se trata de un molde estético muy similar a la nariz ‘original’, la adaptación es más sencilla, aunque dado que las éstas no presentan orificios nasales, hay que adaptarse a respirar por la boca”, completó Cucchiani.
Para finalizar, al ser consultado respecto al futuro de las impresoras 3D en nuestro país, el especialista manifestó que éstas esculpen o crean usando materiales que se proveen.
“En nuestro país hay ortopedias que se dedican a crear narices u orejas para reemplazar las faltantes, usando distintos materiales. Ellos crean un molde y a partir de éste, el reemplazo. Indudablemente, las impresoras 3D ayudarían a crear moldes más prefectos o a crear el molde propiamente dicho”, concluyó el especialista.
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