MIÉRCOLES, 8 de julio de 2015 (HealthDay News) -- Una nueva prueba genética del esperma podría determinar si una pareja debería recurrir a la fertilización in vitro para concebir un hijo, según unos investigadores.
Los hombres cuyo esperma carece de los elementos críticos del ARN tienden a tener menos probabilidades de concebir un hijo de manera natural, según los hallazgos del estudio, publicados el 8 de julio en la revista Science Translational Medicine.
Un análisis del ARN del esperma de un posible padre puede decir a los médicos especialistas en fertilidad si una pareja debería dejar de lado los tratamientos menos invasivos y recurrir directamente a la tecnología de reproducción asistida (TRA), en la cual los óvulos se unen al esperma en el laboratorio para conseguir la fertilización, dijeron los autores del estudio.
"La ausencia de uno o más de estos elementos del ARN fue un indicador de los que tendrían éxito con la TRA, que es una técnica más invasiva, frente a los que tendrían éxito con relaciones sexuales en un momento determinado o una inseminación intrauterina, que es menos invasiva", dijo el autor principal del estudio, Stephen Krawetz, profesor de terapia fetal y diagnósticos y director asociado del Centro de Crecimiento y Desarrollo Humano C. S. Mott de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Wayne, en Detroit.
Aproximadamente el 13 por ciento de las parejas se enfrenta a problemas de fertilidad, indicaron los autores del estudio en las notas de respaldo. Hay una gran cantidad de pruebas diagnósticas disponibles para las mujeres que están teniendo problemas para concebir. Pero las pruebas de fertilidad para los hombres se limitan en la actualidad al examen físico del movimiento, el volumen y la concentración del esperma, dijo Krawetz.
"Si se piensa en ello, se trata de ver hasta qué punto tiene un buen aspecto el esperma. En realidad eso no dice mucho sobre la calidad", afirmó Krawetz. "Un esperma puede tener un aspecto fantástico, y sin embargo no ser lo suficientemente bueno como para fertilizar".
Para estudiar la calidad del esperma más profundamente, Krawetz y su equipo estudiaron primero a las parejas que habían sido capaces de concebir naturalmente al mantener relaciones sexuales en los días en que la mujer era más fértil.
El análisis genético del esperma de los hombres reveló un conjunto de 648 elementos del ARN que son vitales para la fertilidad masculina. Muchos de estos elementos corresponden a los genes implicados en el desarrollo del esperma, en la capacidad de movimiento, la producción de energía, la fertilización y la formación embrionaria, dijeron los investigadores.
El ARN, o ácido ribonucleico, es una molécula que usa el cuerpo para ayudar a codificar, descodificar y producir información genética. La investigación reciente ha mostrado que las células del esperma contienen una cantidad sorprendentemente alta de ARN, que parece tener un rol distintivo en la fertilización y el desarrollo temprano del embrión, dijeron los autores del estudio.
Los investigadores pasaron entonces a 96 parejas que, aunque parecían estar completamente sanas, no eran capaces de concebir. Los investigadores realizaron un análisis del ARN del esperma de los hombres, y entonces realizaron una serie de tratamientos de fertilidad cada vez más invasivos para las parejas.
Los hombres más estériles no portaban un conjunto completo de elementos del ARN en el esperma, hallaron los investigadores, y carecer de algunos elementos del ARN reducía la tasa de éxito del embarazo natural desde el 73 al 25 por ciento. Cuanto mayor era la cantidad de elementos del ARN que faltaban en la célula espermática, menores eran las probabilidades de concepción, según los investigadores.
Pero eso no significaba que esas parejas no pudieran concebir, dijo Krawetz, sino que necesitarían más asistencia médica.
"Cuando pasamos a las tecnologías de reproducción asistida con los mismos individuos, su tasa de fertilidad y los nacimientos vivos se aproximaron a los del grupo que tuvo éxito con las técnicas relativamente no invasivas", dijo.
La Dr. Rebecca Sokol, presidenta de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (American Society for Reproductive Medicine), alabó el esfuerzo de los investigadores por averiguar cuál es la contribución del hombre a la concepción.
"Como especialista en la reproducción masculina, creo que puedo afirmar que el campo de la fertilidad masculina necesita desesperadamente un biomarcador como este", dijo Sokol, profesora de obstetricia y ginecología en la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. "Por lo que respecta al campo de la fertilidad, no se ha puesto la suficiente atención en el hombre".
Pero los resultados de esta investigación preliminar se han de confirmar, dijo Sokol. El ensayo era pequeño, contó con un grupo selecto de pacientes y no incluyó un grupo de control realmente aleatorio, señaló.
"No es perfecto", apuntó. "Nada es perfecto. Pero es un buen primer paso".
Krawetz confía en que el análisis del ARN finalmente demuestre ser una prueba temprana útil para el tratamiento de la fertilidad. Sokol indicó que tal análisis requiere de tiempo y es potencialmente caro, pero no pudo especular sobre el precio del procedimiento.
"Para que se use realmente como una prueba de evaluación, tendrá que ser más fácil y menos cara" dijo.
Una prueba genética similar para las mujeres probablemente no sea posible, dijo Krawetz, por una cuestión de cifras. Una sola eyaculación masculina contiene cientos de millones de espermatozoides, lo que provee de una gran cantidad de material genético para analizar, mientras que la mujer solamente porta un óvulo, lo que da mucho menos material a los médicos con el que trabajar, explicó.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Stephen Krawetz, Ph.D., professor, fetal therapy and diagnosis, and associate director, C.S. Mott Center for Human Growth and Development, Wayne State University School of Medicine, Detroit; Rebecca Sokol, M.D., M.P.H., president, American Society for Reproductive Medicine, and professor of obstetrics and gynecology, University of Southern California Keck School of Medicine, Los Angeles; July 8, 2015, Science Translational Medicine
HealthDay
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