ADIÓS AL CROMO-COBALTO
La era del acero en la cirugía protésica de cadera llega a su fin
El cromo-cobalto no desaparecerá únicamente del par de fricción. El uso de tantalio, titanio, cerámicas y polietilenos tiende a consolidarse.
María Sánchez-Monge. Madrid | Maria.Sanchez@diariomedico.com | 07/12/2015 00:00
Alonso Bau, jefe adjunto del Servicio de Traumatólogía del Hospital Rey Juan Carlos, de Móstoles (Madrid). (José Luis Pindado)
El cromo-cobalto, que es una variedad de acero, ha sido uno de los materiales más utilizados en cirugía protésica porque es muy inerte y tiene un coeficiente de fricción muy bajo. Sin embargo, en las raras ocasiones en las que se desgasta produce partículas de cromo y de cobalto que pueden resultar tóxicas. Por eso, el par de fricción metal-metal quedó desterrado hace tiempo, pero la aparición de iones metálicos cuando sólo una de las piezas que se deslizan es de cromo-cobalto, e incluso en prótesis que únicamente tienen acero en los componentes fijos, lleva a augurar el fin de este material.
Los traumatólogos que participaron recientemente en un foro de expertos sobre cirugía compleja de cadera celebrado en Madrid coincidieron en este pronóstico. "Aunque todavía está plenamente vigente su uso, empezamos a vislumbrar un futuro en el que será sustituido por otros materiales más inertes y seguros", ha explicado a Diario Médico uno de los participantes en el encuentro, Alonso Bau, jefe adjunto del Servicio de Traumatología del Hospital Rey Juan Carlos, de Móstoles (Madrid), y médico adjunto del Servicio de Traumatología del Hospital de Madrid Torrelodones.
- Uno de los casos más interesantes que he tenido es el de una mujer con artrodesis de cadera que consultó por dolor de columna lumbar y rodilla y requirió implantes especiales"
Cobaltismo
De hecho, algunos de los casos que se presentaron guardan relación con esta cuestión, como el de un paciente que tenía una cadera múltiples veces recambiada que no funcionaba demasiado bien y estaba pendiente de recambiarse otra vez porque empezaba a aflojarse. Pero surgieron complicaciones médicas: una miocardiopatía muy grave, un edema agudo de pulmón... Cuando finalmente se consultó a los traumatólogos, éstos sospecharon que podía padecer cobaltismo, y lo confirmaron midiendo los niveles de cromo-cobalto en sangre. "Lo que estaba teniendo el paciente era una intoxicación por iones metálicos", resalta Bau. "Y eso que en el par de fricción no había nada de metal: llevaba una cabeza de cerámica y un cotilo de polietileno. Los iones se estaban produciendo por el frote de otras piezas de la prótesis que en condiciones normales no se moverían".
Bau prevé un papel cada vez mayor del tantalio y de las cerámicas en las prótesis de cadera. "Y lo que sustituirá completamente al acero en la superficie de fricción serán las cerámicas. Junto con los polietilenos, serán nuestros únicos pares de fricción".
De hecho, algunos de los casos que se presentaron guardan relación con esta cuestión, como el de un paciente que tenía una cadera múltiples veces recambiada que no funcionaba demasiado bien y estaba pendiente de recambiarse otra vez porque empezaba a aflojarse. Pero surgieron complicaciones médicas: una miocardiopatía muy grave, un edema agudo de pulmón... Cuando finalmente se consultó a los traumatólogos, éstos sospecharon que podía padecer cobaltismo, y lo confirmaron midiendo los niveles de cromo-cobalto en sangre. "Lo que estaba teniendo el paciente era una intoxicación por iones metálicos", resalta Bau. "Y eso que en el par de fricción no había nada de metal: llevaba una cabeza de cerámica y un cotilo de polietileno. Los iones se estaban produciendo por el frote de otras piezas de la prótesis que en condiciones normales no se moverían".
Bau prevé un papel cada vez mayor del tantalio y de las cerámicas en las prótesis de cadera. "Y lo que sustituirá completamente al acero en la superficie de fricción serán las cerámicas. Junto con los polietilenos, serán nuestros únicos pares de fricción".
El caso complejo que presentó este experto en el foro, que fue coordinado por Miguel Cabanela, de la Clínica Mayo, en Rochester (Estados Unidos), y Enrique Guerado, del Hospital Costa del Sol, en Marbella, con el patrocinio de Stryker, es el de una desartrodesis de cadera. "Se trata de una paciente de 56 años que con cuatro o cinco tuvo una tuberculosis en la cadera, que quedó totalmente destruida. En aquella época no existían las prótesis y se le dejó fija la cadera".
ComplejidadLa mujer consultó por dolor de columna lumbar y rodilla. "Lo bonito de este caso es que hay que convencer a la paciente, cuya cadera no le duele nada desde que la operaron hace décadas, de que su problema está precisamente ahí. Que mientras no nivelemos esa articulación para el movimiento, las otras van a estar muy doloridas".
Fue una cirugía compleja porque los músculos estaban atrofiados y las estructuras muy alteradas. Se resolvió con éxito recurriendo a vástagos de anclaje diafisarios, "que llegan muy profundamente en el fémur porque se busca hueso alejado de la cadera, para que esté más sano. Respecto al componente acetabular, recurrí a un cotilo de tantalio, que es un metal trabecular muy similar al hueso y que se integra muy bien".
Afrontando la falta de hueso
Uno de los problemas a los que se enfrenta la cirugía protésica de cadera, sobre todo ante la necesidad de recambios, es la falta de hueso. En algunos países -no es el caso de España- la disponibilidad de tejido de cadáver es escasa. Por otro lado, tras el injerto de hueso es necesario tener al paciente en descarga, sin apoyar. "Estos dos factores hacen que nos hayamos pasado en gran medida al metal trabecular, que ha sido una verdadera revolución", comenta Alonso Bau.
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