Traducido del inglés: jueves, 3 de diciembre, 2015
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
MIÉRCOLES, 2 de diciembre de 2015 (HealthDay News) -- Las personas mayores que caminan más lentamente podrían tener una mayor cantidad de una proteína relacionada con el Alzheimer en su cerebro, sugiere un nuevo estudio de tamaño reducido.
Los investigadores encontraron una asociación modesta entre unos niveles más altos de placas amiloideas (unos depósitos densos de una proteína conocida como beta amiloidea) y una velocidad más baja al caminar en las personas mayores.
"Estos resultados sugieren que unas perturbaciones sutiles al caminar, además de las preocupaciones subjetivas con la memoria, podrían señalar a la enfermedad de Alzheimer, incluso en personas totalmente asintomáticas y que tienen un paso al caminar dentro del rango normal", comentó la autora del estudio, Natalia del Campo, gerente científica del Centro de Excelencia en la Neurodegeneración de Toulouse, Francia.
"Tomar en cuenta parámetros físicos que no se evalúan convencionalmente en la enfermedad de Alzheimer, como la velocidad al caminar, podría ayudar a optimizar la identificación temprana de los pacientes en riesgo", añadió Del Campo, que también es miembro postdoctoral del Centro de Investigación Gerontopole en Toulouse.
El estudio aparece en la edición en línea del 2 de diciembre de la revista Neurology.
Más de 5 millones de estadounidenses sufren de Alzheimer, una letal enfermedad incurable que destruye la memoria, el lenguaje y las habilidades de pensamiento y razonamiento, según la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association). La investigación clínica se enfoca cada vez más en la detección de las señales tempranas de la enfermedad, que podrían no tomarse en cuenta antes del diagnóstico.
El estudio de sección cruzada, que permitió a los investigadores observar a los participantes en un momento específico, solo establece una asociación entre los niveles de amiloidea en el cerebro y la velocidad al caminar, pero no una relación causal entre ambas cosas, anotó Del Campo.
El equipo de investigación analizó a 128 personas (con una edad promedio de 76 años) que no tenían un diagnóstico formal de demencia pero a quienes se consideraba en alto riesgo debido a sus problemas de memoria. Los escáneres cerebrales midieron los niveles de placa amiloidea en sus cerebros, y el 48 por ciento registraron un nivel frecuentemente asociado con la demencia.
Además, los participantes se sometieron a pruebas de las habilidades de pensamiento y memoria, y al 46 por ciento se les clasificó como si tuvieran un deterioro cognitivo leve, una afección que puede conducir al Alzheimer. Se midió la velocidad al caminar usando una prueba estándar que cronometra qué tan rápido los participantes caminan 13 pies (casi 4 metros) a su paso usual, y todos menos dos quedaron dentro del rango normal.
Los investigadores encontraron una asociación entre una velocidad menor al caminar y la acumulación de amiloidea en varias áreas del cerebro, incluyendo una región conocida como putamen, que tiene que ver con la función motora. Los niveles de amiloidea explicaron hasta el 9 por ciento de la diferencia en la velocidad al caminar entre las personas que caminaban más rápidamente y las que caminaban más lentamente, según el estudio.
Un experto señaló que los hallazgos tienen sentido.
"La forma en que se camina está influida por sistemas del cerebro que marcan el paso, y cuando esa parte del cerebro no funciona adecuadamente, podría tener un impacto sobre el paso o la velocidad", señaló el Dr. Joseph Masdeu, director de neuroimágenes del Centro Nacional del Alzheimer Nantz en el Instituto Neurológico Metodista de Houston, en Texas. "Por tanto, esos hallazgos no me sorprenden".
Pero Masdeu, que no participó en el estudio, advirtió que los adultos mayores que caminan más lentamente que otros no deben entrar en pánico.
"No se puede en lo absoluto decir a una persona que comience a tener dificultades para caminar que tiene más amiloidea en el cerebro", enfatizó. "Se trata simplemente de un factor contribuyente pequeño y muchos otros sistemas pueden afectarlo, y se relaciona con la edad".
Masdeu y Del Campo anotaron que hay varias explicaciones posibles para el vínculo observado entre los niveles de amiloidea en el cerebro y la velocidad al caminar.
"Es posible que la acumulación de amiloidea y el paso lento ocurran juntos, como resultado de un factor común de estilo de vida, como una dieta deficiente durante la niñez o la adultez, una actividad física baja o fumar", comentó Del Campo. "La diabetes o [la hipertensión]... también podrían explicarlo. Sabemos que son factores de riesgo de la demencia y de una mala función motora".
El Dr. Eric Reiman, vocero de la Federación Americana para la Investigación sobre el Envejecimiento (American Federation for Aging Research), se mostró de acuerdo con Del Campo y Masdeu en que se necesita más investigación.
"Este interesante estudio ofrece un respaldo adicional a la idea de que una velocidad más baja al caminar podría asociarse con las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer", dijo Reiman, que también es director ejecutivo del Instituto del Alzheimer Banner, en Phoenix. "Como anotan los autores, varios factores contribuyen a una velocidad más lenta al caminar en las personas mayores".
"Se necesitan estudios adicionales para clarificar el alcance de la utilización de una velocidad más lenta al caminar para ayudar en la detección temprana y el seguimiento del Alzheimer, la predicción del deterioro clínico subsiguiente y la evaluación de los tratamientos investigativos para modificar la enfermedad", añadió.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Natalia del Campo, Ph.D., postdoctoral fellow, Gerontopole Research Centre, and scientific manager, Centre of Excellence in Neurodegeneration of Toulouse, University Hospital Toulouse, France; Joseph Masdeu, M.D., Ph.D., director, neuroimaging and the Nantz National Alzheimer Center, Houston Methodist Neurological Institute, Houston; Eric Reiman, M.D., executive director, Banner Alzheimer's Institute, Phoenix, and spokesperson, American Federation for Aging Research (AFAR); Dec. 2, 2015, Neurology
HealthDay
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