jueves, 31 de marzo de 2016

Un 'desfibrilador en un chaleco' que se puede llevar puesto podría ayudar a algunos pacientes con problemas cardiacos: MedlinePlus en español

Un 'desfibrilador en un chaleco' que se puede llevar puesto podría ayudar a algunos pacientes con problemas cardiacos: MedlinePlus en español

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Un 'desfibrilador en un chaleco' que se puede llevar puesto podría ayudar a algunos pacientes con problemas cardiacos

Pero se necesita más investigación, según la Asociación Americana del Corazón
     
Traducido del inglés: martes, 29 de marzo, 2016
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 28 de marzo de 2016 (HealthDay News) -- Un chaleco que contiene un desfibrilador podría ser una opción para algunos pacientes cardiacos que no pueden utilizar un desfibrilador implantable, un dispositivo que puede administrar un shock al corazón para que vuelva a tener un ritmo adecuado si es necesario.
Esa es la conclusión de la primera recomendación científica sobre los dispositivos, recién publicada por la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association). Pero la recomendación advertía que sigue habiendo grandes lagunas en el conocimiento sobre los dispositivos, y que solo se deben usar como opción a corto plazo en pacientes específicos.
"Sirven a un nicho importante, pero hay evidencias relativamente limitadas sobre su efectividad y seguridad", dijo el autor líder de la recomendación, el Dr. Jonathan Piccini, profesor asociado de medicina del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.
"Necesitamos investigación y ensayos clínicos para averiguar a qué poblaciones de pacientes deben aplicarse y cuál es el beneficio relativo", añadió.
El desfibrilador que se puede llevar puesto se usa bajo la ropa, y parece "un chaleco de pescador embellecido" que se conecta al cuerpo mediante electrodos, dijo Piccini, y lleva una batería del tamaño de la de una computadora portátil. Si detecta un ritmo cardiaco anómalo peligroso, el chaleco alerta al paciente mediante alarmas con un volumen creciente. Si el paciente no presiona un botón que informa al dispositivo que se trata de una falsa alarma, "se da cuenta de que es algo potencialmente mortal", dijo.
Entonces, explicó, el dispositivo libera un gel sobre el pecho para ayudar a conducir la electricidad, y administra un shock al paciente. Después de eso, dijo, hay que reemplazar el dispositivo.
No está claro cuántos pacientes han usado desfibriladores que se pueden llevar puestos, en comparación con que se los implanten, pero Piccini dijo que el número es bajo.
Tampoco está claro quién se beneficiaría de este dispositivo. En estos momentos, se está llevando a cabo un ensayo clínico aleatorio.
La investigación ha mostrado que el dispositivo administra adecuadamente un shock a las personas entre un 90 y un 100 por ciento de las veces, según la recomendación. Entre un 1 y un 2 por ciento de los pacientes reciben un shock en un momento en que no es necesario.
La recomendación anotó que algunos pacientes parecen beneficiarse de los dispositivos que se pueden llevar puestos porque no son buenos candidatos para recibir un desfibrilador implantable. En esos casos, dijo Piccini, esos dispositivos sirven como un "puente" a una versión implantada.
Entre los que podrían beneficiarse se encuentran los pacientes cardiacos con infecciones del corazón o del torrente sanguíneo, aquellos a quienes les han retirado los desfibriladores debido a una infección, y las mujeres que desarrollan una debilidad en el corazón tras dar a luz o durante el embarazo, comentó. Los dispositivos también podrían ser adecuados a corto plazo si un médico está intentando averiguar si un desfibrilador implantado es la opción apropiada para un paciente, añadió.
Usualmente, las compañías de seguros cubren el dispositivo, que en general se usa entre 30 y 90 días, dijo Piccini. "Si es durante más tiempo, se supone que el paciente se beneficiaría de un dispositivo implantado. Pero tengo un paciente que lo ha estado usando durante más de nueve meses", añadió.
No resulta sorprendente que a los pacientes con frecuencia no les guste el dispositivo que se puede llevar puesto, y más del 20 por ciento dejan de utilizarlo debido a la incomodidad o a reacciones adversas, según la recomendación. "Imagínese usar un chaleco de pescador debajo de la camisa todo el tiempo", planteó Piccini. "En general es molesto, abultado e incómodo".
El Dr. Byron Lee, director de investigación de la División de Cardiología de la Universidad de California, en San Francisco, está ayudando a liderar el primer ensayo aleatorio de gran tamaño sobre el desfibrilador que se puede llevar puesto.
Dijo que los pacientes solo deben quitarse el dispositivo para bañarse. "A veces, los pacientes tienen problemas para aprender a dormir con el dispositivo", dijo. Además, "no se deben tener relaciones sexuales con el desfibrilador que se puede llevar puesto, dado que podría desencadenar un shock innecesario. En general, recomendamos que los pacientes se tomen las cosas con calma mientras usan ese tipo de desfibrilador. Pueden caminar y hacer ejercicio leve".
Lee dijo que la recomendación de la asociación cardiaca probablemente ayude a las personas a obtener una cobertura de seguro para el dispositivo. "Las compañías de seguro han cuestionado si el desfibrilador que se puede llevar puesto debería estar cubierto", apuntó Lee. "Esta declaración valida su uso en poblaciones específicas de pacientes".
El Dr. Evan Levine, cardiólogo del Centro Médico Montefiore, en la ciudad de Nueva York, se opone al uso generalizado del dispositivo. Cree que es un tratamiento razonable para los pacientes a quienes se ha sacado un desfibrilador implantable debido a una infección. Pero cuestiona su uso en pacientes que no son elegibles para recibir un dispositivo implantado, porque los medicamentos baratos son igual de efectivos.
Reciben "un aparato que nadie puede afirmar que salve vidas", dijo Levine, "y no se les recetan unos medicamentos muy efectivos y baratos que claramente sí salvan vidas".
El estudio aparece en la edición del 28 de marzo de la revista Circulation.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Jonathan P. Piccini, M.D., M.H.S., associate professor of Medicine, Duke University Medical Center, Durham, N.C.; Byron Lee, M.D., professor of medicine and research director, Division of Cardiology, University of California, San Francisco; Evan Levine, M.D., cardiologist, Montefiore Medical Center, New York City; March 28, 2016, Circulation
HealthDay

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