lunes, 10 de octubre de 2016

El trasplante renal de vivo, la mejor opción en los casos más complicados - DiarioMedico.com

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CONGRESO NACIONAL DE NEFROLOGÍA

El trasplante renal de vivo, la mejor opción en los casos más complicados

Federico Oppenheimer, jefe de la Unidad de Trasplante Renal del Clínico de Barcelona, aboga por ofrecer el trasplante de vivo de forma sistemática y como primera opción a los enfermos renales.
Covadonga Díaz. Oviedo   |  10/10/2016 12:15
 
 

Federico Oppenheimer y Fernando Cosío
Federico Oppenheimer y Fernando Cosío. (Covadonga Díaz)
El Hospital Clínico de Barcelona cuenta con la serie más larga en España de trasplantes renales procedentes de donante vivo. Desde su dilatada experiencia, el responsable del programa asegura que se trata de la mejor solución para los casos más complicados tanto desde el punto de vista técnico como inmunológico.
Así lo ha señalado Federico Oppenheimer, jefe de la Unidad de Trasplante Renal del Clínico de Barcelona, en el XLVI Congreso Nacional de Nefrología, celebrado en Oviedo. Su hospital ha sido pionero en España desde que inició en 1965 este procedimiento, tanto de vivo como de cadáver, y que optó por no decaer en la opción de vivo a medida que mejoraba la calidad y cantidad de trasplantes de cadáver realizados, "lo que ha hecho que tengamos la casuística más amplia en España".
El Clínico ha realizado hasta ahora más de 4.000 trasplantes renales y más de 800 de ellos han sido con donante vivo. "Nuestra tasa está en el 40 por ciento", explica Oppenheimer.
Este experto destaca que el paradigma desarrollado en su centro es el contrario al seguido por otros equipos. "Nosotros pensamos que el trasplante renal de vivo es la mejor opción precisamente en los casos que son más complicados, bien desde el punto de vista técnico, inmunológico o médico-clínico en general".
Así, según este experto "si las arterias está dañadas o lo está el corazón o hay problemas inmunológicos que hacen que el riesgo de rechazo sea elevado o se presentan dificultades técnicas que exigen un muy buen conocimiento del órgano que se va a implantar, los resultados con un órgano de vivo van a ser mejores porque la calidad del órgano, cuando la intervención está así programa, suele ser magnífica". Además, Oppenheimer resalta que la preparación inmunológica puede anticiparse con la opción de donante vivo.
Primera alternativa
Este especialista aboga por ofrecer la opción de trasplante de vivo "de forma sistemática y anticipada como primera alternativa a todos los pacientes. Es necesario cambiar el paradigma y no ir necesariamente a diálisis, sino pensar en el trasplante anticipado". Y es que los equipos de las unidades de enfermedad renal crónica conocen cómo va a ser la evolución de los pacientes, "por eso es posible y deseable que planifiquen el futuro y lo anticipen explicando esta opción a los pacientes antes de que sea necesario que entren en diálisis, por razones médicas, económicas y de altruismo".
Los mejores resultados con la opción de donante vivo se obtienen cuando donante y receptor son HLA idénticos. En esta situación la supervivencia del injerto es del 90 por ciento a los 10 años. Si no es así se sitúa en el 80 por ciento, con independencia de si están emparentados genéticamente o no.
Oppenheimer conoce el trasplante renal no solo como médico, sino también como afectado, dado que hace dos años tomó la decisión de donar uno de sus riñones a su hijo, que se vio afectado por una insuficiencia renal fulminante.

“El 43% de nuestros pacientes no ven la unidad de diálisis”

El 80 por ciento de los trasplantes renales que realiza la Clínica Mayo, en Estados Unidos, son de donante vivo, una tasa que es la más alta del país, donde la media es del 35 por ciento, cifra que está ya muy por encima de los datos conseguidos en España. La educación del equipo médico es el pilar fundamental que sostiene el éxito del programa de donante vivo en Estados Unidos.
Este ha sido uno de los mensajes destacados por Fernando Cosío, profesor y especialista del servicio de nefrología de la Clínica Mayo. Según los datos que ha aportado, en su centro "el 43 por ciento de los pacientes con los que trabajamos no ven la unidad de diálisis y esto presenta unas ventajas formidables. Si se puede disponer de un donante vivo no hay razón para que el enfermo entre en diálisis. Nuestro mensaje es que se pueden realizar más trasplantes de los que se realizan actualmente en países como España y que se debe anticipar esta opción".
Para Cosío, la clave está "en educar al equipo médico porque puede no pensar en esta opción por prejuicios o por no tener la suficiente información, y educar también al paciente y su entorno familiar". Y aunque el principal beneficiario del trasplante es el receptor, Cosío asegura que "nuestra principal preocupación es el donante y su salud".
La selección óptima del donante es otro objetivo prioritario y otro de los pilares del éxito del programa. "Puede resultar curioso, pero nos gustan más los donantes de más edad que los jóvenes". Y es que, aunque el riesgo para el donante es mínimo, según explica Cosío, "si con el paso del tiempo desarrolla alguna enfermedad como diabetes puede tener más riesgo de fallo renal que si aún dispusiese de sus dos riñones. Quiero indicar también que los equipos médicos que tratan al donante y al receptor son totalmente independientes para que las decisiones se tomen de la forma más objetiva posible".
De hecho, un 21 por ciento de los potenciales donantes son finalmente rechazados por el equipo médico, al considerar que presentan alguna razón o contraindicación que no los hace adecuados para la donación, por ejemplo, porque su función renal no resulte óptima.
Los resultados del trasplante de donante vivo "son a largo plazo mucho mejores que los de cadáver, con una supervivencia del injerto superior en unos diez años. La del paciente es parecida porque cuando falla el injerto el riesgo para la vida del paciente es enorme. Los trasplantes con órgano de cadáver procedente de donantes de 20 o 30 años van muy bien pero este perfil de donante es reducido".
La Clínica Mayo realizó el año pasado 224 trasplantes renales, de los cuales 180 fueron solo de riñón y el resto combinados. En estos últimos casos la preferencia suele ser utilizar órganos de cadáver tratando de que procedan todos del mismo donante "porque el sistema inmunológico los tolera mejor. Y aunque hemos hecho trasplantes combinados con órganos de vivo y de cadáver es más difícil hacer coincidir la intervención".

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