Exponerse a andrógenos en las primeras horas de vida puede inducir alteraciones metabólicas en la edad adulta
Estas alteraciones se dan en el metabolismo de los hidratos de carbono, lo que se relaciona con cambios en la microbiota intestinal que conducen a un perfil metabólicamente adverso.
Una investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, liderada por el Dr. Francisco J. Tinahones, ha concluido que la exposición a andrógenos durante las primeras horas de vida puede inducir alteraciones metabólicas severas en la edad adulta relacionadas con cambios permanentes en la microbiota intestinal. Este estudio acaba de ser publicado recientemente en la prestigiosa revista Endocrinology.
Los datos obtenidos en este estudio son los primeros en documentar el impacto duradero de las manipulaciones de esteroides sexuales, y particularmente la androgenización neonatal, en la composición de la microbiota intestinal.
La microbiota intestinal se ha revelado recientemente como un factor crítico en el almacenamiento de grasa y el desarrollo de diabetes y obesidad. Se sabe que la dieta es uno de los elementos que afectan a la composición de esta microbiota intestinal, pero cada vez se conocen más datos acerca del papel que pueden tener otros factores ambientales, como las exposiciones inapropiadas a hormonas sexuales durante el período intrauterino y en las primeras etapas de la vida, como elementos desencadenantes de desórdenes metabólicos. En los últimos tiempos se ha descubierto que los contaminantes con función androgénica puden tener importantes repercusiones en la salud.
En este estudio se realizó análisis del microbioma a gran escala de muestras fecales de grupos de ratas hembra secuencialmente sometidas a diversas manipulaciones obesogénicas, incluyendo perturbaciones hormonales sexuales mediante androgenización neonatal (A) o ovariectomía de adultos (OVX), como modelo de menopausia, con el fin de establecer si estos fenómenos están relacionados con los cambios en la microbiota intestinal. También se exploraron los perfiles metabólicos básicos relacionados con la homeostasis de glucosa / insulina.
Para evaluar los efectos de la androgenización temprana, los investigadores administraron una dosis de andrógenos a ratas hembras recién nacidas, durante las primeras 24 horas de vida. Este modelo de androgenización temprana en animales es superponible a la exposición a andrógenos de un feto en el último trimestre de embarazo. Y en estos animales, se comprobó que en edad adulta tienen alteraciones en el metabolismo de los hidratos de carbono, lo que se relaciona con cambios en la microbiota intestinal.
Este estudio ha evidenciado también que las ratas hembra neonatalmente androgenizadas presentan características similares a las observadas en mujeres con síndrome de ovario poliquístico, una enfermedad en la que la mujer presenta un desequilibrio de las hormonas sexuales femeninas, lo que puede provocar cambios en el ciclo menstrual, quistes en los ovarios, dificultad para quedar embarazada y otros problemas de salud.
De hecho el modelo de exposición neonatal a un bolo de testosterona utilizado en esta investigación se ha usado anteriormente para entender el origen del desarrollo del fenotipo del síndrome de ovario poliquístico, ya que una de las hipótesis sobre el desarrollo de esta enfermedad se relaciona con la disbiosis de la microbiota intestinal.
Los datos actuales del estudio muestran que las exposiciones tempranas inapropiadas a los andrógenos en hembras, que están vinculadas al desarrollo de alteraciones ováricas y metabólicas que recuerdan al fenotipo del síndrome de ovario poliquístico, se asocian también a cambios persistentes en la composición de la microbiota que conducen a un perfil metabólicamente adverso. Y es probable que esta disbiosis, nombre que se le da al desequilibrio en la flora intestinal, contribuya a las perturbaciones metabólicas de las condiciones de obesidad relacionadas con la disfunción gonadal en la hembra.
Esta disbiosis persistente, que es distinta de la inducida por otras formas de cambios hormonales en adultos como los producidos por la menopausia, es probable que contribuya a las complicaciones metabólicas de enfermedades como el síndrome de ovario poliquístico.
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