La L-selectina ayuda a escoger la mejor terapia en la leucemia mieloide crónica
Los niveles elevados de la forma soluble de CD62L se asocian a peor prognosis y a la necesidad de un tratamiento inicial más agresivo.
Un nuevo biomarcador podría predecir la respuesta a la terapia con inhibidores de la tirosina quinasa en la leucemia mieloide crónica (CML), según una investigación publicada en la revista Journal of Clinical Oncology. El estudio prospectivo examinó la eficacia del tratamiento de primera línea con nilotinib en pacientes en los que se examinó la expresión de la selectina CD62L, una molécula que se encuentra exclusivamente en la superficie de los leucocitos y que indica a los linfocitos T el camino hacia los ganglios linfáticos.
En el momento de la diagnosis los pacientes expresaban niveles muy bajos de CD62L en estas células. Sin embargo, en los meses siguientes se observó que la proporción de linfocitos T CD4+ y CD8+ con expresión de CD62L se correlaciona con el aumento del tamaño del bazo, del número de blastos en médula ósea y en la periferia y valores más elevados en el índice pronóstico Sokal. La terapia con nilotinib aumentó la expresión de CD62L desde el 2.8% al inicio del estudio al 40%. Los pacientes con menor contenido de CD62L en la superficie de los linfocitos presentaron mayores niveles de la forma soluble de CD62L (sCD62L) en plasma. Este biomarcador plasmático fue validado en 3 cohortes independientes adicionales.
Los autores concluyen que el curso de la CML en pacientes con niveles elevados de sCD62L será más agresivo, lo que impone la necesidad de iniciar el tratamiento con fármacos más potentes o combinaciones de los mismos.
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