viernes, 18 de septiembre de 2009
Ser portador de IL28B define la respuesta hepática antiviral
Diariomedico.com
ESPAÑA
SEGÚN DOS ESTUDIOS GENÓMICOS EN PACIENTES CON HEPATITIS C CRÓNICA
Ser portador de IL28B define la respuesta hepática antiviral
Conocer la respuesta al tratamiento antes de administrarlo evita ciertas complicaciones graves en pacientes con hepatitis C crónica. Dos estudios genómicos han localizado una variación que hace que los pacientes obtengan una mejor respuesta a interferón más ribavirina.
Redacción - Lunes, 14 de Septiembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
La hepatitis C crónica es la mayor causa de enfermedad hepática, con una prevalencia mundial estimada en un 3 por ciento de la población. Sólo una pequeña minoría de los infectados aclara el virus de forma espontánea. Entre el 70 y el 80 por ciento de los pacientes se convierten en portadores crónicos que pueden progresar a cirrosis y a carcinoma hepatocelular. Dos estudios que se publican hoy en Nature Genetics muestran que la variación genética IL28B en el cromosoma 19 se asocia con una mejor respuesta a interferón-alfa más ribavirina, información de gran utilidad para tomar una correcta decisión terapéutica.
Jacob George, de la Unidad Hepática del Instituto para la Investigación Alérgica e Inmunológica de Australia, y Masashi Mizokami, del Departamento de Medicina Molecular Clínica de la Universidad de Nagoya, en Japón, han coordinado los dos trabajos en los que se han examinado los genomas de cientos de personas tratadas para el virus C de la hepatitis crónica.
Pautas estándar
El tratamiento estándar para la hepatitis C combina el interferón pegilado alfa y la ribavirina por un periodo de 48 semanas. Este tratamiento puede provocar efectos adversos graves y sólo entre el 40 y el 50 por ciento de los pacientes tienen una respuesta positiva.
Después de analizar los genomas de los individuos infectados, los dos grupos han llegado a la conclusión de que la variante genética en la región del gen IL28B se asocia con una mejor respuesta al tratamiento. Dicho gen codifica el interferón-lamba, que está implicado en la supresión de los virus, incluido el VHC. De hecho, ya hay en ensayo clínico en fase precoz un estudio con un interferón-lambda, IL29, para hepatitis C crónica.
Los dos trabajos también han centrado su interés en las nuevas terapias que incluyen este tipo de interferón y sugieren que el tratamiento combinado con interferón-alfa e interferón-lambda puede ser más eficaz en el control del VHC.
También ponen de manifiesto el potencial beneficio del tratamiento individualizado, que incluye la predicción de los pacientes que serán más propensos a beneficiarse de la terapia con interferón más ribavirina y de esta forma se podrán evitar costes innecesarios y los efectos adversos propios de la terapia.
En un editorial que se publica en Nature Genetics, Thomas O'Brien, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, comenta que la identificación de variantes genéticas en las respuestas al tratamiento es bienvenida por el papel que tienen en el manejo de esta infección. Además, apuntan la posibilidad de cambiar las combinaciones ya existentes e incluir una nueva variante de interferón. (Nature Genetics; DOI: 10.1038/ng.477/449).
Traslado a la clínica
Una de las cuestiones que se plantean ante este tipo de estudios es si a corto plazo se podrán trasladar los resultados de los análisis genotípicos a las decisiones terapéuticas de sujetos con infección por VHC. Aunque como comenta Thomas O'Brien, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, los resultados iniciales de estos estudios son prometedores, hay que distinguir entre los descubrimientos científicos y la predición del riesgo clínico. Las decisiones clínicas requieren una estimación del éxito o del riesgo, por ejemplo, la proporción de pacientes que conseguirán una respuesta virológica sostenida, que refleje una serie clínica. El grupo de George ha limitado su análisis estadístico a los sujetos que mantuvieron el tratamiento con al menos el 80 por ciento de la dosis estándar. En los citados estudios, la respuesta al tratamiento se mide por el número de factores que con poca probabilidad se asocian con el genotipo IL28B, como la edad, el sexo y el genotipo viral. Además, el tratamiento basado en el genotipo debe analizarse en poblaciones independientes antes de que tenga una aplicación general. No obstante, los modelos predictivos tienen el potencial de ayudar a la toma de decisiones terapéuticas para millones de pacientes infectados por el virus de la hepatitis C. Proceso en cascadaLas proteínas de interferón-lambda inducen las vías de señalización antivirales Jak-Stat que se unen a receptores diferentes que el interferón-alfa y beta. La asociación genética y los estudios in vitro sugieren una reacción complementaria e interactiva entre el interferón-lambda y el interferón-alfa, lo que puede ser una buena opción para suprimir el virus de la hepatitis C.
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