INCREMENTO DEL RIESGO EN UN 22%
Consumir 340 ml de bebidas azucaradas al día incrementa el riesgo de sufrir diabetes tipo 2
Ingerir 340 ml de una bebida azucarada al día puede incrementar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 22 por ciento, según un estudio publicado en Diabetologia.
Redacción | 24/04/2013 23:00
Este estudio está dirigido por Dora Romaguera, Petra Wark y Teresa Norat, del Imperial College London (Reino Unido).
Los expertos han utilizado datos del consumo de zúmos y néctares, de bebidas azucaradas y de refrescos endulzados artificialmente en ocho cohortes europeas del Estudio Prospectivo Europeo sobre Cáncer y Nutrición (EPIC) en Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Italia, España, Suecia, Francia, Italia, Países Bajos), que implica a unos 350.000 participantes. Como parte del proyecto InterAct, los científicos realizaron una investigación que incluyó 12.403 casos de diabetes tipo 2 y al azar una subcohorte de 16.154 identificados en EPIC.
Los expertos hallaron que, tras solucionar los factores de confusión, el consumo de refrescos azucarados cada día incrementaba el riesgo de padecer diabetes tipo 2 un 22 por ciento. Este aumento del riesgo se redujo ligeramente al 18 por ciento cuando se contabilizó el índice de masa corporal (IMC) y el consumo de energía. Esto podría indicar que el efecto de las bebidas azucaradas sobre la diabetes va más allá de su efecto sobre el peso corporal.
Los autores observaron un aumento significativo en la incidencia de diabetes tipo 2 en relación con el consumo de refrescos edulcorados artificialmente, pero esta asociación desapareció tras valorar el IMC de los participantes, lo que indica que la asociación no fue causal sino impulsada por el peso de los participantes. Es decir, aquellos con un peso corporal más alto presentaban mayores índices de consumo de bebidas edulcoradas arificialmente y eran más propensos a padecer diabetes tipo 2.
El consumo de zumo de fruta y néctar puro no se asoció significativamente con la diabetes, sin embargo, no fue posible utilizar los datos disponibles para estudiar por separado el efecto de zumos cien por cien naturales de los que tenían azúcares añadidos.
Romaguera concluye: "Teniendo en cuenta el aumento en el consumo de bebidas azucaradas en Europa, se deben enviar a la población mensajes claros sobre el efecto contra la salud de estos refrescos".
Los expertos han utilizado datos del consumo de zúmos y néctares, de bebidas azucaradas y de refrescos endulzados artificialmente en ocho cohortes europeas del Estudio Prospectivo Europeo sobre Cáncer y Nutrición (EPIC) en Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Italia, España, Suecia, Francia, Italia, Países Bajos), que implica a unos 350.000 participantes. Como parte del proyecto InterAct, los científicos realizaron una investigación que incluyó 12.403 casos de diabetes tipo 2 y al azar una subcohorte de 16.154 identificados en EPIC.
Los expertos hallaron que, tras solucionar los factores de confusión, el consumo de refrescos azucarados cada día incrementaba el riesgo de padecer diabetes tipo 2 un 22 por ciento. Este aumento del riesgo se redujo ligeramente al 18 por ciento cuando se contabilizó el índice de masa corporal (IMC) y el consumo de energía. Esto podría indicar que el efecto de las bebidas azucaradas sobre la diabetes va más allá de su efecto sobre el peso corporal.
Los autores observaron un aumento significativo en la incidencia de diabetes tipo 2 en relación con el consumo de refrescos edulcorados artificialmente, pero esta asociación desapareció tras valorar el IMC de los participantes, lo que indica que la asociación no fue causal sino impulsada por el peso de los participantes. Es decir, aquellos con un peso corporal más alto presentaban mayores índices de consumo de bebidas edulcoradas arificialmente y eran más propensos a padecer diabetes tipo 2.
El consumo de zumo de fruta y néctar puro no se asoció significativamente con la diabetes, sin embargo, no fue posible utilizar los datos disponibles para estudiar por separado el efecto de zumos cien por cien naturales de los que tenían azúcares añadidos.
Romaguera concluye: "Teniendo en cuenta el aumento en el consumo de bebidas azucaradas en Europa, se deben enviar a la población mensajes claros sobre el efecto contra la salud de estos refrescos".
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