Las transfusiones de sangre "fresca" disminuyen el riesgo de complicaciones tras la cirugía cardíaca
La sangre recientemente donada es mejor para los pacientes cardíacos que la sangre que se ha almacenado durante algún tiempo. Esta es la conclusión a la que llegaron investigadores canadienses en un estudio que incluyó a 2000 pacientes que iban a someterse a cirugía cardíaca. Los resultados se presentaron en el "Canadian Cardiovascular Congress" (Congreso canadiense sobre patología cardiovascular) en Vancouver.
De los 2015 participantes, apenas más de la mitad (1052) recibió sangre "fresca" que había sido donada en el plazo de 14 días previos a la intervención; la otra mitad recibió total o parcialmente transfusiones de sangre "vieja" que había estado almacenada durante más de 14 días.
Después de realizar ajustes en función de diversos factores influyentes, como edad, sexo y afecciones de salud, se observó que el grupo de pacientes que había recibido solo sangre "fresca" tuvo menos complicaciones tras la cirugía (sangrado, ventilación, infecciones, insuficiencia renal, muerte). En general, evolucionaron mejor que los sujetos que recibieron sangre "vieja", ya fuera total o parcialmente.
"Los hallazgos indican que necesitamos prestar atención al tiempo transcurrido desde la extracción de la sangre que administramos a los pacientes sometidos a cirugía cardíaca", afirmó el autor sénior Ansar Hassan. De todos modos, no debemos posponer la cirugía si no se dispone de sangre nueva. "Quizás lo más importante es que necesitamos nuevos estudios para determinar qué factores rigen esta relación entre el tiempo de extracción de la sangre y los resultados que vemos", dijo.
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