La importancia de la Pediatría Social
Abril de 2015 - Antonio Gancedo Baranda, pediatra; y Víctor Ruiz Díaz, periodista
Las condiciones ambientales y sociales que rodean el crecimiento y la vida de los niños y adolescentes son determinantes para su salud, y un campo donde aún hay mucho que explorar y avanzar. La Pediatría Social es la especialidad que intenta dar respuesta a estos problemas de origen social, y cobra más protagonismo en situaciones de crisis económicas y políticas como las actuales. En 2014, un estudio reveló que "1/3 de la población infantil española está en riesgo de pobreza" (Unicef), y este descenso en las condiciones de vida de los menores y sus consecuencias deberán ser tenidos en cuenta por los profesionales sanitarios que los atenderán
Nuevas patologías, nuevas soluciones
En nuestra sociedad y en nuestro entorno cultural está también el origen de nuevas patologías como el ciber-acoso, la ciber-dependencia, etc. También se aprecia la reaparición de antiguos problemas de salud que afectaron a nuestra infancia y adolescencia en el pasado, como es el tema de la desnutrición.
La Pediatría Social surgió para valorar y atender al menor en el entorno en el que se desarrolla y cómo influye éste en su salud o cómo ésta repercute en aquel. Es un abordaje holístico, basado en una visión bio-psico-social del quehacer médico.
Un ejemplo de intervención
Expongamos una experiencia frecuente en la que se interviene desde una consulta de Pediatría Social. La adolescente que llamaremos A tiene ahora 15 años y en los últimos 3 ha desarrollado síntomas que la traen finalmente a la puerta de Urgencias:
"La paciente entra por Urgencias por 4ª vez en 2 semanas por dolor abdominal. Hembra, 14 años. El día X de XX inició el dolor abdominal, de intensidad intermitente, inicialmente urente, sin pirosis, sin vómitos ni regurgitaciones. Inicia tto. con omeprazol 20 mg/12 h hasta ahora. Los primeros días le añadieron almagato con alivio transitorio; hace 3-4 días dicho fármaco, ya no le aliviaba y lo retiró. Al parecer el dolor dejó de ser urente para ser más punzante".
Nuestra quinceañera A no se encuentra en el tercer mundo, ni vive en un barrio marginal, estudia en un instituto de lo más normal. Ella misma es de lo más normal, es decir, tiene sobrepeso como el 30 por ciento de los de su edad. Sigamos con su historia clínica.
"La paciente refiere incremento del dolor abdominal de localización epigástrica, de tipo punzante, que le ha llegado a despertar una noche. No se modifica el dolor con la defecación ni con la ingesta de alimentos, la cual ha disminuido discretamente. No manifiesta sintomatología miccional. No alteraciones menstruales. Sin otra sintomatología. Evita en la alimentación grasas. Le dan dieta sin grasa y astringente".
Tanto ella como sus padres están muy preocupados piensan que tiene algo "malo", y ese dolor está haciendo que se mantenga en el domicilio numerosos días.
"Debido a la persistencia del dolor se ingresa en un centro hospitalario, para tratamiento sintomático con omeprazol y analgesia IV. Inicialmente persistencia del dolor, que precisa analgesia varias veces al día. No ha presentado fiebre, vómitos, ni otra sintomatología".
Como consecuencia, ya tenemos a nuestra paciente, plenamente "inmersa" en nuestro sistema de salud y comenzando un recorrido de pruebas y tratamientos para descartar patología orgánica. Debido a ello precisará ingreso hospitalario, pruebas complementarias dirigidas, con su consiguiente afectación de la vida normal de una adolescente, la alteración de la vida familiar y el consumo de recursos sanitarios.
Este caso relatado representa un caso real y se han ocultado los datos de filiación para no vulnerar la intimidad de la paciente.
"Rehistoriada durante el ingreso: Refiere no estar a gusto en el instituto, no tiene amigos, la ofenden, pasa los recreos en la biblioteca estudiando. Muy madura y responsable para su edad, le gusta estudiar. Pero sí refiere que le gustaría tener amigos y que siente ansiedad por las mañanas al ir al colegio. Le gustaría quedarse en casa estudiando. Está en trámites de cambio de instituto, en el que están sus únicas amigas del entorno extraescolar".
Paciente afortunada
Las pruebas realizadas no indican ningún tipo de patología orgánica. El hospital donde ingresó la menor contaba con una consulta de Pediatría Social, a la que es derivada tras el alta, y allí anotan:
"La menor refiere que desde el año 20XX, sufre distintas agresiones en el colegio, que se han mantenido hasta su última permanencia en el colegio. Dichas agresiones han variado desde los insultos, mofas, amenazas hacia su persona en relación sobre todo, con su aspecto físico, hasta agresiones físicas continuadas, junto a maltrato del material escolar de la paciente. Refiere que en numerosas ocasiones ha puesto dichas situaciones en conocimiento de la tutoría, jefatura de estudios de su centro, sin que haya obtenido respuesta ni acción que, según ella, condujera a la eliminación de dichas agresiones, comentando que las contestaciones recibidas eran con el argumento principal de.." son cosas de chicos". Identifica perfectamente a los supuestos agresores. Sostiene que dicha actitud le hace sentir como "un marciano, una desgraciada, lo peor que hay en la tierra, un monstruo". Achacando parte de la situación que vive a su obesidad, presentó alteraciones del comportamiento alimentario el año pasado.
Sostiene que debido al pavor que tiene a ir al colegio y encontrarse con los supuestos agresores y con la falta de apoyo, que ella percibe por parte de su colegio, no acude al colegio, presentando por las mañanas nerviosismo y angustia. Duerme mal. Dicha situación de absentismo escolar está puesta en conocimiento de la mesa de absentismo escolar. Su pediatra de Atención Primaria, le ha firmado una baja escolar por un periodo de seis meses y está pendiente de la valoración por parte de la delegación de la Consejería de Educación.
A lo largo de la entrevista se mantiene con facies melancólica, poca interacción visual y rompiendo a llorar en varias ocasiones.
ORIENTACIÓN DIAGNÓSTICA: Situación compatible con acoso escolar. Criterios psicopatológicos sugerentes de trastorno depresivo mayor.
TRATAMIENTO:
- Citarse de manera preferente en su Centro de Salud Mental Infanto-Juvenil.
- Acudir a su centro escolar y proponer que valoren el poner en funcionamiento el "protocolo para la corrección y sanción de situaciones de acoso escolar en los centros docentes no universitarios de la comunidad de Madrid".
Resultado
En el instituto donde estudiaba A negaron la existencia del protocolo que el Pediatra Social indicó. La paciente cambió de instituto y, según dice el informe:
"Ahora se encuentra en el I.E.S......... y , aunque ha repetido curso, 3º ESO (básicamente debido la baja asistencia), se encuentra mucho mejor física y psíquicamente, más arropada y segura. Refiere buen entorno escolar. Pendiente de resolver la situación de los libros. Alta en esta consulta."
En este caso, queda patente que el haber contado con una consulta o especialista de Pediatría Social evitó el que la paciente siguiera transitando por distintos centros sanitarios y haciéndose pruebas sine die, para acabar probablemente cronificando un problema que en realidad no tenía origen orgánico y que repercutiría severamente en su bienestar físico, psíquico y social.
Éste sólo es un caso, de los miles que quedan por tratar desde sus causas, que cada vez más tienen su origen, agravamiento y/o su solución, en el entorno tanto familiar, escolar y social en el que se desarrolla nuestra infancia y adolescencia.
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