sábado, 9 de mayo de 2015

La cardiotoxicidad derivada del tratamiento oncológico afecta a más del 30% de los supervivientes de cáncer :: El Médico Interactivo :: La cardiotoxicidad derivada del tratamiento oncológico afecta a más del 30% de los supervivientes de cáncer

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La cardiotoxicidad derivada del tratamiento oncológico afecta a más del 30% de los supervivientes de cáncer



Madrid (09-11/05/2015) - Redacción

• Las patologías cardiacas asociadas al tratamiento antitumoral son la causa más frecuente de mortalidad en pacientes que superan un cáncer de mama o un linfoma no Hodgkin, se destaca durante la 29 Reunión Anual de Imagen Cardiaca

• Es imprescindible vigilar el perfil de riesgo cardiovascular y tratar de forma precoz los efectos secundarios del tratamiento del cáncer en el sistema cardiovascular; las nuevas técnicas de imagen y el uso de marcadores analíticos de daño miocárdico permiten el diagnóstico precoz de daño subclínico por quimioterapia

El progreso en el diagnóstico y tratamiento precoz de las enfermedades oncológicas ha permitido aumentar la supervivencia de forma significativa. Sin embargo, los agentes antitumorales ocasionan daños importantes en el sistema cardiovascular de los pacientes, por lo que a la hora de plantear un tratamiento es importante estratificar el riesgo de cardiotoxicidad y prevenir de forma activa el desarrollo de complicaciones cardiovasculares, según explica Teresa López Fernández, especialista del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, durante la 29 Reunión Anual de Imagen Cardiaca.
La cardiotoxicidad derivada del tratamiento del cáncer es la causa más frecuente de mortalidad en pacientes que sobreviven a un cáncer de mama o a un linfoma no Hodgkin. Su incidencia es variable según los tumores y el tipo de tratamiento recibido, llegando a afectar a más de un 30 por ciento de supervivientes a un cáncer.
"Actualmente, la enfermedad cardiaca en pacientes que superan un cáncer no es un riesgo asumible. El objetivo no solo es ganar años de vida, sino calidad para esos años ganados. No podemos olvidar que estas complicaciones cardiovasculares también afectan al pronóstico oncológico, ya que en ocasiones hacen que sea necesario suspender o cambiar el tratamiento previsto. En este contexto surge la necesidad de concienciar y formar tanto a cardiólogos como a oncólogos en una nueva subespecialidad: la cardio-oncología", apunta López Fernández.
El tratamiento oncológico se asocia con un aumento en la incidencia a medio y largo plazo de insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica, hipertensión, arritmias, eventos tromboembólicos y enfermedad vascular periférica. Los fármacos con mayor riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares se usan en tumores hematológicos, cáncer de mama, cáncer renal, tumores del aparato digestivo o sarcomas.
Aunque son muchos los antitumorales que causan cardiotoxicidad, la insuficiencia cardiaca secundaria al tratamiento con antraciclinas es una de las patologías más frecuentes en pacientes con cáncer. "Hace años se pensaba que este daño era irreversible, pero ahora tenemos datos que van en contra de esta teoría y que indican que, tratado en fases iniciales, el daño es parcial o totalmente reversible. Por ese motivo es fundamental realizar una monitorización cardiovascular estrecha del tratamiento y un seguimiento de los pacientes que reciben este tipo de fármacos", apunta la cardióloga.
Abordaje multidisciplinar de la cardiotoxicidad
El aumento en la supervivencia de pacientes con cáncer ha puesto de manifiesto la magnitud del problema y la necesidad de crear grupos de trabajo multidisciplinares para el tratamiento y prevención de la cardiotoxicidad por quimioterapia y radioterapia.
"El objetivo de los grupos de cardio-oncología no es asustar al paciente o evitar terapias que han demostrado ser muy eficaces para curar el cáncer, sino facilitar el tratamiento oncológico. Es imprescindible vigilar de forma estrecha el perfil de riesgo cardiovascular de los pacientes, optimizar el control de los factores de riesgo clásicos, y diagnosticar y tratar de forma precoz los efectos secundarios del tratamiento del cáncer en el sistema cardiovascular", señala López Fernández.
La monitorización se realiza tanto desde el punto de vista clínico como con la realización de pruebas de imagen y de laboratorio. "Las técnicas de imagen tienen un papel fundamental en la monitorización de estos pacientes y el parámetro utilizado para el seguimiento es la fracción de eyección. Cuando ésta es inferior al 53por ciento, es necesario iniciar un tratamiento estándar de insuficiencia cardiaca independientemente de la presencia o no de síntomas".
Para el Dr. Juan Carlos Plana, del Baylor College de Houston, sin duda el máximo experto mundial en el uso de la imagen en estos  pacientes, las nuevas técnicas de imagen permiten afortunadamente un diagnóstico precoz de daño subclínico por quimioterapia.
"Mediante el estudio de la deformación cardiaca con técnicas de ecocardiografía  de última generación calculamos el strain bidimensional  que permite estimar el riesgo de un paciente de desarrollar disfunción ventricular e iniciar un tratamiento preventivo. La frecuencia con la que es necesario realizar estas pruebas depende del tratamiento utilizado y debe estar protocolizado en cada centro", señala.
Según el Dr. Miguel Ángel García-Fernández, director de la 29 Reunión Anual de Imagen Cardiaca y especialista del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico Universitario San Carlos y del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, "el uso de la deformación miocárdica con ecocardiografía de última generación debería extenderse casi obligatoriamente  en la rutina del estudio de estos pacientes. Es importante que en reuniones como ésta pongamos al día a los cardiólogos en este tipo de herramientas que significan un notable avance en la valoración de estos pacientes".

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