lunes, 4 de mayo de 2015

Trastornos que son totalmente evitables - DiarioMedico.com

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TRIBUNA. JOAN COLOM

Trastornos que son totalmente evitables

Los problemas en el desarrollo asociados al consumo de alcohol y otras drogas de abuso durante el embarazo son cien por ciento prevenibles.
Joan Colom. Subdirector general de Drogas de la Agencia de Salud Pública de Cataluña   |  04/05/2015 00:00
 
 

Sabemos que existe una relación directa entre el consumo de alcohol y otras drogas y la aparición de diversas alteraciones en la salud reproductiva de la mujer, así como efectos adversos en la gestación y el desarrollo del feto. Si bien los mecanismos de los efectos teratogénicos del alcohol y otras drogas son complejos, es bien conocido que el riesgo se incrementa en función de la dosis, el momento -sobretodo durante los tres primeros meses de la gestación- y la duración de la exposición a las sustancias, la susceptibilidad biológica individual y los factores genéticos y ambientales.
Los niños expuestos pueden tener más riesgo de sufrir síndrome de abstinencia, muerte súbita del lactante, infecciones, defectos congénitos, problemas de aprendizaje y comportamiento e, incluso, presentar trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF). Diversos estudios estiman que el TEAF se da entre 0,5 a 3 casos por nacimiento de cada 1.000 en la mayoría de poblaciones, pero hay comunidades donde es mucho más elevado. Algunos estudios concretos realizados por el Hospital del Mar en población de su área de influencia han evidenciado, por un lado, una elevada presencia de estas sustancias en neonatos, y, por otro, la tendencia a la minimización de los consumos por parte de las madres.
En Catalunya se han realizado estudios para conocer la percepción y las actitudes de la población general y de los profesionales (ginecólogos y comadronas) en relación al consumo de sustancias durante el embarazo y estos indican que se tiende a minimizar sobretodo los riesgos del consumo de alcohol. Así, el 53 por ciento de las personas entrevistadas manifestó que creía que el consumo esporádico no era perjudicial para el feto. El 76 por ciento de los profesionales manifestó no preguntar de forma sistemática sobre los consumos de las gestantes y un 59 por ciento declaró tener dificultades para intervenir y coordinarse con los servicios especializados. Ante esta realidad, es necesario disponer de programas preventivos con el objeto de sensibilizar a la población general sobre los daños asociados al consumo de estas substancias durante el embarazo, formar y dotar de herramientas a los profesionales para la detección precoz y la intervención breve, para disminuir a la larga el número de embarazos expuestos. Hay que poner énfasis en garantizar que todas las mujeres conozcan los riesgos de exponer al feto a las sustancias, independientemente de si planifican o no el embarazo, y en diseñar una formación para los profesionales que les permita abordar de forma motivacional este tema, evitando generar malestar en ellos o en la población que atienden, y mejorar la coordinación entre servicios.
Es fundamental realizar un abordaje integral y pluridisciplinar de la problemática, desde la prevención hasta el tratamiento incluyendo a los padres, con el fin de generar un cambio cultural y mejorar la salud de las madres e hijos/as. El objetivo debe ser reducir el número de embarazos expuestos y, por lo tanto, disminuir el número de niños y niñas que nacen con problemas derivados de este consumo.
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