Un estudio
logra aprovechar el “envejecimiento prematuro” celular como estrategia en el
tratamiento de los tumores de mama HER2+
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El estudio del VHIO inhibe los factores
protumorales secretados por las células senescentes, que adquieren
características de células envejecidas prematuramente, nunca se dividen y no
contribuyen al crecimiento del tumor pero sí a su agresividad
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El estudio se ha centrado en tumores de
mama del tipo HER2+, uno de los más agresivos, pero los resultados se podrían
extrapolar a otros tumores
Barcelona, 21 de mayo de 2015.– Un estudio liderado por el
Grupo de Factores de Crecimiento del Vall d’Hebron Instituto de Oncología
(VHIO), dirigido por el Dr. Joaquín Arribas, concluye que la inhibición o el bloqueo
de ciertos factores protumorales secretados por las células que muestran signos
de envejecimiento prematuro puede constituir una nueva estrategia antitumoral.
Este estudio se ha llevado a cabo gracias al apoyo de la Asociación Española
Contra el Cáncer (AECC), el Instituto de Salud Carlos III y la Breast Cancer
Research Foundation (BCRF), y ha sido recientemente publicado en la revista Journal of the National Cancer Institute
(JNCI). Además, el mismo número de la revista le dedica un editorial, que
plantea precisamente el posible uso de anticuerpos monoclonales contra la interleucina
(uno de los factores protumorales estudiados) como agente terapéutico en
combinación con el tratamiento anti HER2.
El estudio, que se ha centrado en el cáncer
de mama HER2+, ha estudiado la senescencia natural, no la inducida
artificialmente como en trabajos anteriores. La senescencia es un
fenómeno por el cual las células dejan de dividirse e inician un proceso que se
asemeja al envejecimiento celular y que eventualmente las llevará a la muerte.
Este mecanismo, que se podría leer en clave de claro beneficio para el paciente,
a la práctica no siempre lo es. A pesar de que las células tumorales senescentes
dejan de proliferar espontáneamente, y eso parecería positivo como mecanismo
antitumoral, lo hacen a costa de secretar una serie de factores importantes
para el crecimiento del tumor y para sus metástasis a distancia. Así pues, la
senescencia de las células tumorales es un arma de doble filo, pues no
contribuye al crecimiento del tumor pero sí a su agresividad.
El estudio ha confirmado que el porcentaje de
células senescentes en un tumor es relativamente bajo y constante, alrededor de
un 2-5%, “pero si imaginamos a las células una al lado de la otra en tres dimensiones,
comprenderemos la gran capacidad que tienen las células senescentes para interaccionar
con un gran número de células tumorales: una célula senescente productora de
estos factores protumorales se encuentra escasamente a tres células de
distancia de la célula más alejada, de manera que el efecto en cascada que
produce esta secreción de factores tiene un alto impacto en todas las células
vecinas”, explica el responsable de este estudio, el Dr. Joaquín
Arribas, profesor ICREA, investigador principal del Grupo
de Factores de Crecimiento del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y director
del programa preclínico del VHIO.
La
importancia del “secretoma” de las células tumorales
Esta senescencia celular, además, se ha estudiado in
vitro (en células del tumor) y también in vivo, tanto con los modelos
de experimentación llamados PDX o ratones avatar, es decir, ratones en los que
se ha propagado el tumor real de un paciente, como en animales de
experimentación genéticamente modificados. Los resultados se han confirmado en
los tres casos. El modelo de experimentación que mejor reproduce el tumor, al
ser su propio espejo, es el PDX, pero para poder desarrollar este tumor el
animal receptor debe tener inhibido el sistema inmunitario, pues de otro modo rechazaría
la implantación celular sin dar opción al desarrollo y estudio del tumor. Ese es
el motivo de que se haya estudiado el tumor mediante estos dos modelos in vivo diferentes, y en ambos casos los
resultados son similares. “Nuestro reto es conseguir inhibir
totalmente la secreción de factores protumorales de las células senescentes”,
explica el Dr. Arribas, y añade que “en
los modelos experimentales ya hemos logrado bloquear la producción de uno de
estos factores procedentes de las células senescentes, la interleucina 6 (IL6)”.
El siguiente objetivo será inhibir completamente
estas células senescentes con terapias que impidan que secreten factores
protumorales. “Lo que realmente nos interesa es lograr inhibir la producción de todos
los factores protumorales para que la senescencia sea realmente un mecanismo
antitumoral completo”, prosigue el Dr. Arribas.
La senescencia de
las células tumorales no es inocua
Un estudio previo realizado por este mismo grupo,
publicado en 2013 en Cancer Reseach y también dirigido
por el Dr. Arribas, ya concluyó que las células que sufren un envejecimiento
prematuro dentro de un tumor no son inocuas y que estas células senescentes,
contrariamente a lo que se creía, convierten al resto de células en más
malignas y con mayor capacidad de metástasis.
“Es necesario actuar terapéuticamente contra estas
células, especialmente sobre los factores que secretan, pues esperar solamente a
su muerte conlleva dotar de más agresividad a las células vecinas”, explica el Dr. Arribas. Así pues se trata de eliminar
la secreción de los factores celulares dañinos producidos por las células
senescentes. Aunque el estudio se ha centrado en tumores del tipo HER2+, sus
resultados parecen extrapolables a otros tumores, de modo que se abre así una
firme línea de investigación.
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