lunes, 20 de julio de 2015

Psicocirugía, alternativa cuando los fármacos fracasan - Investigación y Desarrollo

Psicocirugía, alternativa cuando los fármacos fracasan - Investigación y Desarrollo





PSICOCIRUGÍA, ALTERNATIVA CUANDO LOS FÁRMACOS FRACASAN

EL .
Algunos pacientes psiquiátricos no responden a tratamientos convencionales. En estos casos la intervención neuroquirúrgica puede ser una alternativa. ¿En qué consiste?
El enfoque terapéutico tradicional de la mayoría de las enfermedades psiquiátricas se basa en una combinación de psicoterapia, farmacoterapia y, en algunos casos, terapia electroconvulsiva (TEC). Pero algunos pacientes no responden adecuadamente a ninguna de estas medidas.
En estos casos se suele considerar la psicocirugía (neurocirugía con el fin de tratar enfermedades mentales) que tuvo sus comienzos en 1936, principalmente a través de los trabajos del neurólogo portugués Egas Moniz, considerado el padre de esta práctica.
Este tipo de cirugía se aplicó en el pasado con frecuencia en el tratamiento de diferentes trastornos psiquiátricos, que incluyen trastornos afectivos, trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y esquizofrenia.
Pero con el paso del tiempo, los abusos en la indicación de estos tratamientos quirúrgicos, que incluso eran llevados a cabo por personas que no eran siquiera cirujanos, los reportes de las complicaciones y secuelas postquirúrgicas, a veces peores que la propia enfermedad sumados a la aparición de psicofármacos eficaces, como la clorpromazina, aparecida en 1954 como tratamiento efectivo de las psicosis y el creciente auge de la terapia cognitivo-conductal, fueron llevando a la decadencia de la lobotomía frontal hasta su práctica desaparición.
Psicocirugía moderna
A pesar del abuso de la lobotomía, el campo de la neurocirugía para tratar las enfermedades psiquiátricas siguió desarrollándose, debido principalmente a que los tratamientos disponibles no eran capaces de solucionar todos los casos. Hoy en día todavía se siguen realizando psicocirugías clásicas que consisten en hacer una lesión del cerebro, como la cingulotomía, que nació en 1952 como alternativa a la lobotomía.
Luis Ley, jefe de servicio de neurocirugía del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid explicó que este tipo de cirugía consiste en hacer una pequeña lesión en una zona determinada del cerebro (cíngulo). Esta lesión se puede realizar directamente mediante la introducción de una aguja fina que realizará la lesión mediante radiofrecuencia (cirugía estereotáxica) o mediante la aplicación de altas dosis de radiación focalizadas en un solo punto del cerebro (radiocirugía). Tiene como objeto alterar el circuito límbico, que controla las emociones.
Este tipo de cirugía que realiza una lesión se denomina ablativa y sus indicaciones son casos de trastorno obsesivo compulsivo y de esquizofrenia en pacientes muy agresivos o con grandes alteraciones de conducta, así como depresiones mayores.
No obstante, el neurocirujano señaló que la estimulación cerebral profunda es el futuro de la psicocirugía. "El procedimiento se centra en la alteración de los circuitos cerebrales ya sea estimulándolos o inhibiéndolos a través de la implantación de un electrodo que se puede encender, apagar y modular con un interruptor externo", dijo Ley.
Reversible
La estimulación cerebral profunda tiene evidentes ventajas sobre los procedimientos ablativos, según Ley. "Al contrario que la lesión, la estimulación es por completo reversible", ya que el objetivo, que es alterar el funcionamiento de un circuito nervioso, se realiza mediante la modulación del mismo a través de un estímulo eléctrico, no mediante una lesión irreversible", dijo.
"Durante un tiempo los esfuerzos se concentraron en hacer lesiones más pequeñas y más precisas como la cingulotomia, pero la psicocirugía actual tiende a no hacer lesiones permanentes sino cirugías que pueden ser reversibles y que permitan modular el funcionamiento de los circuitos cerebrales, no sólo interrumpirlos".
Ley señaló que el riesgo quirúrgico no es muy grande ya que consiste en "hacer un agujero pequeño e introducir un electrodo en un punto exacto del cerebro, lo que puede tener un riesgo de uno por mil de que haya una complicación grave, como un hematoma cerebral. Y lo peor que le puede pasar al paciente es que no funcione".
Hoy en día se utiliza para el trastorno obsesivo compulsivo y en el futuro también podría utilizarse para condiciones como la depresión, la anorexia y las adicciones.
Proceso riguroso
La psicocirugía sólo se aplica en pacientes en los que han fracasado todas las terapias y los fármacos. "Hoy en día lo que se busca es calidad de vida", dijo Ley. "Y a estos pacientes la enfermedad les afecta hasta tal punto que tienen una calidad de vida infame. Están totalmente incapacitados para llevar una vida normal". Pero el proceso de selección del paciente es muy riguroso.
"La psicocirugía ablativa, entendida como técnica quirúrgica irreversible está regulada por la OMS desde el 2006. Por otra parte, cada estado tiene normas específicas, muy restrictivas, que implican en el caso de España, por ejemplo, que haya dos psiquiatras que informen de manera independiente la pertinencia de la intervención, además de ser necesaria en muchas ocasiones el permiso de un juez", dijo Ley.
"El paciente tiene que tener el visto bueno de dos psiquiatras independientes además del que originalmente recomendó la operación y luego un juez tiene que aceptarlo". De todas maneras, el especialista reconoció que es un procedimiento que no se realiza mucho en pacientes con trastornos psiquiátricos debido a motivos éticos, porque es muy costoso, porque todavía es desconocido para muchos especialistas y porque todavía no se ha realizado en una cantidad suficiente de pacientes para demostrar de manera incuestionable su eficacia.
Ley reconoció además que estas técnicas no son bien conocidas ni siquiera entre los especialistas médicos involucrados en el tratamiento de estos pacientes, lo que provoca que se agoten los tratamientos tradicionales sin solucionar algunos casos, que serían susceptibles de estos tratamientos quirúrgicos.
Por otra parte, al ser la neuroestimulación una técnica relativamente reciente y haber pocos centros capacitados para llevarla a cabo, la difusión de su eficacia es escasa, lo que a su vez provoca que sean menos los pacientes remitidos para este tipo de terapias. No obstante se mostró bastante seguro en que esto va a cambiar.
"Probablemente, la estimulación cerebral profunda en psicocirugía va a ser uno de los campos médicos que más se van a desarrollar en los próximos 10 años", dijo.
Fuente: BBC Mundo

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