jueves, 28 de abril de 2016

Para una buena salud cardiaca, hay que centrarse en los alimentos sanos, en lugar de en evitar los 'malos', según un estudio: MedlinePlus en español

Para una buena salud cardiaca, hay que centrarse en los alimentos sanos, en lugar de en evitar los 'malos', según un estudio: MedlinePlus en español

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Para una buena salud cardiaca, hay que centrarse en los alimentos sanos, en lugar de en evitar los 'malos', según un estudio

Entre las personas que siguen un plan de alimentación al estilo mediterráneo se observan menos ataques cardiacos, ACV y muertes
     
Traducido del inglés: martes, 26 de abril, 2016
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 25 de abril de 2016 (HealthDay News) -- Enfatizar los alimentos sanos en la dieta, y no solo prohibir los "malos", podría ser la clave para evitar los ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares (ACV), según un nuevo estudio.
Los investigadores analizaron los hábitos alimentarios de miles de personas mayores en todo el mundo con enfermedades cardiacas y hallaron unos resultados que podrían resultar sorprendentes.
"Comer una dieta sana parece tener efectos protectores, pero los alimentos no saludables no parecen causar ningún daño", comentó el investigador principal, el Dr. Ralph Stewart, cardiólogo del Hospital de la Ciudad de Auckland, en Nueva Zelanda.
Pero los nutricionistas no se mostraron de acuerdo con esto último, y enfatizaron que sin duda se necesita más investigación.
El nuevo estudio halló que por cada 100 personas que comían la dieta saludable al estilo mediterráneo, se produjeron 3 ataques cardiacos, ACV o muertes menos, en comparación con la misma cantidad de adultos que comían la llamada dieta occidental, según el estudio.
Una dieta mediterránea es rica en fruta, verdura, pescado y alimentos no refinados. Una dieta occidental incluye postres azucarados, carne y alimentos fritos, todos los alimentos llamados "malos", dijo Stewart.
"Tradicionalmente, los consejos dietéticos se han centrado en evitar los alimentos no saludables, pero en cuanto a la reducción del riesgo, probablemente se trate de aumentar más los alimentos saludables que de evitar los no saludables", dijo. "El problema en la dieta de muchas personas es la falta de alimentos saludables, y no tanto comer alimentos no saludables".
Pero los alimentos no saludables aumentan el riesgo de obesidad, especialmente en los jóvenes, y la obesidad es una causa principal de problemas cardiacos, dijo Stewart.
"Una vez se tiene una enfermedad cardiaca, hay cosas que podrían ser más importantes que la dieta", dijo Stewart.
El informe aparece el 25 de abril en la revista European Heart Journal.
Para realizar el estudio, Stewart y sus colaboradores pidieron a más de 15,000 personas de 39 países que completaran un formulario sobre el estilo de vida cuando se inscribieron en un ensayo que evaluaba el tratamiento con darapladib, un medicamento contra el colesterol. Todos tenían una enfermedad cardiaca estable, y su promedio de edad era de 67 años. GlaxoSmithKline, el fabricante del medicamento, contribuyó en la financiación del estudio.
Se preguntó a los participantes cuántas veces a la semana comían alimentos como carne, pescado, productos lácteos, granos integrales o granos refinados, verdura, fruta, postres, dulces, bebidas azucaradas, alimentos fritos y alcohol.
Después de casi 4 años de seguimiento, aproximadamente el 7 por ciento de los que obtuvieron las puntuaciones más altas en la adhesión a una dieta mediterránea (los que comían la mayor cantidad de alimentos sanos) sufrieron un ataque cardiaco o un ACV o fallecieron, frente a casi el 11 por ciento de los que obtuvieron la peor puntuación en el seguimiento de esa dieta sana, hallaron los investigadores.
Pero Stewart dijo que no se observó ninguna evidencia de daños a partir de la ingesta de una cantidad modesta de alimentos no saludables, como los carbohidratos refinados, los alimentos fritos, los azúcares y los postres.
Pero una experta en nutrición se opuso a esa conclusión.
"Decir que los consejos sobre nutrición deberían centrarse solamente en comer alimentos saludables y no en limitar de forma significativa los no saludables de la típica dieta occidental es absurdo", dijo Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, en esa ciudad.
En general, los alimentos que se encuentran normalmente en la dieta mediterránea pueden incluir humus, yogur, pepino, ajo, aceite de oliva, pasta, frutos secos, frijoles, pescado, fruta fresca, ensaladas y verduras frescas o a la parrilla como el calabacín, los tomates y berenjenas, dijo.
La investigación ha asociado la dieta mediterránea con muchos otros beneficios para la salud, dijo Heller, indicando que es un estilo de vida, no una dieta específica.
Por el contrario, la dieta occidental se caracteriza por grandes porciones y una ingesta alta de carnes rojas y procesadas, carbohidratos refinados, como los cereales y las galletas con azúcar, los alimentos muy procesados, la comida frita, como las papas fritas, la comida basura y las bebidas azucaradas, comentó.
Muchos estudios han mostrado que el patrón de la dieta occidental se asocia con un aumento del riesgo de enfermedad cardiaca, obesidad, enfermedades autoinmunes, cáncer, diabetes, deterioro mental y enfermedades gastrointestinales, como la enfermedad de Crohn, afirmó.
Otro experto señaló que los resultados del nuevo estudio no son definitivos. "Estos hallazgos se basan en formularios dietéticos, de modo que se necesitan ensayos clínicos para confirmar estas conclusiones" dijo el Dr. Gregg Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California en Los Ángeles.
"Pero los ensayos clínicos que han probado distintas dietas con respecto a la prevención o el tratamiento de las enfermedades cardiacas, hasta ahora, han obtenido resultados decepcionantes", dijo.
Stewart también advirtió que su estudio no significa que las personas puedan comer alimentos no saludables sin freno. Afirmó que los hallazgos podrían estar sesgados por la falta de detalles de los datos sobre la dieta, ya que los investigadores no pudieron saber los tamaños de las porciones ni la cantidad de alimentos que se consumían.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Ralph Stewart, M.D., cardiologist, Auckland City Hospital, Auckland, New Zealand; Samantha Heller, M.S., R.D., senior clinical nutritionist, New York University Medical Center, New York City; Gregg Fonarow, M.D., professor, cardiology, University of California, Los Angeles; April 25, 2016, European Heart Journal
HealthDay
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