lunes, 10 de octubre de 2016

Trastorno por atracón: hay margen para personalizar la terapia - DiarioMedico.com

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LA CONCLUSIÓN ES QUE HAY OPCIONES PARA LA PERSONALIZACIÓN DE LA TERAPIA

Trastorno por atracón: hay margen para personalizar la terapia

La FDA autorizó en enero de 2015 el primer fármaco específico para el trastorno por atracón: la lisdexamfetamina.
Aiara Brocal | dmredaccion@diariomedico.com   |  10/10/2016 00:00
 
 

La agencia estadounidense del medicamento (FDA) autorizó en enero de 2015 el primer fármaco específico para el trastorno por atracón: la lisdexamfetamina. Un metanálisis publicado en Annals of Internal Medicine avala la eficacia de este medicamento, que se emplea en eltrastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), así como la de los antidepresivos de segunda generación y el topiramato, que son, junto con los estimulantes del sistema nervioso central, los pilares de la farmacoterapia.
  • Para el estudio se revisaron 34 ensayos sobre intervenciones psicoterapéuticas, farmacológicas
Para el estudio se revisaron 34 ensayos sobre intervenciones psicoterapéuticas, farmacológicas o la combinación de ambas. Tanto los fármacos como la terapia cognitivo-conductual fueron eficaces en la reducción de los episodios de ingesta compulsiva y la psicopatología asociada. El topiramato y la lisdexamfetamina se relacionaron, además, con pérdida de peso corporal.
La conclusión más importante del artículo, a juicio deCarles Lupresti, responsable del Servicio de Psiquiatría del Hospital Quirónsalud Barcelona, es que hay opciones para la personalización de la terapia. "Se trata de un trastorno con un alto grado de comorbilidad, en especial con patología afectiva y, por tanto, con un amplio nivel de variabilidad interindividual". En particular, debe investigarse su posible asociación a trastornos como el TDAH, de la personalidad o depresivos.
Las posibles comorbilidades ascienden hasta 44, según un estudio publicado en International Journal of Eating Disorders. Por ejemplo, los afectados presentan 2,5 veces más riesgo de trastornos endocrinos y 1,9 veces de circulatorios.

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