25 OCT 09 | Dr. Jean Decety desde la Universidad de Chicago
La contribución del sistema de neuronas espejo a la empatía
¿Mucha especulación basada sobre escasa evidencia sólida? Un neurocientífico de prestigio mundial reflexiona para IntraMed acerca del tema.
Dr. Decety Jean ÍNDICE
Datos biográficos: Jean Decety (ver al pié)
Introducción
La capacidad para percibir y responder a los estados afectivos de otros y predecir qué se producirá posteriormente, es un fenómeno interpersonal importante y valioso. La empatía (compartir el estado emocional de otros) y la simpatía (interesarse por el bienestar de otros), son esenciales en las interacciones humanas y constituyen componentes necesarios de la convivencia saludable.
Solemos confundir empatía con simpatía, pero no son lo mismo (ej, burlarse y torturar pueden implicar empatía, pero no simpatía). Por lo tanto, la empatía es necesaria, pero no suficiente para la simpatía. La simpatía además de la identificación con el otro incluye la actitud positiva o la preocupación duradera hacia la otra persona.
Trabajos recientes de estudios por imágenes cerebrales sobre la empatía (y sobre la cognición social en general), se refirieron con frecuencia al sistema de neuronas espejo que supone un modelo donde la percepción del estado del otro automáticamente activa en el observador las representaciones de dicho estado y esto genera las respuestas neurovegetativas y somáticas asociadas. Es decir, que se activarían en el observador los mecanismos neurológicos responsables de generar una emoción similar.
En este artículo analizaré críticamente la contribución de las neuronas espejo a la empatía, para llegar a la conclusión de que mientras el sistema de neuronas espejo es importante en la resonancia motora, no es posible demostrar hasta el momento que sea esencial para el reconocimiento de las emociones y la evidencia de su participación en la empatía y simpatía es escasa.
¿Qué son las neuronas espejo?
Las neuronas espejo constituyen una clase especial de células con propiedades sensitivas y motoras detectadas primero en primates. Inicialmente se postuló que las neuronas espejo se relacionan con la comprensión de la acción y en segundo lugar con la imitación, la empatía e incluso con la lectura de la mente. Sin embargo, con el descubrimiento relativamente reciente de estas células en la corteza motora primaria, se puede interpretar a las neuronas espejo como nada más que facilitadores del sistema motor que actúan a través de asociaciones aprendidas.
El sistema de neuronas espejo en los seres humanos
La evidencia de la existencia de neuronas espejo en los seres humanos es indirecta y se basa sobre los estudios por imágenes de la función cerebral que demuestran la superposición de la activación entre los estados de observación y acción en regiones similares a las zonas del cerebro de primates donde se han hallado neuronas espejo. Estas zonas son la parte anterior de la circunvolución frontal inferior (pars triangularis), la corteza premotora ventral (pars opercularis), el surco intraparietal anterior y posterior y una zona de la corteza occipital lateral.
La estimulación magnética transcraneal (EMT) y los estudios de potenciales evocados motores (PEM) mostraron cambios en la excitabilidad de la corteza motora y premotora del observador que codifican la ejecución de las acciones observadas. Determinaciones magnetoencefalográficas y electroencefalográficas también demostraron la supresión del ritmo mu (8–13 Hz) sobre la corteza sensitivomotora durante la observación de la acción semejante a los cambios detectados durante la producción de la acción. Se postuló que este ritmo mu refleja modulaciones descendentes de las zonas sensitivomotoras por la actividad de las neuronas espejo y constituye un procesamiento de información esencial que transforma la percepción en acción.
Se postuló que este mecanismo de resonancia motora participa en la imitación, la mímica emocional y por lo tanto, contribuye a la experiencia de empatía. En el contexto del procesamiento de las emociones se especula que la percepción de una emoción en otro individuo activa en el observador los mecanismos neuronales responsables de la producción de emociones similares.
Sin embargo, no es posible afirmar que la imitación lleve al mismo estado emocional en el observador a través de un proceso de simulación. Existen casos de pacientes con parálisis facial de distintas causas que no pueden manifestar sus emociones a través de las expresiones faciales, no obstante lo cual no muestran ninguna deficiencia para experimentar emociones o identificar imágenes mentales de expresiones faciales en los demás.
En el terreno de la empatía hacia el dolor, varios estudios por imágenes del cerebro demostraron notable superposición en el sustento neuronal en la experiencia directa del dolor y su percepción por otros. Estos hallazgos llevan a la suposición de que la empatía hacia el dolor surge parcialmente de resonancia automática sensitivomotora entre la otra persona y uno. Es importante mencionar que la activación de estas regiones (ínsula anterior, corteza cingular anterior, zona motora suplementaria y sustancia gris periependimaria) puede reflejar una respuesta general de rechazo acoplada con preparaciones motoras de acciones defensivas, que no es específica de la nocicepción.
Un estudio en pacientes con el raro síndrome de insensibilidad congénita al dolor, que no pueden contar con el mecanismo del espejo para comprender el dolor de otros, mostró respuestas normales en la resonancia magnética ante la observación del dolor en la zona de la corteza cingulada anterior y la ínsula, dos regiones claves de los llamados “circuitos compartidos” para el dolor propio y el de otros.
En un estudio se observó que la corteza ventral premotora derecha frecuentemente se activaba durante la observación y la imitación de las expresiones faciales. Otro estudio demostró que incluso la observación pasiva de expresiones faciales activa una amplia red de regiones cerebrales, entre ellas la circunvolución frontal inferior (CFI). Sin embargo, existe controversia sobre la activación de las neuronas espejo en la zona CFI en estos procesos. Muchos estudios interpretaron que las respuestas de la zona CFI y otras donde hay neuronas espejo se deben a la activación de dichas neuronas. La realidad es que estas zonas no sólo tienen neuronas espejo sino que computarizan diferentes actividades cognitivas. Otros estudios con imagen de resonancia magnética mostraron la activación de zonas ajenas a las neuronas espejo durante la imitación. Todas estas observaciones cuestionan seriamente el rol de las neuronas espejo durante la imitación.
El estudio de la función de las neuronas espejo se puso de moda especialmente en la empatía hacia el dolor, sugiriendo que cualquier superposición en la activación entre la experiencia de un estado emocional y la observación de ese mismo estado en otros es una actividad en espejo. Los estudios realizados no tienen en cuenta la complejidad de la empatía ni tampoco de la simpatía, que no dependen de mecanismos de resonancia automática.
La importancia de los estudios de lesión
Los estudios de lesión son esenciales porque brindan otras fuentes de información. Hasta ahora, los estudios neuropsicológicos documentaron la función de la corteza media y órbitofrontal en las emociones sociales, incluidas la empatía y la simpatía. No existen evidencias de que las lesiones que involucran regiones correspondientes a las neuronas espejo (premotora ventral, corteza motora e IPS anterior, produzcan disfunción de la empatía, la simpatía o el razonamiento moral, mientras que las lesiones de la corteza prefrontal ventromedial se asocian con alteraciones en estas funciones. El daño de la corteza prefrontal medial/cingulada se asocia frecuentemente con deficiencias en la interacción social y en las emociones sobre uno mismo. Estos pacientes se vuelven apáticos, desinteresados del ambiente e incapaces de concentrar su atención en tareas conductuales y cognitivas. También se sugirió que el daño frontal dificulta la capacidad de comprender la perspectiva de otros, componente esencial de la empatía.
El estudio de enfermedades neurológicas degenerativas también aportó evidencia sobre los recorridos relativamente definidos de la cognición social y de las deficiencias de empatía. Por ejemplo se demostró que pacientes con demencia frontotemporal (DFT), entidad asociada con las funciones ejecutivas frontales, así como pacientes con enfermedad de Huntington, trastorno subcortical que causa movimientos involuntarios, padecen dificultades en actividades de cognición social. Ambos tipos de pacientes carecen de empatía y simpatía, pero por diferentes motivos. En la enfermedad de Huntington, la pérdida de empatía se observa más a nivel emocional que cognitivo, mientras que los pacientes con FTD viven en un mundo egocéntrico donde no atribuyen estados mentales independientes a otros.
Todos estos hallazgos respaldan la idea de zonas bien definidas de sustento de los aspectos cognitivos y afectivos de la empatía y no avalan la participación del sistema de neuronas espejo en la sensibilidad interpersonal.
Conclusión
En resumen, el sistema de neuronas espejo constituye un mecanismo fisiológico de resonancia motora y puede participar en la imitación y quizás en el contagio de las emociones. Los datos neurofisiológicos y neuropsicológicos actuales no respaldan la idea de que este mecanismo sea responsable de la comprensión de las emociones y de la empatía. Esto es especialmente cierto si se considera que la empatía pertenece a las emociones sobre uno mismo de la propia conciencia, que se basan sobre complicadas redes nerviosas distribuidas en el cerebro, incluidas la corteza prefrontal medial y ventral. Es importante considerar que los estudios de lesiones son necesarios para complementar el enfoque de los estudios por imágenes cerebrales funcionales. Los metaanálisis de estos estudios son esenciales para reunir consenso sobre las tareas que involucran procesos putativos similares y que permitan también eliminar interpretaciones de estudios individuales de relativo valor estadístico.
Por último, a nivel conceptual, es problemático equiparar la empatía a la resonancia motora porque ésta última no expresa la comprensión del estado interno de otros y no es responsable de ningún otro estado orientado hacia la motivación que caracteriza a la simpatía.
♦ Comentario y resumen objetivo: Dr. Ricardo Ferreira
*Más información acerca del autor Jean Decety (Universidad de Chicago) haga click aquí (ver al pié)
* IntraMed agradece al Dr. Jean Decety (Univ. Chicago) la genrosidad de compartir su trbajo con nuestros lectores. De igual manera agradecemos al investigador Ezequiel L. Gleichgerrcht (INECO) las gestiones para que ello sea posible.
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IntraMed - Puntos de vista - La contribución del sistema de neuronas espejo a la empatíaDatos biográficos: Jean DecetyJean Decety es un neurocientista y también un experto internacionalmente reconocido en las Socio-neurociencias. Su área de investigación principal son los mecanismos neurobiológicos de la cognición social, particularmente la empatía, la simpatía, la autorregulación emocional y los relaciones interpersonales. El Dr Decety trabaja en la Universidad de Chicago.
Biografía: Jean Decety obtuvo dos grados de Magíster en 1985 (neurosciencia) y en 1987 (biological and medical engineering sciences) y consiguió su Ph.D. en 1989 (neurobiología) en la Université Claude Bernard, Lyon, Francia. Luego de recibir su doctorado, el trabajó como investigador postdoctoral en Hospital Karolinska en Estocolmo, Suecia, en el departamento de Neurofisiología y Neuroradiología bajo la supervisión de Per Roland. Posteriormente el se unió al Instituto Nacional para la Investigación Científica (INSERM) en Lyon hasta el 2001.
Decety es actualmente profesor en la Universidad de Chicago, con dos afiliaciones institucionales en los Departamentos de Psicología y Psiquiatría. El es el director del Social Cognitive Neuroscience Laboratory y co-director del Brain Research Imaging Centerr en la University of Chicago Medical Center. El Dr. Decety es miembro del comité ejecutivo del Center for Cognitive and Social Neuroscience y miembro del Center for Integrative Neuroscience and Neuroengineering.
Jean Decety se casó con Sylvie Bendier, con quién tiene dos hijos (Nathan y Glenn Ariel).
Afiliaciones editoriales: Dr Decety es editor en jefe de la revista científica Social Neuroscience y es parte del consejo de redacción de TheScientificWorldJOURNAL, y Neuropsychologia. Decety es miembro del consejo de comité de la facultad del France Chicago Center.
Primeras investigaciones en neurociencia
Durante su entrenamiento doctoral, Decety combinó medidas conductuales, fisiológicas y de neuroimagen funcional para investigar los mecanismos neuronales y cognitivos de la simulación mental de la acción, conocida como práctica mental de la acción o imaginería motora, una técnica usada por atletas para mejorar el desempeño. Una serie de experimentos demostraron que la simulación mental de acciones físicas puede activar mecanismos de control de la respiración y del corazón casi de la misma forma que la conducta real.[1] Imaginar una acción o realizarla concretamente comparten circuitos neuronales similares, que incluyen la corteza premotora, el área suplementaria motora, el cerebelo, la corteza parietal y los ganglios basales.[2] Estos circuitos son activados cuando se observa, se imita o se ejecuta una acción desempeñada por algún individuo.[3] [4] Esos resultados apoyan la llamada common coding theory –teoría del código común- entre percepción y acción, pristinamente propuesta por Roger Sperry y más recientemente por el psicólogo alemán Wolfgang Prinz. El supuesto central de esta teoría es que las acciones son codificadas en términos de los efectos percibidos (ej., los eventos perceptuales distales) que ellas generan.[5] Realizar un movimiento implica una asociación bidireccional entre el patrón motor que se genera y el efecto sensorial que se produce. Tal asociación puede ser usada de forma anticipatoria para predecir el efecto de un movimiento.[6] Decety y colaboradores proponen que esta clase de percepción-como mecanismo de acoplamiento entre acción y percepción- ofrece una excelente base para la intersubjetividad y la comprensión social ya que provee un puente funcional entre la información de primera y tercera persona, asentada en la equivalencia del sí-mismo y los otros,[7] [8] la cual permite el razonamiento analógico y ofrece una posible, aunque parcial, ruta hacia la compresión de los otros.[9]
Investigación actual en Cognición Social
Investigaciones posteriores incluyen las bases neurobiológicas de la empatía, la simpatía, la ansiedad personal, la toma de perspectiva, la regulación emocional y el razonamiento moral implícito, en participantes sanos así como en personas con trastornos del la conducta social.[10] En una serie de estudios recientes de resonancia magnética funciona y magnetoencefalografía, Decety y sus estudiantes han demostrado que cuando niños o adultos observan otras personas que padecen dolor, se activan los circuitos neuronales asociados a la experiencia en primera persona del dolor.[11] Esta resonancia sensoriomotora básica juega un rol crítico en las bases de la empatía y el razonamiento moral, que se basa en la capacidad de experienciar y compartir la angustia del otro. Estos resultados son importantes pues evidencian el rol del cerebro en la respuesta de dolor y pueden ayudarnos a comprender a niños que tienen trastornos de conducta disocial (ej., Trastorno antisocial de la personalidad y trastorno disocial) y que habitualmente tienen déficits en la experiencia de culpa y empatía disposicional. La investigación actual explora los mecanismos neuronales subyacentes a la función y disfunción de la empatía y su expresión en individuos con distintos grados de tendencias psicopáticas, incluidos psicópatas encarcelados, combinando métodos de resonancia magnética estructural e imágenes de difusión; análisis de la mirada y pupilometría, medidas del sistema nervioso autónomo y respuestas conductuales. Decety tiene colaboradores en diversas universidades en Estados Unidos, Alemania, Chile, Japón y Taiwán.
Aportes al estudio de la empatía
Para Decety, la empatía denota, a un nivel de descripción fenomenológico, un sentido de similitud entre los sentimientos que uno experiencia y los expresados por otros, sin confundir la subjetividad propia con la ajena.[12] La empatía permite rápida y automáticamente experienciar los estados emocionales de nuestros pares, lo cual es esencial para la regulación de la interacción social. En las teorías del desarrollo moral, la empatía es a menudo considerada una motivación fundamental en el desarrollo del altruismo y la inhibición de la agresión.[13] Los déficits o la pérdida de la empatía son características prominentes de varias psicopatologías.[14] La percepción del dolor de otras personas ha resultado de particular importancia para las investigaciones de Decety acerca de los mecanismos neuronales que subyacen a la empatía.[15] El dolor es una ventana a través de la cual se puede obtener una visión detallada de los mecanismos cognitivos y neurofisiológicos de la empatía y la simpatía. La percepción del dolor de otros constituye una forma ecológicamente válida de estudiar los mecanismos subyacentes a la empatía por dos motivos principales: - Primero, la mayoría de los humanos saben que es el dolor- es una experiencia común y universal-y conocen cuales son sus manifestaciones físicas y psicológicas; - Segundo, hoy en día se dispone de mucha información acerca de las vías neurofisiológicas involucradas en el procesamiento de la información nociceptiva que incluye la corteza somatosensorial, el área suplementaria motora, la corteza cingulada medio-anterior, la ínsula, el periacueducto gris, y el tálamo.[16] Un número de estudios de neuroimagen (fMRI y magnetoencefalografía) realizados en el laboratorio de Decety han demostrado que prestar atención al dolor de otros se asocia a una respuesta aversiva en el observador, sostenida por circuitos neuronales implicados en el procesamiento nociceptivo y somatosensorial.[17] [18] [19] [20] [21] Este co-sentir permite el mapeo de claves afectivas de los otros con la propia conducta y experiencia del sí mismo. Decety argumenta que dependiendo del grado de solapamiento de la “matriz de dolor”, y de las complejas interacciones entre los estados disposicionales, la motivación, la regulación contextual, y la autorregulación, se puede experienciar angustia personal (ej., motivación auto-dirigida) o empatía disposicional (ej., una respuesta orientada a los otros). Esta distinción está basada en el trabajo del psicólogo social Daniel Batson con quien Decety colabora.
Trabajos selectos
Decety, J., & Ickes, W. (Eds.) (2009). The Social Neuroscience of Empathy. Cambridge: MIT Press.
Decety, J. (2007). A social cognitive neuroscience model of human empathy. In E. Harmon-Jones & P. Winkielman (Eds.), Social Neuroscience: Integrating Biological and Psychological Explanations of Social Behavior (pp. 246-270). New York: Guilford Publications.
Lamm, C., Batson, C.D., & Decety, J. (2007). The neural substrate of human empathy: effects of perspective-taking and cognitive appraisal. Journal of Cognitive Neuroscience, 19, 42-58.
Decety, J., & Grezes, J. (2006). The power of simulation: Imagining one's own and other's behavior.” Brain Research, 1079, 4-14.
Decety, J., & Lamm, C. (2007). The role of the right temporoparietal junction in social interaction: How low-level computational processes contribute to meta-cognition. The Neuroscientist, 13, 580-593.
Decety, J. (2005). Perspective taking as the royal avenue to empathy. In B.F. Malle, & S. D. Hodges (Eds.), Other Minds: How Humans Bridge the Divide between Self and Others, (pp. 135-149). New York: Guilford Publishers.
Referencias [editar]↑ Decety, J. et al. (1993). Central activation of autonomic effectors during mental simulation of motor actions in man. Journal of Physiology, 461, 549-563.
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↑ Decety, J. et al. (1997). Brain activity during observation of actions. Influence of action content and subject’s strategy. Brain, 120, 1763-1777.
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