sábado, 31 de octubre de 2009

Madre e hijo y su temprano apego

Comunicación materno-filial

Diariomedico.com
ESPAÑA
REPRODUCCIÓN
Madre e hijo y su temprano apego

Mientras recorre el camino hacia el útero, el embrión recién concebido libera diversas interleucinas que reciben los receptores específicos de las trompas de Falopio de la madre. En respuesta a ello, las trompas producen varias sustancias, como los factores de crecimiento y los de supervivencia. Natalia López Moratalla, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, en Pamplona, y Pedro José Sánchez Abad, de la Universidad Católica de Murcia, han repasado los beneficios de la reproducción natural frente a la asistida.


Ana Callejo Mora - Lunes, 19 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llave conceptual:
1. El fenómeno que es conocido como 'vínculo de apego', tanto afectivo como emocional, forma parte del proceso biológico natural del embarazo

Una parte de la comunidad científica apunta que cada vez hay más indicios científicos de que la fecundación in vitro repercute en el posterior riesgo de patologías en el niño y también de las mujeres que se someten a estas técnicas de reproducción asistida. "En 1995, el Medical Research Council de Londres publicó varios estudios que concluían que los niños procedentes de la fecundación in vitro, cuando se compararon con los concebidos naturalmente, presentaban un aumento -relativamente bajo- de malformaciones congénitas graves, de trastornos neurológicos (como retraso mental y graves defectos de visión) y un riesgo elevado de nacimiento prematuro con las secuelas que caracterizan a esta condición", ha explicado Pedro José Sánchez Abad, de la Universidad Católica de Murcia, a Diario Médico.

Después, entre 2003 y 2005, aparecieron una serie de trabajos que ponían de manifiesto un incremento de los citados riesgos y lo achacaban principalmente a una causa: el estado de inmadurez o alteración genética de los gametos. La hiperestimulación ovárica produce óvulos inmaduros y con defectos en la diferenciación. La infertilidad tiene como razón fundamental el factor masculino y sólo el uno por ciento se produce por fallo endocrino. El resto se debe, por una parte, a alteraciones genéticas, especialmente del cromosoma Y que pasa a los hijos varones y que viene acompañado de errores epigenéticos en su desarrollo embrionario; por otro lado, es consecuencia de fallos en la espermatogénesis.

Genotipo parental
El requerimiento de estimulación ovárica, con sus posibles alteraciones de la impronta parental, y las alteraciones de los espermatozoides potencian una combinación del genotipo parental deficiente para el complejo desarrollo embrionario del embrión generado.

Según Sánchez Abad, "la falta de comunicación del embrión en los primeros días de vida, cuando de forma natural debería recorrer las trompas de Falopio en su camino al útero, dificulta enormemente la anidación correcta. A su vez, consigue una baja inducción de tolerancia inmunológica, que está siendo activada por adición de los compuestos que fabrican en el diálogo molecular de esos primeros días. Este déficit de implantación correcta motiva la transferencia múltiple con el consiguiente riesgo de embarazos de más de uno o dos embriones".

En este sentido, Natalia López Moratalla, del Departamento Interfacultativo de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, en Pamplona, ha explicado la biología de la comunicación materno-filial. "Mientras recorre el camino hacia el útero, el embrión recién concebido libera diversas interleucinas que reciben los receptores específicos de las trompas de Falopio de la madre.

Como respuesta, las trompas producen varias sustancias: los factores de crecimiento, que permiten el desarrollo embrionario, y los factores de supervivencia, que inyectan la vitalidad que el embrión necesita porque durante los cinco primeros días no dispone de más energía que la guardada en el óvulo. Otro factor presente es el LIF, que hace posible que las células del embrión formen parte del sistema inmune en esta etapa de gestación de manera que el trofoblasto empieza a actuar como la piel del embrión".

La madre también sintetiza moléculas de superficie, las mucinas, que indican el recorrido que debe seguir por las trompas y el lugar donde debe detenerse para anidar. En ese lugar, la carencia de mucinas permite la interacción específica de integrinas-selectinas entre moléculas maternas complementarias de las que se encuentran en la piel del embrión.

'Cerebro materno'
"Las hormonas producidas en la gestación inducen en la mujer un intenso proceso neurobiológico natural que configura el que se puede llamar cerebro materno", ha afirmado López Moratalla, explicando que con el embarazo el cerebro de la mujer cambia estructural y funcionalmente al responder a las consignas básicas que recibe del feto. "Este vínculo se refuerza con el parto y la lactancia porque el contacto cuerpo a cuerpo potencia los circuitos neuronales más fuertes de la naturaleza. El conocido como vínculo de apego afectivo y emocional forma parte del proceso biológico natural del embarazo".

Otro de los riesgos de la fecundación in vitro, repasado por Sánchez Abad y con un menor reflejo en la literatura científica, es el de los retinoblastomas en los niños nacidos por esta técnica. "Un estudio publicado este año en Nature Clinical Practice Urology confirma que los efectos adversos, más que en las técnicas en sí están en el estado defectuoso de los genes y su expresión en los gametos". La inyección intracitoplasmática del espermatozoide (ICSI, en inglés) supone un nuevo bloque de riesgo. "Se ha descrito que el 6,1 por ciento de los que necesitaron ICSI para concebir tenían una reordenación cromosómica".

Por último, en opinión de Sánchez Abad, "la alarma creciente de neonatólogos y pediatras ante el riesgo de los niños generados in vitro de padecer enfermedades conlleva el deber de un examen riguroso de las consecuencias de aplicar la tecnología de la reproducción asistida".

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