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ESPAÑA
DESCONOCEN QUE PRESENTAN FACTORES DE RIESGO Y CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS CON LOS QUE DEBUTA LA ENFERMEDAD
El 9,3% de las muertes por ictus se producen en menores de 55 años
En los próximos quince años el número de afectados por un ictus aumentará significativamente en toda la población mundial. Y se espera, además, que la enfermedad debute en personas más jóvenes, según los actuales datos que ya han empezado a detectar esta tendencia. Conocer factores de riesgo y síntomas puede limitar la afectación.R. Serrano - Jueves, 29 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
Las enfermedades cerebrovasculares agudas o ictus constituyen la tercera causa de muerte en los países desarrollados, la primera de discapacidad física en las personas adultas y la segunda de demencia. A pesar de que los programas de prevención de factores de riesgo y los modernos tratamientos han contribuido a que la mortalidad haya descendido en los últimos años, la Organización Mundial de la Salud considera que en los próximos quince años la incidencia de la enfermedad aumente un 27 por ciento más.
En España el ictus es la segunda causa de muerte y cada año afecta a entre 120.000 y 130.000 personas. Uno de los datos mundiales epidemiológicos más preocupantes es que el trastorno aparece cada vez en personas más jóvenes, incluso de 35 y 40 años. Se calcula que la enfermedad afecta en España a unas 10.000-15.000 personas menores de 55 años de las que, según concluye el estudio Iberictus, fallecen el 9,3 por ciento.
Justificar los síntomas
Los hábitos de vida inadecuados aparecen como el factor determinante en el aumento del número de afectados jóvenes. "Cada vez hay más adultos jóvenes que, además de seguir hábitos que no favorecen a la calidad de vida, como la obesidad y el fumar, desconocen que son hipertensos o diabéticos, aspectos que favorecen el desarrollo de la enfermedad.
El ictus, al igual que ocurre con el infarto de miocardio, ya se está empezando a ver a los 40 años", ha indicado a DM Jaime Masjuán, de la Unidad de Ictus del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, y coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares (Geecv) de la Sociedad Española de Neurología, grupo que para celebrar el Día Nacional del Ictus, que en España coincide con el Día Mundial, ha organizado una iniciativa dedicada a este subgrupo.
El problema comienza cuando, además de desconocer que se es portador de factores de riesgo, se ignoran también los síntomas del ictus en personas jóvenes. "La creencia generalizada es que la enfermedad es de ancianos. Por eso, los jóvenes suelen demorar la asistencia hospitalaria achacando los síntomas a otras alteraciones de menor importancia".
El precio del retraso
Sin embargo, Masjuán ha recalcado lo importante que es la precocidad para el pronóstico: cada hora de retraso en una arteria cerebral obstruida se convierte en cuatro años de envejecimiento cerebral prematuro.
"En los infartos cerebrales existen 4 horas de margen de maniobra para realizar la trombólisis y obtener buenos resultados. Las hemorragias cerebrales, sobre todo las subaracnoideas, son frecuentes en jóvenes, y requieren tratamiento en fase aguda para que no resangren. En general, la ventana terapéutica se sitúa en unas 4 horas y media, dependiendo de la patología concreta. Sólo en centros especializados podría ampliarse hasta las 6 horas".
En este sentido, el especialista ha puesto de manifiesto el insuficiente y mal distribuido número de unidades de ictus en España. Actualmente hay 37 unidades de ictus funcionantes, pero menos de la mitad de las provincias españolas tienen una. "La mayor concentración se da en Madrid y Barcelona. Andalucía, Galicia y Castilla-La Mancha, por ejemplo, son algunas de las zonas peor paradas".
EL TIEMPO, UN FACTOR CLAVE PARA LA TERAPIA
El tiempo, según los especialistas que tratan ictus, es un elemento clave para esta alteración, ya que condiciona el tratamiento y pronóstico de la enfermedad, por lo que es importante conocer los síntomas:
-Pérdida de fuerza repentina en la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
-Trastorno repentino de la sensibilidad, sensación de acorchamiento u hormigueo de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
-Pérdida súbita de visión parcial o total en uno o ambos ojos.
-Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse y ser entendido por quien escucha.
-Dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente.
-Sensación de vértigo, desequilibrio si se acompaña de cualquier síntoma anterior.
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