Una terapia cognitiva puede funcionar a corto plazo en niños pequeños con trastorno obsesivo compulsivo
30/04/2014 - E.P.
La técnica está basada en el apoyo familiar y ya había sido demostrada su utilidad en niños mayores de cinco años
Científicos estadounidenses aseguran que utilizar una terapia cognitivo-conductual e implicar en ella a los familiares puede mejorar notablemente los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) en niños de apenas 5 años de edad.
Este tratamiento ya se sabe que funciona en niños mayores y adolescentes pero ahora los resultados de un trabajo publicado en la revista 'JAMA Psychiatry' ha demostrado que también puede ser una alternativa terapéutica a tener en cuenta en el 75 por ciento de niños más pequeños.
"Realmente creo que los resultados ponen de manifiesto que este modelo de terapia puede utilizarse como primera línea de tratamiento en estos niños", según ha reconocido la principal autora de este trabajo Jennifer Freeman, de la Escuela de Medicina de Alpert de la Brown University.
Las personas con TOC sufren una serie de comportamientos impulsivos que les causa angustia y les lleva a interrumpir su vida diaria. Así, en algunos casos, según ha explicado, una persona puede tener un fuerte miedo de que algo malo vaya a suceder a menos que realicen una determinada acción repetidamente.
Actualmente se estima que cerca de 2,2 millones de adultos estadounidenses se ven afectados por este trastorno cuyo origen aún se desconoce, y aproximadamente un tercio de los que desarrollan alguno de estos síntomas son niños.
En su estudio, los investigadores de tres centros estadounidenses seleccionaron al azar a 127 niños de entre 5 y 8 años y los dividieron en dos grupos.
Uno de estos grupos se sometió a una versión de terapia cognitiva basada en el apoyo de la familia, que hacía hincapié en la comprensión, la gestión y la reducción de los síntomas del TOC, que se lograba mediante una serie de ejercicios centrados en informar a las familias sobre el propio trastorno y explicarles cómo debían comportarse ante los síntomas de sus hijos.
A diferencia de la versión para los niños mayores y adolescentes, el TCC en niños más pequeños requiere una participación mucho más activa de los padres, que deben centrarse en orientar el desarrollo del menor.
El otro grupo de 64 niños se sometió a una terapia de relajación también basada en la familia, en la que se les enseñaban técnicas de relajación pero no se abordaba específicamente ni el trastorno ni los síntomas.
En ambos casos la terapia duró 14 semanas y al finalizar un evaluador independiente informó de que el 72 por ciento de los niños en el grupo de la terapia cognitiva habían mejorado mucho, frente al 41 por ciento del grupo de relajación.
Freeman dijo que en la evaluación tanto los niños como los padres informaron de una mejora significativa en su día a día. Por ejemplo, los comportamientos impulsivos de los niños se reducían e interferían menos en sus quehaceres diarios y, cuando los síntomas aparecían, su intensidad también era menor.
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